La Familia Vicentina en el mundo

La Familia Vicentina en el mundo

por Benjamín Romo, C.M.

Delegado para la Familia Vicentina

11.VI.2001

Las ramas de un mismo tronco...

Los seguidores y seguidoras de San Vicente entran en el nuevo Milenio con una conciencia clara de ser la Familia Vicentina, especialmente por tres motivos:

  • Un origen común;

  • Una misión que compartimos todos: servir material y espiritualmente al pobre;

  • Un estilo de vida común, marcado sobre todo por la vivencia de la sencillez, la humildad y la caridad práctica y efectiva.

El Delegado para la Familia Vicentina

En el mes de noviembre de año 1998, el P. General, atendiendo a la petición de la Asamblea General, me llamó para colaborar en la animación de la Familia Vicentina. A partir del mes de enero del año siguiente inicié este servicio a los laicos a nombre de la Congregación. Servicio que consiste especialmente en mantener comunicación con las ramas de la Familia Vicentina y en hacer visitas de animación y formación en los países donde está presente.

Todo comenzó con Vicente de Paúl

Es bien conocida de todos nosotros la gigantesca obra que San Vicente organizó durante su vida, después de haber puesto en marcha hombres y mujeres, jóvenes y adultos, ricos y pobres de su tiempo. Fue todo un ejército de personas dispuestas a servir a Cristo en los pobres y a los pobres en Cristo.

San Vicente se puso en contacto directo con los pobres y a ellos envió a toda persona que la Providencia puso en su camino. Así, un buen día diría a Santa Luisa:

Vaya pues, señorita, en nombre de nuestro Señor. Ruego a su divina bondad que ella le acompañe, que sea ella su consuelo en el camino, su sombra contra el ardor del sol, el amparo de la lluvia y del frío, lecho blando en su cansancio, fuerza en su trabajo y que, finalmente, la devuelva en perfecta salud y llena de buenas obras.

Como a ella, San Vicente, desde aquel año 1617 y hasta su muerte, envió muchos sacerdotes, laicos, hombres y mujeres a servir a los pobres, porque en ellos está Jesucristo, y servirlos es amar a Dios de manera efectiva.

El carisma de San Vicente se ha perpetuado a través de los años. El Espíritu Santo sigue suscitando hoy servidores de los pobres desde el estilo vicentino: se trata de miles de laicos y consagrados que quieren vivir su fe entregados a Dios sirviendo a Jesucristo en la persona de los pobres, convencidos de que no podemos asegurar mejor nuestra felicidad eterna que viviendo y muriendo en el servicio de los pobres, en los brazos de la Providencia y en una renuncia actual a nosotros mismos, para seguir a Jesucristo.

Nuestras Constituciones

Las Constituciones de 1980, hablando del fin de la Congregación, apuntaron claramente a una misión que hoy se ha convertido en una tarea urgente. Dicen, en efecto:

Ayudan en su formación a clérigos y laicos y los llevan a una participación más plena en la evangelización de los pobres .

Por las Constituciones, estamos llamados a ofrecer formación a clérigos y laicos con una finalidad muy concreta y clara: llevarlos a participar de una manera más plena en la evangelización de los pobres. En esto se cumple lo que el mismo San Vicente decía: no me basta con amar a Dios, si no lo ama mi prójimo.

La Asamblea General de 1998

Los caminos de Dios están llenos de sorpresas para quienes se reconocen pobres y esperan todo de Dios. El Espíritu Santo, al final del pasado milenio, ha querido prepararnos para entrar al Nuevo con un espíritu renovado y con caminos nuevos para la misión. El Papa, en efecto, nos recuerda:

¡Duc in altum! Esta palabra resuena también hoy para nosotros y nos invita a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro: `Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre' (Hb 13,8).

En ese mismo sentido, el tema de nuestra Asamblea General del año 98 era: La Familia Vicentina en todo el mundo y los desafíos de la Misión en el Tercer Milenio. Durante ella se dieron experiencias e ideas nuevas: podemos mencionar la presencia y participación de los laicos vicentinos que hicieron oír su voz invitándonos a vivir en espíritu de Familia Vicentina, de colaboración, de formación en común, de participación y de carisma compartido.

Al final de la misma Asamblea, en la homilía de clausura, el P. General hizo un nuevo y claro envío misionero a toda la Congregación:

Vayan, digan confiadamente a los cohermanos que, con los miembros de nuestra familia, podemos ser una fuerza enorme al servicio de los pobres.

La Asamblea de 1998 nos envió a todos los miembros de la Congregación a colaborar con otros miembros de la Familia Vicentina, para responder juntos al clamor de los pobres. Nuestra misión no se agota en la entrega personal o comunitaria a los pobres, va mas allá y nos lleva a buscar formas concretas de incorporar a otros, hombres y mujeres, jóvenes y adultos para que ellos también, descubriendo la riqueza del carisma, sirvan a los pobres.

Después de tres años de camino, nos detenemos para tomar conciencia de tres realidades:

  • Los pasos que como Familia hemos dado en nuestros países;

  • Las posibilidades y oportunidades que tenemos hoy para difundir el carisma vicentino;

  • Los sueños de abrir juntos caminos que el Señor nos pide que recorramos junto a toda la Familia Vicentina.

Nos preguntamos entonces:

¿Cuáles de los pasos indicados por la Asamblea General de 1998 en relación con la Familia Vicentina, la provincia, las comunidades locales y los cohermanos han dado en mi país en los últimos tres años?

*****

Quisiera reflexionar con ustedes sobre las tres realidades antes mencionadas:

1. ¿Qué se ha hecho? Algunos datos de la realidad

a. En el plano de la colaboración

El deseo de interactuar entre todas las diferentes ramas de la Familia Vicentina es una realidad. Hay muchos signos que lo manifiestan, cito sólo algunos, como ejemplo:

  • Se organizan momentos para acrecentar el conocimiento mutuo;

  • Se favorecen los espacios para la reflexión y el estudio, relacionados con las distintas pobrezas de los países, en orden a buscar soluciones conjuntas que sean prácticas y efectivas;

  • Se organizan momentos de oración, reflexión y convivencia, a los cuales se han convocado los responsables nacionales, aprovechando la celebración de la fiesta de San Vicente en Familia. Éstos han sido vividos cada vez con más profundidad. Estas oportunidades han propiciado el conocimiento, la unidad, la formación y el apoyo mutuo en el servicio a los pobres;

  • Se ha creado en más de 20 países la Coordinación Nacional de la Familia Vicentina, lo cual ha permitido mayor conocimiento mutuo y ha creado condiciones para la formación en común y la colaboración;

  • Se ha creado en América Latina la Comisión Coordinadora de la Familia Vicentina. Su función es: servir de enlace entre las instancias directivas generales y nacionales, estimulando la unidad y la integración de las diversas ramas de la Familia Vicentina, para un mejor servicio a los pobres, respetando la identidad y autonomía de cada una ;

  • Se realizó el encuentro de la “Juventud Vicentina - Roma 2000”. Los jóvenes vicentinos, venidos de 50 países, se encontraron en Roma para vivir juntos una semana de formación vicentina, oración y convivencia;

  • Una oración común para toda la Familia Vicentina con el fin de expresar más profundamente el sentido de pertenencia ha sido elaborada y distribuida (http://www.famvin.org/oratio/).

b. En el plano de nuestra formación en relación con el laicado de la Familia Vicentina

Los laicos vicentinos piden de nosotros que les ofrezcamos formación. Ésta es su petición más clara y urgente.

Se han dado muchos pasos y muy positivos en este sentido. Menciono algunos:

  • Preparación del libro de “Espiritualidad para los laicos vicentinos”, que se está elaborando y al cual han aportado su riqueza algunas de las ramas de la Familia Vicentina;

  • Organización de seminarios de formación vicentina cuyos temas específicos están centrados en la espiritualidad y la acción vicentina. Programación de cursos sobre la Doctrina Social de la Iglesia;

  • Iniciativas conjuntas de formación vicentina, por ejemplo: Semana de Estudios de Salamanca, encuentros de formación a nivel de CLAPVI, grupos de animación vicentina en diversos países;

  • Incremento en los materiales de formación propios de una asociación que se comparten con otros;

  • La página web de la Familia Vicentina se ha convertido en un instrumento de información y de formación para los cohermanos, y también, en punto de encuentro en la formación de los miembros de la Familia Vicentina. El trabajo incansable del P. John Freund y del equipo ha sido digno de admiración;

  • Se ha elaborado el “Documento para Asesores AIC”, que está siendo de mucha utilidad ya que clarifica la ubicación del sacerdote o de la Hija de la Caridad de frente a los laicos;

  • Se ha preparado, en la misma línea del anterior el Documento, uno sobre “El Rol y las tareas de asesor / a de la JMV”;

  • Durante el mes de julio del 2002 se realizará el “Mes Vicentino para Asesores y Asesoras de los grupos laicos de la Familia Vicentina”;

  • Como respuesta a las inquietudes de formación para un mejor servicio, se realizó en la República Democrática del Congo un seminario para Asesores y Asesoras de los diferentes grupos de la Familia Vicentina en África.

c. ¿Cuáles acciones concretas a favor de los pobres?

  • La participación en proyectos comunes ha ido creciendo rápidamente en muchos países, y de una manera más natural y espontánea, como respuesta a un conocimiento y a una formación en común. No se pueden iniciar proyectos sin un camino de familia donde haya conocimiento, oración, reflexión y formación en común como base para la acción conjunta en proyectos de servicio a los pobres;

  • Proyecto sobre “La Globalización de la Caridad: Lucha contra el hambre”, nacido en la reunión de este año de las cabezas de la Familia Vicentina en París;

  • Ayudas en situaciones de emergencia (Mozambique y Centroamérica).

Nos preguntamos ahora:

¿Cuáles son los pasos que se han dado en sus países para la colaboración, formación y proyectos en común con la Familia Vicentina?

2. Algunos grupos, su realidad y sus proyectos

2.1. AIC

Realidad

  • Es la primera fundación hecha por San Vicente (1617);

  • Está presente en 50 países y cuenta con unos 260.000 miembros;

  • Durante los últimos años ha trabajado fuertemente en la auto-promoción de sus miembros, en llegar a los más alejados y en el trabajo organizado;

  • Tiene un lugar en el sitio Web de la Familia Vicentina: www.famvin.org/aic

Lema

Cambiar no es una opción, es una exigencia

Sus líneas de acción

Llegar a ser una presencia crítica y profética en la sociedad, un agente multiplicador de buenas noticias y una fuerza transformadora:

  • En la asociación

  • Frente a las pobrezas

  • En la sociedad

Solo a través de un espíritu de pertenencia más firme a la Asociación, de la experiencia del contacto directo con los pobres, y de la participación de toda la sociedad podremos contribuir a la acción internacional para eliminar la pobreza .

2.2. SSVP

Proyectos y esperanzas

  • Avanzar en la organización y profesionalización de la sede internacional: la SSVP está buscando una nueva estructura administrativa que espera tener funcionando en los próximos dos años en Roma;

  • Crear unos elementos básicos para la formación;

  • Intensificar la comunicación interna;

  • Elaborar un proyecto para ofrecer información y formación de la SSVP en lengua mandarín;

  • Crear de una intensa red de comunicación y de formación a través de la página web: www.ozanet.org

2.3. JMV

Realidad

La JMV está presente en 49 países. El mundo de la JMV ha visto un enorme crecimiento y organización en los últimos tres años. El trabajo de cohermanos e Hijas de la Caridad para impulsar esta Asociación ha sido muy significativo y valioso.

Logros

  • Asamblea Internacional - 2000 con dos resultados: elección del primer Consejo Internacional y elaboración del Documento Final;

  • Creación del Secretariado Internacional en Madrid (España);

  • Creación de la Página Web: www.secretariadojmv.org

Proyectos

  • Consolidar una estructura internacional;

  • Buscar caminos para la puesta en práctica del Documento Final de la Asamblea en todos los países;

  • Trabajar en la elaboración de programas y materiales de formación.

2.4. AMM

Realidad

  • Hay seis países con la Asociación organizada y reconocida;

  • Cuatro países están organizándose y elaborando sus propios estatutos nacionales;

  • Existe en muchos otros países en donde hay presencia de la Congregación y de las Hijas de la Caridad.

Proyectos y esperanzas

  • Encuentro en Roma (octubre de 2001) para asesores, asesoras y líderes laicos;

  • Se espera impulsar con fuerza la organización y la difusión de esta Asociación en muchos otros países;

  • Puede llegar a ser una Asociación más numerosa y con un potencial evangelizador de los pobres muy significativo;

  • Su propia página Web: www.amm.org

2.5. MISEVI

Realidad

  • Asociación reconocida oficialmente por la Iglesia en el año de 1999;

  • En el mes de enero de 2001 celebró su primera Asamblea General: participaron representantes de 16 países y los frutos fueron: creación de su primer Consejo Internacional y elaboración del Documento final.

Proyectos

  • Poner en práctica el Documento Final de la Asamblea;

  • Mantener comunicación con los países interesados en la creación de la Asociación;

  • Seguir trabajando para ofrecer a toda la Familia Vicentina posibilidades concretas de vivir la dimensión misionera del carisma vicentino;

  • Junto con la AMM esperamos ver nacer y crecer esta Asociación en nuestra Familia, ya que desde ella los laicos tendrán la posibilidad de impulsar fuertemente la dimensión misionera del carisma vicentino. Los jóvenes vicentinos necesitan de esta asociación;

  • Su propia página Web: www.misevi.org

El P. General decía a las Visitadoras de las Hijas de la Caridad reunidas en Roma:

Yo les animo a mirar al nuevo miembro de la Familia Vicentina, MISEVI, Misioneros Laicos Vicentinos. Tienen un estatuto para mandar gente a misionar países y ofrecerles sus servicios al pobre por 3 a 5 años. ¿Podrá MISEVI existir en cada uno de sus países?.

Nos preguntamos:

¿Cuáles son los grupos laicos vicentinos que existen en mi país? ¿Qué puedo hacer como Visitador para que se funden o se consoliden MISEVI y la AMM?

3. Desafíos

Viendo hacia el futuro y con deseos profundos de seguir impulsando nuestro trabajo con los laicos, seguramente encontraremos muchas tareas por realizar. Les invito a mirar cuatro realidades, entre otras muchas, que pueden existir y en las que vale la pena marcar el acento:

a. Vivir el carisma vicentino en el hoy y aquí de nuestra historia

El carisma es una realidad dinámica y viva, una luz interior que permite ver más allá, un impulso interior, una luz que hace visible una realidad que antes estaba escondida. El problema del carisma es que se viva desde el retraso y la nostalgia o desde perspectivas futuristas irreales y soñadoras. El acierto en la vivencia de los carismas, en cambio, es vivirlo en la hora exacta y en los lugares señalados por el Señor, y con los estilos adecuados que se requieran. Decía el poeta español León Felipe:

Nadie fue ayer / ni va hoy / ni irá mañana / hacia Dios / por el mismo camino que yo voy / para cada hombre guarda / un nuevo rayo de luz el sol... / y un camino virgen Dios.

La última Asamblea General nos invitaba a revisar nuestros proyectos apostólicos y nuestras estructuras comunitarias buscando con sinceridad caminos de conversión y de fidelidad a nuestro fundador. Necesitamos un lenguaje común, el de los pobres, que nos identifique con los laicos.

b. Impulsar con fuerza la formación

También el Documento de la Asamblea pasada nos decía:

Como integrantes de la Congregación de la Misión reconocemos la necesidad de un cambio de corazón, en orden a colaborar generosamente con los demás miembros de la Familia Vicentina, y reconocemos la capacidad y los dones de otros para trabajar por la extensión del Reino de Dios.

Esto significa, entre otras cosas, estar atentos para aprender de los laicos, escucharles, acompañarles, colaborar desde una mentalidad de Iglesia, “Pueblo de Dios”. La colaboración con los laicos y la fe en sus posibilidades y potencialidades exige de nosotros, misioneros vicentinos, actitudes de humildad y de escucha atenta para con ellos. Pide también ruptura con cualquier actitud clericalista que favorezca el paternalismo y la dependencia. Significa también desarrollar programas de formación sobre la espiritualidad misionera para los laicos, espiritualidad vicentina que impregne la vida familiar, social, laboral, cultural y política. Los laicos nos piden que les mostremos a San Vicente y su espiritualidad, que descubramos para ellos el privilegio de servir a los pobres.

c. Llegar al mundo de los jóvenes

Los jóvenes son una gran fuerza social y un potencial evangelizador en el mundo de hoy. Son una parte muy numerosa en la sociedad, especialmente entre los países pobres. Son muchos los jóvenes que van por la vida en busca de un sentido, con auténtica sed de Dios, con sed de esperanza. Todas las ramas de la Familia Vicentina, incluidos nosotros mismos, tienen un magnifico espacio para los jóvenes. Acercarnos a ellos y escucharles invitándoles a formar parte de nuestra Familia es algo posible y urgente.

Nuestro reto es crear nuevos grupos de las ramas de la Familia Vicentina, especialmente entre los jóvenes. Dejar en los jóvenes el sello de la dimensión misionera del carisma de manera que ellos sean también servidores y evangelizadores dentro de sus ambientes (escuela, universidad, mundo del trabajo, misiones ad gentes). Somos invitados a buscar maneras concretas que nos permitan crear comunidades locales más abiertas a los laicos, especialmente a los jóvenes, desde las cuales podamos compartir con ellos momentos de oración y de apostolado-servicio entre los pobres.

d. Forjar en nosotros una mentalidad de colaboradores

El Espíritu nos está llevando por el camino de la unidad y de la colaboración como Familia, respetando la propia autonomía de las personas y de los grupos. Nuestro reto es actuar juntos contra las pobrezas, las desigualdades, las situaciones de injusticia que afectan a un alto porcentaje de la humanidad: los pobres. Actuar juntos para luchar contra las causas generadoras de pobreza, responsables del empobrecimiento de muchos a costa de la desmesurada riqueza de unos pocos. La Familia Vicentina en el mundo, unida, podrá crear una red mundial de lucha contra el hambre, la pobreza, la injusticia, la corrupción, la pérdida de valores éticos. La mundialización, la secularización y otros signos de los tiempos nos exigen respuestas en común que sean evangélicas, concretas y efectivas, de modo que nos lleven a transformar todo aquello que se opone al proyecto de Dios. La fuerza del carisma vicentino se va manifestando en los laicos y ésta es una revelación del Espíritu que estamos llamados a secundar. Evoquemos nuevamente las palabras del Santo Padre:

Se trata de continuar una tradición de caridad que ya ha tenido muchísimas manifestaciones en los dos milenios pasados, pero que hoy quizás requiere mayor creatividad. Es la hora de una nueva `imaginación de la caridad' que promueva no tanto y no sólo la eficacia de las ayudas prestadas, sino la capacidad de hacerse cercanos y solidarios con quien sufre, para que el gesto de la ayuda sea sentido no como limosna humillante, sino como un compartir fraterno.

Las palabras del P. General, pronunciadas tres años atrás, siguen siendo hoy urgentes:

Vayan, digan confiadamente a los cohermanos que, con los miembros de nuestra Familia, podemos ser una fuerza enorme al servicio de los pobres.

Originale spagnolo

SV I, 73-74 / ES I, 135-136.

SV III, 392 / ES III, 359.

C 1, 3o.

SV XII, 262 / ES XI, 553.

Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte, No. 1 (6 de enero de 2001).

En Vincentiana 42 (1998) 401.

Consejo Latinoamericano de la Familia Vicentina, Reglamento Interno, art. 3.

Estas frases están tomadas textualmente del “Documento para facilitar la aplicación de las líneas programáticas”, de la AIC, marzo de 1999.

Robert P. Maloney, C.M., Conferencia a las Visitadoras de las Hijas de la Caridad, Roma, mayo 19 de 2000.

En Vincentiana 42 (1998) 390. XXXIX Asamblea General de la Congregación de la Misión, Documento Final, Convicciones (No. 2).

Íbid. Compromisos (No. 1), p. 392.

Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte, No. 50 (6 de enero de 2001)

En Vincentiana 42 (1998) 401.

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