Informe sobre el Centro Internacional de Formación San Vicente de Paúl

Informe sobre el

Centro Internacional de Formación: San Vicente de Paúl - C.I.F.

por John Rybolt, C.M.

Director del C.I.F.

11.VI.2001

Hace unos meses, los dos directores de los programas del C.I.F., Juan Julián Díaz Catalán y este servidor de Uds., recibimos una carta de un cohermano que había hecho el curso de Formación Permanente. Escuchar esta carta es una buena forma de empezar esta presentación:

Quiero expresar mi agradecimiento a los dos por la experiencia admirable en el C.I.F. Disfruté mucho mi estancia en París y en el Curso. Lo encontré relajante, muy formativo, rico en espíritu de oración, y me proporcionó una verdadera sensación de entusiasmo para mis próximos ministerios... Cuando llegué de vuelta a mi provincia, fue todo un placer el poder compartir con mis cohermanos las experiencias vividas durante el curso. Compartir mis propias experiencias con los demás cohermanos del Curso en París fue un verdadero privilegio, así como también con aquellos que no habían tenido este privilegio de participar en los cursos del C.I.F. Los meses pasados en el C.I.F han sido una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida de comunidad. Me han proporcionado la oportunidad de reflexionar en mi ministerio y en mi vocación, me han dado la oportunidad también de compartir y de escuchar las experiencias y ministerios de otros vicentinos, y lo que es más importante, me han dado ocasión de llegar más cerca y de profundizar en el carisma e historia de Vicente y de la Congregación... He vuelto renovado y con una mente abierta sobre lo que significa servir al pobre de diferentes maneras como un vicentino.

Como esta no es la única carta que hemos recibido en este tono, los dos tenemos una gran sensación de confianza de que se ha encontrado una buena fórmula para continuar la formación permanente en la Congregación.

1. Estadísticas

Posiblemente estéis interesados en algunas estadísticas que resuman el número de participantes, el número de sesiones, el número de ponentes y el número de provincias que han enviado cohermanos a los cursos:

Cursos

Sesiones

Participantes

Provincias

Formación Permanente, 1994

13

293

47

Herencia Vicenciana, 2000

3

56

24

Especializados en

Vincencianismo

--

--

--

Entre los participantes en el de Formación Permanente están incluidos cuatro miembros de la Congregación Vincenciana (India). Entre los participantes en el Curso de Herencia Vicenciana está incluido un miembro de los Hermanos de Nuestra Madre de la Misericordia (Países Bajos).

2. Historia

¿Dónde encontramos el origen de estos cursos?

Creo que la idea de la formación permanente para la Congregación empezó en tiempos de San Vicente de Paúl. En la primera Asamblea celebrada en vida del Santo Fundador, en octubre 1642, leemos el siguiente párrafo:

Luego la Compañía resolvió dos cosas: la primera, que en adelante se haría una segunda probación; que esta probación se haría en San Lázaro, o en otra parte, donde el superior general lo indicase; que no se haría hasta 6 ó 7 años después del seminario, por espacio de un año, aunque el superior general tendría siempre la facultad de retrasarla algún año más o abreviar el año de esta probación, como lo juzgue conveniente para el bien de los individuos y las necesidades de la Compañía (SV XIII, 295 / ES X, 360).

Aunque su deseo y el deseo de la asamblea era muy claro, el tiempo no estaba maduro para realizar tal programa. La Asamblea habló sobre este tema, pero los miembros se vieron obligados a admitir que el tiempo todavía no estaba maduro. La Asamblea de 1711, sin embargo, creyó que el tiempo propicio había llegado, y en consecuencia el P. Jean Bonnet, Superior General de 1711 a 1735, decidió, con el consentimiento de su Consejo, empezar dicho programa el 15 de agosto de 1712, en Saint Charles, anteriormente seminario en la propiedad de San Lázaro. Diez cohermanos participaron en este programa durante nueve semanas, y al final, el P. Bonnet indicó que tanto él como el resto de la Comunidad de San Lázaro estaban muy contentos y edificados. Este seminario de renovación, como se llamaba, continuó por varios años, a pesar de que por dificultades financieras en Francia hubo que cerrarlo. Parece ser que no tuvo mucho éxito, si bien pidieron varias veces hasta el año 1786 que se abriese de nuevo.

Pasaron varias generaciones y se sucedieron múltiples crisis hasta que la Asamblea de 1992 decretó que se abriesen de nuevo estos cursos. Como resultado de esta decisión, el P. Maloney inauguró este Centro de Formación en otoño de 1994. En la Asamblea de 1998 se hicieron varias modificaciones con el fin de abrir cursos ya realizados con éxito para cohermanos de más de 50 años de edad.

3. Programas

El resultado de todo esto es que en la actualidad el C.I.F., (Centro Internacional de Formación San Vicente de Paúl) tiene funcionando dos programas, y uno de ellos con un plan bien definido. El primer programa es el Programa de Formación Permanente, diseñado para cohermanos entre las edades de 35 y 50 años y con una experiencia de cinco años desde su ordenación sacerdotal o desde su profesión en el caso de los Hermanos. El segundo programa, Herencia Vicenciana, recibe a los cohermanos de más de 50 años. El participante más anciano en tres secciones que se han tenido hasta la fecha ha sido uno de 83 años. El tercer programa, Expertos en Vicencianismo, está destinado a aquellos cohermanos que desean concentrarse en algunos aspectos particulares de los estudios vicencianos, especialmente con vistas a un futuro trabajo en la formación. Tal vez podamos contar con el primer cohermano para este programa en el mes de septiembre próximo.

Los fines de estos programas están bien definidos en los Estatutos del C.I.F. El primero, Programa de Formación Permanente:

a. Misión

El Centro Internacional de Formación San Vicente de Paúl (C.I.F.) ofrece un programa de formación permanente para los miembros de la Congregación de la Misión, con el fin de ayudarles a obtener el objetivo del seguimiento de Cristo Evangelizador de los Pobres. El Centro intenta también promover el conocimiento mutuo entre los miembros de la Congregación de la Misión y entre los otros miembros de la Familia Vicenciana, la unidad de la Congregación de la Misión, en perspectiva internacional, y la colaboración interprovincial.

El Programa de Formación Permanente Vicenciana va dirigido en primer lugar a los miembros de la Congregación de la Misión, pero, de vez en cuando, pueden ser admitidos como participantes miembros de otros grupos que comparten el carisma vicenciano.

b. Diseño del Programa de Formación Permanente Vicenciana

El Programa de Formación Permanente Vicenciana incluye los siguientes componentes: disciplinas académicas, estudio personal, investigación, enseñanza, el desarrollo de la vocación y ministerio de los participantes, celebraciones litúrgicas, tiempo de oración y de retiro, la experiencia de la vida de comunidad, y visitas a los lugares vicencianos. El programa dura 14 semanas.

El segundo, Programa de Herencia Vicenciana, tiene la misma misión que el Programa de Formación Permanente, pero está diseñado para algo diferente:

c. Diseño del Programa Herencia Vicenciana

El Programa de Herencia Vicenciana incluye los siguientes componentes: conferencias sobre Vicente de Paúl y la Congregación de la Misión, lectura y estudio personal, el desarrollo de la vocación y ministerio de los participantes, celebraciones, tiempo para la oración, la experiencia de la vida de comunidad, y visitas a los lugares vicencianos. El Programa dura 4 semanas. El Programa se ofrece en una sola lengua cada vez.

Es esencial en estos dos Programas la convicción de que los cohermanos han estado entregados por varios años al trabajo de la Misión en la Iglesia. Con frecuencia llegan al curso cansados y con ansiedad, ya que en muchos casos dejan por primera vez sus casas, sus propios países y sus trabajos. Necesitan entonces tiempo para el descanso y la recuperación, buscando tiempo para la reflexión y la meditación. La pieza clave de todas las charlas, las visitas a los lugares vicencianos, y todo lo demás, es la renovación personal en la Congregación de la Misión. La mayor parte de los participantes están de acuerdo con que se obtienen los objetivos señalados y que vuelven a sus destinos renovados y con nuevo vigor.

4. Finanzas

La cuestión de las finanzas siempre atrae la atención de los cohermanos, especialmente de los Visitadores y de sus procuradores provinciales. Los estatutos dicen:

Las provincias individuales asumen la responsabilidad de los gastos de los participantes. Estos gastos vienen de los pagos por la habitación, la pensión y el programa de estudios. Los gastos del Programa incluyen la ayuda económica a los directores y la compra y el repuesto del necesario equipo. El Curso se autofinancia a sí mismo en cuanto que no recibe subsidio regular de la Congregación de Misión para llevar a cabo su cometido.

Para continuar siendo autosuficientes, el C.I.F. tiene que administrar las finanzas con gran cuidado. Al principio el costo del Curso por cada participante era de 30.000 francos. Después de un año de experiencia, nos dimos cuenta que el esta cifra resultaba demasiado alta, y se redujo a 29.000 francos. Desde entonces el costo del Curso sigue el mismo. Sin embargo, a pesar de utilizar todos los medios para reducir gastos, no hemos podido mantener el equilibrio entre estas medidas de disminución de gastos y el aumento del costo en la Casa Madre por concepto de alimentación, transporte y provisiones. Además, ha comenzado a usarse en lo países de la Comunidad Europea el Euro como moneda obligatoria. Por esta razón, el Superior General ha fijado el precio por persona de 5.000 euros para el Curso de Formación Permanente, y de 1.500 euros para el Curso de Herencia Vicenciana. Estos precios serán entrarán en vigor el 1º de septiembre de 2001.

Estos precios resultan demasiado altos para bastantes provincias, en especial cuando se incluyen los costos de viaje, el dinero para pequeños gastos personales, y en alguna ocasión, el seguro especial de enfermedad. Para ayudar a las provincias a sufragar estos gastos, el P. Elmer Bauer, Ecónomo General, ha preparado una lista de seis páginas con información de agencias que ofrecen ayuda. El equipo directivo del C.I.F. no se encarga de buscar fondos para las provincias, en conformidad con los estatutos citados antes: Las provincias individuales asumen la responsabilidad de los gastos de los participantes. El C.I.F. tampoco ofrece becas. Sin embargo, la Curia General dedica cierta cantidad de dinero todos los años, unos 10.000 dólares, a estos cursos para ofrecerla a las provincias sin suficientes recursos. Estos fondos son únicamente para ayudar en casos de emergencia, y no deben de considerarse como ayuda regular y fija .

Aunque el equipo directivo del C.I.F. no asume la responsabilidad de recoger fondos, tenemos conocimiento de que varias provincias has mostrado una gran generosidad en ayudar a otras provincias para este fin. En el nombre de esas provincias que han recibido la ayuda, damos el más expresivo agradecimiento.

5. Conclusión

Para terminar, deseo mencionar dos asuntos especiales. En primer lugar, el equipo directivo del C.I.F. recomienda a los Visitadores que envíen a estos cursos únicamente a aquellos cohermanos que ofrezcan esperanzas de obtener provecho de los programas, especialmente de los programas de formación permanente. El C.I.F. no es un centro terapéutico, un lugar de último remedio para aquellos cohermanos que han fracasado en todos los destinos que han tenido. Los cursos del C.I.F. no se han diseñado para los cohermanos que se encuentran en período de crisis sobre si deben continuar o no en la Congregación. Tampoco son los cursos del C.I.F. un periodo de vacación o de turismo vicenciano. De nuevo repito que el fin principal es la renovación personal permanente dentro de la Congregación. Evidentemente, nadie es perfecto, y por consiguiente todos pueden sacar algún provecho de un programa de renovación. Sin embargo, un cohermano con problemas graves no debería ser lanzado al montón de los otros que participan en el curso. Al contrario, tenemos la experiencia de que uno de los mejores resultados del Curso ha sido el que entre los participantes se sienta una situación de “igualdad” para compartir entre ellos mismos. Estos hombres, generalmente entre los 30 y 40 años, han tenido una experiencia amplia, y ordinariamente son testigos magníficos de su compromiso con los fines de la Congregación de la Misión, siguiendo a Cristo Evangelizador de los pobres. Es mucho más útil para ellos el emplear su tiempo y energías con otros que, como ellos, pueden sacar provecho del Curso.

En cuanto al futuro, hemos programado ya las sesiones del Programa de Formación Permanente y del Programa de Herencia Vicenciana hasta el año 2004. La próxima Asamblea General nos podrá sugerir medios para obtener mejorías y cambios. Uno de estos podría ser una ampliación generalizada a participantes pertenecientes al laicado vicenciano y a otros grupos que comparten el mismo carisma. Además, creo que los cursos del C.I.F. deberían mantener una comunicación más estrecha con el redactor de “Nuntia” para informar a toda la Congregación y a otros sobre el trabajo realizado en París.

¡Gracias por su apoyo a la formación permanente!

(Traducción: TEODORO BARQUÍN, C.M.)

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