Colaborando en la formación para la evangelización. La Razón de ser de la Congregación de la Misión y el Apostolado en los Seminarios de California, U.S.A.

Colaborando en la formación para la evangelización

La Razón de ser de la Congregación de la Misión

y el Apostolado en los Seminarios en California, USA

Por Richard Benson, C.M.

En los últimos treinta años ha habido una gran discusión en la Pequeña Compañía sobre la comprensión común, o no, del finis o "fin" de la Congregación de la Misión. Más exactamente algunos se han preguntado si la Congregación tiene un "fin" o "fines". Mientras que esta cuestión puede todavía interesar a algunos, para la mayoría ha sido resuelta a la luz de una exégesis de los escritos Vicencianos y de una investigación histórica, que aunque dejan algún espacio para cierta ambigüedad, llevan a la conclusión general de que, para Vicente, no hubo nada más que una sola razón de ser para la comunidad, la evangelización de los pobres.

¡Que gran motivo para que nuestra compañía se llene de confusión al ver que nunca ha habido ninguna otra compañía, pues esto es inaudito, que haya tenido la finalidad de hacer lo que nuestro Señor vino a hacer al mundo,; anunciar el evangelio a los pobres solamente, a los pobres abandonados: Pauperibus evangelizare misit me! Pues esta es nuestra finalidad, fijaos bien, de lo que Dios ha querido desde hace poco dejar como un monumento en la compañía y un memorial para la posteridad. (SV XI, 323).

Esta declaración difícilmente es un rechazo, o incluso una disminución, de la validez del apostolado de los seminarios para los Misioneros de la C.M. Históricamente es obvio que los seminarios eran un elemento esencial de la singular misión con los pobres dado que, ellos permitían la estabilidad y continuidad de la misión suprema de la Congregación, trabajando en la Iglesia diocesana formando a quienes serían párrocos. San Vicente mismo, explica esta lógica en una carta al Superior de Agen (1654):

Sobre lo que me pregunta de cómo se cumple el cuarto voto, que se refiere a dedicarse a la salvación de las pobres gentes del campo durante toda la vida, si uno sólo trabaja en los seminarios, le respondo que se cumple, primero, en disposición de espíritu, estando preparados para ir a las misiones a la menor señal que se nos haga; y en segundo lugar porque trabajar en la formación de buenos párrocos y de buenos eclesiásticos, que vayan luego a instruir a los campesinos y a exhortarles a una buena vida, es trabajar mediatamente por la salvación del pobre pueblo del campo; por lo menos hemos de tener esa intención y esa esperanza. (SV, V, 77).

Stafford Poole, C.M. nos recuerda que fue precisamente el apostolado en el seminario lo que condujo a la Pequeña Compañía a los Estados Unidos de América

La Congregación de la Misión llegó, a lo que es ahora la archidiócesis de Los Ángeles, California, en 1863 a petición del Obispo, Mons. Thadeus Amat, C.M., para la apertura del Seminario Menor diocesano. Sin embargo, el seminario no prosperó y pronto se convirtió en un colegio. No obstante, los cohermanos permanecieron en Los Ángeles y continuaron ejerciendo otros apostolados. Finalmente, en 1926, Mons. Cantwell, Obispo de Los Ángeles, abrió un Seminario Menor y la Congregación se comprometió a proporcionar el personal. Esta institución llegó a ser insuficiente y se construyó un nuevo seminario menor en San Fernando, California, en el que la Congregación continuó trabajando en la administración y proporcionando personal docente hasta 1974 en que la archidiócesis tomó a su cargo toda la responsabilidad hasta que, veinte años más tarde, se cerró.

El seminario mayor de San Juan, situado en Camarillo, a unos 100 km. al Norte de Los Ángeles, que pertenece a la archidiócesis de Los Ángeles, fue abierto por Mons. Cantwell en Septiembre de 1939, confiando a la Congregación la responsabilidad de su dirección y de proveer el personal. Comenzó con un programa de 6 seis años que complementaba los 6 años del seminario menor, en 1961 el programa del seminario de Camarillo se amplió a 8 años para impartir el Bachillerato en filosofía y un master en Teología de cuatro años.

Mientras que hasta hace poco nuestros misioneros eran, principalmente, si no exclusivamente, responsables del personal y de la administración de los seminarios de Camarillo, actualmente siguen trabajando en los seminarios en la administración y como pofesores en colaboración con la archidiócesis de Los Angeles. Miemtras ambos rectores son sacerdotes diocesanos, los dos vice-rectores son misioneros de la C.M. y los siete cohermanos, que trabajan a tiempo completo en uno, o en ambos seminarios, forman la quinta parte del total del personal formador.

Los cohermanos de los seminarios pertenecen a dos casas canónicas, una en el seminario (filosofía) y otra en el teologado. Los cohermanos están comprometidos en una feliz y mutua colaboración con sus 35 colegas. El personal del seminario está compuesto de sacerdotes diocesanos, religiosos no vicencianos de ambos sexos y laicos. La Providencia nos ha conducido a esta situación en la que el espíritu Vicenciano, en vez de disminuir, está floreciendo. Dos comunidades C.M. están insertas en esta diversidad de estudiantes y de docentes y el carisma de la comunidad sigue siendo todavía uno de los principios básicos de la formación. Ya sea enseñando en una clase, en la dirección espiritual o en tareas administrativas en un despacho, los cohermanos ofrecen la visión de Vicente de Paúl tanto a los estudiantes como al personal. En colaboración con este valioso personal formador se desarrollan al máximo los dones individuales de cada uno. Realmente el espíritu Vicenciano parece impregnarlo todo en el seminario, desde las maravillosas vidrieras de la capilla de San Vicente hasta los cursos de justicia social y las homilías predicadas por los cohermanos. La provincia C.M. patrocina anualmente una conferencia teológica con un tema Vicenciano para toda la comunidad del seminario, alumnos del seminario y el laicado de la archidiócesis. Anualmente se bendice y distribuye a toda la comunidad del seminario la Medalla Milagrosa. Y a la vez que los cohermanos intentan participar plenamente en la vida del seminario, también es normal tomarse algún tiempo juntos para un retiro y la oración.

Es cierto que, cuando se consigue un auténtico equilibrio, los cohermanos pueden encontrar en el ambiente del seminario, en colaboración con colegas no vicencianos, un feliz equilibrio entre la vida de comunidad y un eficaz apostolado. Cuando esto es así, la lógica del carisma Vicenciano se hace evidentemente clara y los cohermanos pueden decir con San Vicente, "En la Iglesia no hay trabajo mejor que el de la formación de buenos sacerdotes".

Coste, Pierre, C.M. Monsieur Vincent: Le Grand Saint du Grand siecle (énfasis mío)

Ibíd (énfasis mío)

"Ad Cleri Disciplinam: The Vincentian Seminary Apostolate in the United States" en THE AMERICAN VINCENTIANS, Rybolt, J.E. ed. (New York City Press, N.Y., 1988) págs. 97-162.