Vocación y Formación

INCULTURACIÓN DEL CARISMA VICENCIANO:

VOCACIÓN Y FORMACIÓN

P. Franciscus Hardjodirono, C.M.

Visitador de Indonesia

Carisma Vicenciano

Cuando se medita sobre el carisma vicenciano puede suscitarse una cuestión fundamental: ¿Cual es la nota característica que hace de una persona un Vicenciano? ¿Acaso el hecho de interesarse por los pobres y servirles le hace ser automáticamente Vicenciano? ¿Se es vicenciano cuando se hace todo lo posible para asemejarse a Cristo que está presente en el pobre? ¿Es acaso el discernimiento continuo de y la obediencia a la voluntad de Dios, o tal vez la adquisición de la humildad, sencillez, mansedumbre, mortificación y celo lo que le da esa identidad?. O...¿es acaso suficiente entrar en una Congregación inspirada por San Vicente para ser Vicenciano? ¿Quizás todas estas características en conjunto forman un vicenciano?

Nuestras Constituciones (Art. 6) indican el carisma que hemos heredado de San Vicente de Paúl: "El carisma de la Congregación comprende, por consiguiente, aquellas íntimas disposiciones del alma de Cristo que el Fundador recomendaba, ya desde el principio, a sus compañeros: amor y reverencia al Padre, caridad compasiva y eficaz con los pobres, docilidad a la Divina Providencia." (cfr. John P. Wilkinson, "CM and DC, the same Charism?", Vincentiana No. 1/1986, pp. 68-77).

El Proceso del descubrimiento del Carisma Vicenciano

¿Es posible para personas que proceden de diferente ambiente cultural, social, económico, político y educacional adquirir las formas específicas de San Vicente? San Vicente estaba totalmente convencido de que lo que él enseñaba y transmitía (Carisma) podría ser separado de su experiencia personal (física, psicológica, social, intelectual, espiritual). El carisma vicenciano es una forma de conocimiento práctico. San Vicente estaba convencido de la necesidad de desarrollar en sí una disposición semejante a la de Cristo y este convencimiento nació de su experiencia.

De la misma manera, si él estaba convencido de que su vocación era servir y predicar el evangelio a los pobres, y dejarse penetrar de las cinco virtudes, esta convicción debió adquirirla también en su experiencia personal. Por tanto, ¿es posible para personas de diferentes edades y culturas tener estas mismas experiencias?

Proceso de experiencia en San Vicente

1. Experiencias humillantes: No pudo obtener una parroquia rica; Se le acuso de robar; Se endeudó bastante; fue hecho cautivo por los piratas.

2. Un suceso interior que le horrorizó y le desafió (se trataba de una revelación privada que cambió su visión y la orientación de su vida y le dio un nuevo sentido). Una profunda inquietud (una conmoción interior) porque los pobres eran abandonados y porque ninguno se preocupaba de ayudarles.

3. Reflexión sobre su vocación: le hizo tomar conciencia y le llevó a dedicarse a los pobres.

4. Su reflexión sobre su visión personal de Cristo: Encarnado en los pobres. Cristo mostró interés y se preocupó de los pobres, fue llamado a predicar la buena nueva a los pobres, porque fue obediente a la voluntad de Su Padre.

5. Una voluntad férrea de llegar a realizar su disposición interior a través del apostolado. Misiones populares, confraternidades de caridad, formación del clero y de los laicos para servir a los pobres, etc.

6. Una voluntad fuerte para desarrollar y mantener eficazmente su espiritualidad: aprendiendo de sus experiencias con los pobres (los votos: estabilidad, castidad, obediencia y pobreza; las cinco virtudes).

7. Una voluntad fuerte para llevar a cabo la auto-formación permanente con el fin de servir eficazmente a Cristo en los pobres: Creación, innovación, manifestación de nuevas formas y métodos de servir a los pobres según las necesidades y los signos de los tiempos.

De esta manera, el carisma vicenciano evolucionó a costa de varias luchas por servir al pobre (física, psicológica, intelectual, social y espiritualmente). Diversas experiencias dieron énfasis a distintas facetas del carisma. En esta perspectiva, seguir a San Vicente significa tener valor para introducirse en la experiencia de una lucha, como hizo San Vicente. No hay atajos. Se llega a ser Vicenciano porque se llega a tener la misma experiencia fundamental, el mismo interés, la misma preocupación fundamental y la misma percepción de Cristo, y porque se tiene la misma voluntad de expresar el fundamento común en Cristo, la misma voluntad de guardar y garantizar la resistencia del espíritu por medio de los votos y de las virtudes, y la misma voluntad de pertenecer a un grupo que encarna el espíritu vicenciano. Heredar un carisma significa "apropiarse ese carisma" para sí mismo.

Inculturar el Carisma Vicenciano

Inculturar el carisma vicenciano significa regenerar dentro de las culturas locales la experiencia de lucha de San Vicente, para que a través del genio de las culturas locales, el mismo interés, percepción y voluntad de San Vicente pueda expresarse en formas nuevas apropiadas a las culturas locales. El proceso de inculturación se obtiene a través de, y debe salvaguardarse por, una reflexión tanto personal como comunitaria. "El tener la mirada de Cristo" y "el partir desde la experiencia de estar involucrado con los pobres" son las dos puertas principales de la inculturación.

Es muy posible que experiencias semejantes puedan generar valores semejantes también. Pero, es también posible que el mismo valor sea generado desde experiencias diferentes. La cuestión es ¿qué experiencias, en un contexto distinto de tiempo y de cultura, podrán generar los valores que sostuvo San Vicente? En el contexto Asiático, los Obispos son testigos de experiencias y valores que se asemejan mucho a los de San Vicente.

En efecto, la espiritualidad de la nueva forma de ser Iglesia es la espiritualidad de aquellos que ponen toda su confianza en el Señor. Es la espiritualidad de los sin poder. De los anawin. El renunciamiento y la sencillez, la compasión y solidaridad con todos, especialmente con los pobres, mansedumbre y humildad (cf. con las cinco virtudes: mortificación, sencillez, celo por las almas, mansedumbre y humildad) - virtudes fomentadas por una no-violencia activa - forman parte importante de las características que componen la espiritualidad que necesitamos, y estos valores evangélicos tienen un eco profundo en las culturas de Asia. Es la espiritualidad de la armonía. Expresa nuestra íntima comunión con Dios, nuestra docilidad a Su Espíritu (cf. con el discernimiento vicenciano de la voluntad de Dios), nuestro seguimiento de Jesús, mientras desafiamos las desarmonías de nuestro mundo Asiático. Nos aleja de formas de organización exterior, poder, y mera eficacia secular y nos conduce a formas de sencillez, presencia y servicio humildes (FABC V, 1990, n. 9.5 FAPA, pp. 288-289).

Por consiguiente, inculturar el carisma vicenciano significa estar dispuesto a ser evangelizado por los pobres. En el contexto Asiático, los valores culturales y la práctica religiosa de los pobres puede ser una fuente de riqueza para regenerar el carisma vicenciano. "Una vez que nosotros nos hacemos eco del pobre en su espiritualidad y discernimos sus valores y elementos, estos pueden ser apreciados y proclamados como valores evangélicos genuinos - sencillez de vida, auténtica apertura y un compartir generoso, conciencia comunitaria y lealtad familiar". (BISA VII, no. 11, FAPA, p. 232).

¿Cómo hemos de proceder para llegar a tal experiencia? ¿Tenemos el valor de entrar más profundamente en las mismas condiciones -tan intensas- experimentadas por los pobres y San Vicente?

Este reto presupone una apertura y un diálogo con la cultura local de los pobres, es decir, un diálogo cultural. Un verdadero diálogo cultural tiene lugar en las luchas por servir al pobre, y su interiorización en cada persona. Supone un continuo desafío para bregar con la lucha diaria de valores y de auto-reflexión ¿Tenemos el valor de explorar con más profundidad los valores locales relacionados con la fidelidad, celibato, obediencia, pobreza, humildad, mansedumbre, sencillez, mortificación, celo por las almas, siguiendo la voluntad de Dios, en las distintas formas que supone su seguimiento? ¿Tenemos el valor de permitir que la condición cultural penetre más adentro en nuestros casas? ¿Qué condiciones culturales?

Un esfuerzo intensivo para encontrarse con la cultura de los pobres e integrarse en ella, sería únicamente posible viviendo entre los mismos pobres. Esto significa un desafío radical a romper el muro que nos separa del pobre, cualquier clase de muro que sea. Como tal, varias incertidumbres se introducirán sigilosamente. ¿Somos suficientemente fuertes para sumergirnos en la incertidumbre de principios, como parte inseparable de la cultura de los pobres, y apoyarnos únicamente en la Divina Providencia? ¿Qué podríamos hacer concretamente en nuestras casas, precisamente para evitar crear un vacío profundo entre nosotros y la cultura de los pobres en el lugar en que estamos?

El Objetivo de Inculturar el Carisma Vicenciano en las Areas de Vocación y Formación.

El objetivo a que se tiende por este esfuerzo de la inculturación del carisma Vicenciano en las areas de vocación y formación - empezando desde la formación inicial hasta el final de la vida de cada uno - es ser un verdadero vicenciano. Es un proceso continuo, que debe ser reforzado por situaciones convenientes y por los principales medios de formación, tanto a nivel personal como a nivel de comunidad.

Significa también una confrontación continua de la vida Vicenciana con la espiritualidad de los "Anawim", que implica una purificación y un enriquecimiento continuos.

El proceso de vocación y formación Vicenciana

1. La promoción de vocaciones: la aspiración y la disposición de entrar al servicio de los pobres: Un programa de orientación en las obras de la CM que sirven directamente al pobre, v.g. misión popular, vivir en una parroquia rural, etc.

2. Proveer un ambiente conducente a adquirir una experiencia fundamental (experiencia del pobre). Para conseguir esto, podemos colaborar con otros grupos en conformidad con el objetivo de "formación inicial" (período de pre-seminario interno que sirve a la vez para una selección inicial): Experiencia de trabajo obrero en una fábrica, obrero de la construcción, vendedor de periódicos, etc.(ej, 6 meses). Esto no es solamente meterse en la situación del pobre, sino también en su cultura (física, psicológica, social, intelectual y espiritual).

Experiencia de trabajo en un instituto social como voluntario, cuidando de los pobres, marginados y minusválidos, (ej. por 6 meses).

3. Orientación en el proceso de una experiencia de vida cómo y en medio de los pobres (Período del Seminario Interno): para demostrar la presencia de motivación y fuerte impulso a servir a Cristo en los pobres como un medio de dar sentido a la vida.

4. Demostrar la preocupación por la situación de los pobres en el espíritu de estudio, especialmente en Cristología y ciencias sociales (Período de Estudios de Teología y Filosofía): Mostrar un mayor y creciente interés, y una reflexión más profunda sobre Cristo como el Evangelizador de los pobres, y para mostrar la raíz de la situación de la pobreza.

5. Toma de conciencia de la preocupación y compromiso de servir a los pobres en el campo pastoral. (Año Pastoral): Mostrar interés en la selección de actividades apostólicas que están directa o indirectamente relacionadas con el servicio al pobre.

6. Toma de conciencia de la preocupación de servir a los pobres en la Consagración por medio de los Votos y la práctica de las cinco virtudes. Desarrollando la creatividad para encontrar nuevas formas y métodos para servir a los pobres (Período de Diaconado y Post graduación): Crear las condiciones necesarias para la adquisición de la experiencia y reflexionar sobre la necesidad y en los valores de los votos y virtudes de la CM.

Descubrir y manifestar formas y medios capaces de relacionar las culturas locales.

Mientras tanto, se deben crear situaciones y condiciones reales que permitan la integración en la cultura de los pobres.

7. Destinar al cohermano a un trabajo teniendo en cuenta su formación permanente, la ayuda que puede tener por las condiciones de vida de la comunidad y otras facilidades de formación (cursos, estudios, retiros, etc.) a todos los niveles: Afirmación de nuestro ideal: designar al cohermano joven a un trabajo que esté directamente relacionado con los pobres y la realidad de la pobreza (ej. trabajo con los obreros, parroquia en lugar alejado, misión popular).

Innovación y creación: exponer al cohermano joven a un trabajo más complejo y a una población más heterogénea, con el fin de encontrar nuevas formas de servicio directo a los pobres (trabajo parroquial en un ciudad grande, "missio ad gentes").

Heredando el espíritu: asignar al cohermano a un trabajo caracterizado por la transmisión del espíritu (ej. apostolado de enseñanza, dar retiros, formador en los seminarios).

Y siendo testigo de testimonio a una edad más avanzada, sobre las experiencias pasadas: oración, virtudes, y fidelidad al carisma Vicenciano.

El rol de la comunidad en la formacion

Cada miembro es responsable de su propia formación como Vicenciano. Sin embargo, la comunidad tiene también un papel decisivo.

1. Animar siempre, dar oportunidades, encontrar formas de colaboración que capacite a los otros miembros a estar en contacto y a involucrarse en la "vida del pobre".

2. Proveer oportunidades de compartir actividades apostólicas (la experiencia del compromiso al servicio de los pobres).

3. Ayudar en el proceso de experiencia (discernimiento), para articular los valores encontrados en ella, confrontándolos con los valores del evangelio y con las experiencias de San Vicente.

(Traductor: Teodoro Barquín, C.M.)