Votos y virtudes en la Congregación de la Misión

Inculturacion del carisma vicenciano

votos y virtudes en la congregacion de la mision

P. Hugh O'Donnell, C.M.

Dos documentos recientes han alcanzado un nuevo nivel de apreciación hacia el significado y poder de los votos en la Congregación de la Misión y en la Iglesia. Son: "La Instrucción sobre la Estabilidad, Castidad, Pobreza y Obediencia en la Congregación de la Misión (1996)" y la "Exhortación Apostólica sobre la Vida Consagrada (1996). Ninguno de ellos, sin embargo, es inculturado, a no ser que consideremos el mundo en el que los documentos se han escrito para tener una cultura suya propia.

Ambos documentos se han beneficiado de la inculturación inconsciente procedente del proceso de consulta. De otra manera, la inculturación de los votos y de las virtudes están a la discreción de los niveles provincial, local y personal.

Transfiguración. El Papa Juan Pablo II usa la transfiguración de Jesús como el modelo de la vida consagrada. Es muy eficaz. Yo insinúo que es tan eficaz como una imagen de la inculturacion que es el fruto de vivir radicalmente los votos y las virtudes entre la gente. En la transfiguración, se tranfigura toda la existencia humana de Jesús en la gloria de Dios. Por los votos, la luz interior y la energía que emana del amor de Dios se incorpora en nuestro compromiso radical misionero visto, sentido y experimentado por otros. El resplandor y la gloria de la transfiguración deben más a la teología del Este (oriental) que a la del Oeste (ocidental). si bien su restablecimiento es en realidad bíblico.

Mi Planteamiento. Mi planteamiento sigue la distincción de Shorter entre aculturacion e inculturación. Aculturación es una experiencia gradual y con frecuencia desorientadora de llegar a casa (sentirse en la propia casa) en otra cultura. Inculturación es el fruto de una interacción consciente y libre entre dos diferentes culturas. En pocas palabras, es el fruto de un diálogo que casi siempre ni es estructurado ni reflexivo. En nuestro caso el dialogo podría implicar una cultura religiosa bien de la Iglesia o bien de la comunidad vicenciana o de ambas partes, en diálogo con la cultura civil en la que vivimos, trabajamos y predicamos el evangelio.

También he decidido hacer caso omiso del choque de cultura con nuestros votos. Más bien, he enfocado los votos y virtudes del misionero como el terreno de nuestra libertad para ser transformados y transfigurados en el entercambio entre los significados y valores del evangelio y los de la cultura en que vivimos.

Cruzar y volver. John Dunne ofrece en todos sus libros una imagen y método que capta la dinámica de un intercambio de culturas cruzadas, o dialogo, que conduce al conocimiento, al desafío,al enriquecimiento y frecuentemente a la transfiguracion. El lo llama "cruzar y volver". El cruza con empatía y con experiencia al mundo del otro, por ejemplo, en "La casa de Sabiduría", al mundo de la fe musulmana cuando visita "La Sophia en Estambul". Después de unas semanas, empezó a experimentar el poder absoluto religioso del "Un Dios Allah no Trinitario". Desde esa experiencia volvió a la experiencia de comunión con su mundo Trinitario del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. En ese cruzar y volver, él siente el cambio en sus sentimientos y en sus percepciones. Esto parece ser intencionalmente e intuitivamente la dinámica de inculturación.

Desde esta perspectiva, la inculturación es un gran don, porque respeta las diferencias y conduce a una unidad nueva y más profunda entre los cohermanos y la gente. Apreciación de diferencias conduce a respeto mutuo, a diálogo y a comunión. Paradójicamente, lo opuesto resulta también verdad: la unidad distingue. Nuestra propia identidad se profundiza y se mejora a través de la comunión.

Condiciones para un intercambio intercultural. Entre las actitudes y condiciones requeridas para cruzar y volver, creo que las cinco siguientes ofrecen una orientación muy valiosa.

Reverencia y respeto. La empatía necesaria para comprender y apreciar los valores y significados de la otra cultura exigen reverencia y respeto, que afortunadamente pueden ser percibidos por los otros. Moises se quitó las sandalias porque el lugar era santo.

Escuchar primero. El Papa Pablo VI en "Ecclesiam suam" dió suma preferencia a escuchar como la mejor manera de introducirse en el mundo del otro.

Un Verdadero Sentido de nuestra Propia Identidad. La inculturación de nuestro carísma pide un verdadero sentido de quiénes somos, como misioneros vicentinos, y para qué estamos. ¿Cuáles son nuestros carismas?. ¿Cuales nuestras obligaciones,... nuestras esperanzas.....y nuestra misión?. Ser conscientes de nuestra identidad es fundamental para cruzar libre y reverentemente al mundo del otro.

Afrontar las diferencias. El evitar las diferencias conduce a un inculturación anémica. La inculturación está en reconocer las diferencias entre nosotros y en estar dispuestos a compartirlas y en hablar sobre ellas en espíritu de verdad.

Contento de estar aquí. El proceso de inculturación tiene mucho que ver con el sentimiento. Si la gente siente que estamos contentos de estar con ellos y de estar entre ellos, la puerta para cruzar y volver permanecerá abierta.

Dos Reglas de China. Uno de nuestros cohermanos en la China Continental me dijo las dos reglas que han de observarse por los extranjeros que vayan a China. Este cohermano estaba en el noviciado el año 1949, cuando el ejército comunista tomó Beijing. Fue arrestado y tuvo que pasar los siguientes treinta años en la cárcel o en alguna otra forma de servicio obligatorio. Cuando fue liberado, recibió las órdenes del sacerdocio privadamente en su casa, y poco después fue ordenando públicamente en la Iglesia oficial. He sido testigo del trabajo admirable que ha hecho en uno de los seminarios de la China Continental. Era una verdadero padre para los Seminaristas y los sacerdotes jóvenes. Dada su larga experiencia en China, me dió estas dos reglas: menciona únicamente las cosas buenas (no vengas como un crítico) y ven como un hermano (no como un bienhechor) . Estas reglas recorrerán un largo camino hacia un cambio más profundo que conduzce a la inculturación.

Dos Mundos: El Este y el Oeste. La escala de valores de China y, en general, de Asia son al inverso del Oeste, al menos, de los valores de Norte América. En el Oeste, la ley es prioritaria, seguida por la razón y después las relaciones. En el Oriente, las relaciones ocupan el primer lugar, seguidas por la razón y por fin la ley. Cuando las relaciones son harmoniosas o están en órden, entonces se consigue mucho. En caso contrario, poco puede conseguirse, y el recurso Ocidental al argumento o a la ley significará muy poco para obtener la comprensión y cooperación.

Perseverancia: evangelizare pauperibus. Dos areas que prometen un intercambio profundo y significante entre la Iglesia/los Vicentinos y China tocante nuestra vocación de evangelizar al pobre. La primera concierne al pobre. Dos terceras partes de la China de hoy se componen de campesinos y labradores que son los pobres del campo. Ellos nos recuerdan nuestras raíces y nos desafian a entrar en su mundo. Pero, ¿qué sabemos nosotros de su mundo y de lo que es pertenecer al clan campesino hoy?. La segunda concierne a los valores que se sostienen sobre la verdad ética. ¿Cómo puede la proclamación del Evangelio de Jesús, como camino, verdad, y vida , llegar a relacionarse con la tradición erudita de la inteligencia y moralidad basada en las cinco relaciones de Confucius?. Ha habido, en este particular, un progreso asombroso en los diez últimos años. Chinos intelectuales han empezado a tomar un profundo interés en el Cristianismo, como un sistema de significados y valores dentro de la filosofía de una historia que está enrraizada en el pasado y abierta al futuro. Ellos no parecen estar abiertos al Evangelio como una relación a Dios, y por lo tanto, se les denominada cristianos culturales. Es en este nivel en el que el Evangelio y el carisma vicenciano necesitan la inculturación para tocar las fibras más profundas y más vivas del alma de china.

Estabilidad: toto vitae tempore. La cultura China fortalece y refuerza los valores encontrados en esta parte del voto. En China la gente toma la vista de las cosas a largo plazo y tiene el sentido de que el tiempo está a su disposición. Tienen una paciencia admirable. Pueden esperar un año, una década o un siglo, porque saben que algún día Taiwan llegará a estar unida a China. Los Chinos me recuerdan el dicho de San Vicente: Firmes en cuanto al fin, flexibles y gentiles en cuanto a los medios. El vivir en una cultura que honra la perseverancia y la paciencia, especialmente en la presencia de la adversidad y del sufrimiento, es una grcia extraordinaria para el evangelio y nuestras vidas. Estamos empezando a hacer inversiones a largo plazo en personal para el futuro de la misión de China. Si no podemos entrar, aquellos que vengan después de nosotros podrán. Yo pregunté a los cohermanos que pasaron veinte o treinta años en la cárcel o en campamentos de trabajos forzados qué era lo que les mantenía en pie. Con una cara de sorpresa respondían: Dios, su fe y sus compañeros. Cosa muy admirable en ellos es que no muestran ninguna amargura o rencor. Parece que no les ha afectado personalmente. Tienen el sentido de una tradición mucho más grande que ellos mismos.

Castidad. Conozco a un estudiante Chino que se convirtió al catolicismo hace quince o veinte años, y más tarde entró en el seminario y se ordenó. Su familia, que son Budistas y labradores por muchas generaciones, no podian entender y aceptar su decisión. El hecho de que se convirtió al catolicismo no era un gran problema, ni siquiera que fuese sacerdote. Lo que ellos no podían comprender era que no podría tener familia. Es un valor fundamental para ellos el poder tener descendencia y poder continuar la linea de sus progenitores.

En tiempos, cuando el mundo de valores espirituales aparenta estar muy distante, esta convicción asumida sobre la importancia de los hijos para la continuidad humana y familiar tiene un atractivo poderoso. En este contexto, es un desafío para nosotros llegar a lo más profundo de nuestro compromiso célibe para invocar nuestra vocación a la paternidad, a trevés de la cual transmitimos un nuevo nacimiento en el espíritu a gente que nosotros queremos como hijos e hijas. El celibato nos hace también miembros afectuosos de una gran familia de hermanos y hermanas por el hecho de llamarnos hermanos en las huellas de Jesús.

En cuanto a la familia, con relación a nuestra vocasión, la vida de Vicente nos ofrece tema de meditación. El averiguó en su experiencia que sacerdotes celosos, si llegaban a interesarse con demasía en los asuntos de sus familias, con frecuencia perdían su entusiasmo y celo. Por esta razón el rehusaba volver a su casa paterna después de 23 años de ausencia en 1623. Y cuando lo hizo, averiguó cuánto pesaba todavía sobre su persona y corazón el cometido de su padre de ayudar y sostenr a toda la familia, y cuán apegado estaba también a su familia. Unicamente las lágrimas amargas de los tres meses que siguieron fueron capaces de limpiar su corazón y de reorientar sus emociones.

Pobreza. Los Chinos estiman el dinero y las cosas, y no tienen ninguna de las ambivalencias Ocidentales hacia ninguna de ellas, si bien el sentimiento que estas palabras y realidades evocan son diferentes de las equivalentes en inglés. A la pobreza evangélica no se la considera como un valor, pero tampoco el ser pobre se considera una desgracia o signo de abandono divino, a lo Calvino. En mi observación, los Chinos son capaces de realizar cualquier trabajo, por humilde que sea, sin sentirse humillados ni pensar en su propia estima. Los Chinos, cuando tienen recursos, son generosos sin considerar quienes patronizan el proyecto. Yo no he descubierto todavía,la superficie de contacto cultural para la pobreza evangélica y misionera, excepto el decir que hay una gran libertad en aceptar la invitación a comer cualquier cosa que nos ofrecen cuando vamos a China y a dormir en cualquier rincón que nos brinda su hospitalidad. Cuando se tuvo contacto con las Hijas de La Caridad por prinera vez después de un espacio de treinta años, ellas estaban empeñadas en pagar los gastos de los viajes del que las encontró, aunque ellas apenas si tenían recursos y el visitante tenía lo suficiente. La sencillez evangélica de recibir la limosna del pobre puede que sea para ellos la práctica más grande de pobreza evangélica.

Obediencia. Los Chinos han vivido durante toda su historia bajo el dominio de emperadores, caciques locales, y oficiales. Para ellos la obediencia es algo que lo dan por asumido. Al mismo tiempo tienen una manera de "marear la perdiz": you banfa. Nos dan lecciones en la práctica de obediencia flexible. La relación entre la Iglesia y Beijing es esencialmente una de autoridades conflictivas. La gente de Iglesia que es la más avanzada y la que encuentra oportunidades más fructíferas en el continente para facilitar el trabajo de formación, por ejemplo, es la que obtiene éxito en establecer relaciones humanas formales con las autoridades locales y nacionales. Si nos sentimos heridos por cuestiones de autoriad y no nos hemos curado con la práctica del voto y de la virtud de la obediencia, entonces estas relaciones seguirán con sospechas de desconfianza. La libertd que nace de la obediencia evangélica será la gran ventaja misionera en la relación con las autoridades de China y en el descubrimiento y creación de un camino que nos conduzca hacia adelante.

Las Virtudes Vicencianas. Los Chinos fomentan desde su propia tradición las virtudes de humildad, sencillez, mansedumbre, mortificación y celo. Estas son las características de un persona genuina y auténtica. Tal vez este tema merezca una ponencia distinta.

Una palabra final. La gente de China, en opinión de muchos, nunca ha estado tan abierta al Cristianismo como hoy. Las Iglesias han crecido en sus intereses de defensa. Su respeto por el Cristianismo se encuentra en tres niveles: como una filosofía de vida (una serie de sentidos), como una forma de vida (un sistema ético), y como una religión (una relación con Dios). Los votos y las virtudes pueden proporcionarnos una franqueza radical, libertad del imperialismo cultural y valor para un intercambio que nos conducirá a una inculturación del evangelio en cultura china.

(Traductur: Teodoro Barquín, C.M.)