Historia de la causa de beatificación y de canonización de Juan Gabriel Perboyre

Historia de la Causa de Beatificación y de Canonización

de Juan Gabriel Perboyre

por Giuseppe Guerra, C.M.

Visitador de Nápoles

Cuando hablamos de las Causas de Beatificación y de Canonización de los santos de nuestra Congregación, así como de las de las Hijas de la Caridad, es ya un leitmotiv recordar que los Vicentinos, en el pasado, han evitado siempre activar o iniciar Causas para obtener la canonización de sus miembros, y eso por una concepción de la humildad que no se ha permitido más que una excepción, para el Fundador, Vicente de Paúl, beatificado en 1729 y canonizado en 1737.

El Padre Chierottti, en el Summarium historicum (1974) de la Positio sobre el Siervo de Dios, Padre Marco Antonio Durando, ha expuesto la razón por la que no se quiso jamás iniciar ningún Proceso de Beatificación en la Congregación (p. XIV ss.). En la 18ª Asamblea General de 1835, la eventual presentación de la causa de beatificación del Padre Francesco Folchi, de la Provincia de Roma, fue unanimi voce reiecta... quia humilitati instituti nostri minus consentanea videtur... (sesión 8).

Y fue precisamente la Causa de Perboyre, iniciada juntamente con la de Clet, en 1842, la que vino a interrumpir esta mentalidad y a inaugurar un modo diverso de pensar, al que se refirió el Superior General, Padre Verdier, en su Circular del 1º de enero de 1931:

Con el tiempo, los puntos de vista cambian, y hoy, considerando la humildad como una de las virtudes más necesarias a nuestra Congregación, no creemos faltar a ella continuando, delante de la corte de Roma, las Causas de algunos de los nuestros.

Habían pasado apenas dos años de la muerte de Perboyre: su fama se difundió muy pronto. San Justino de Jacobis, en Eritrea (Diario II, 125), el 11 de septiembre de 1842, recordaba ya con gran devoción el segundo aniversario de la gloriosa muerte de su cohermano. El Cardenal Fransoni, Prefecto de la Congregación de la Propagación de la Fe, que había enviado a Justino al África, aconsejó al Procurador Vito Guarini que introdujera la Causa de Clet y de Perboyre.

Perboyre fue unido a la Causa de un grupo de mártires de 1798-1840, con Decreto del Papa Gregorio XVI, el 9 de julio de 1843. En un primer sumario aparece Perboyre en 1842 en el último número de un grupo de 41, así como aparece Clet en un segundo Sumario en el puesto 13º de otro grupo de 14.

En el número XXXVI de las Relaciones del primer grupo, se reporta la del Obispo Joseph Rizzolati, OFM, Vicario Apostólico de las provincias Hu-quang (28 de octubre de 1840), sobre el martirio de Perboyre. Y en el número XLIV la prodigiosa curación de una Hija de la Caridad, Antoine Vincent, en Constantinopla, en 1842.

Estas Relaciones y otros Documentos —con la dispensa del Papa del 10 de abril de 1842— sustituyen el verdadero y propio Proceso Ordinario, es decir, el que generalmente se hace en las Diócesis. Esta es una de las facilidades concedidas, habida cuenta de las especiales dificultades que impedían seguir ad litteram el camino previsto para las Causas de Beatificación. Como es bien sabido, del Breve de Urbano VIII de 5 de julio de 1634 (Caelestis Hierusalem cives) hasta la reforma obrada por la Constitución Divinus Perfectionis Magister del Papa Juan Pablo II (25 de enero de 1983), el camino de las Causas estaba erizado de dificultades y de procedimientos complicadísimos (se ha calculado un centenar de etapas por superar). Por eso, no obstante las facilidades dichas, la Causa de Perboyre, desde el principio hasta la beatificación (10 de noviembre de 1889) duró 45 años. Bastante rápida para el término medio de entonces.

En 1855 se pidió separar y acelerar la Causa de Perboyre, por la cantidad de la documentación, evidencia de testigos y gracias recibidas.

En las Animadversiones sobre la Introducción de la Causa, en la página 15, el Promotor de la Fe, Mons. Frattini, había quedado admirado de la fuerza de los documentos y de los testimonios sobre este campeón de la fe, y no pudo hacer más que pequeñas observaciones, infravaloradas por él mismo, acerca de la ortografía errada del nombre.

Se solicitó la dispensa del así llamado Proceso Apostólico, o sea de la segunda Encuesta que se había de hacer por mandato del Papa, como lo exigía un procedimiento normal. Se concedió que se hiciera un Proceso Apostólico en China, sobre la falsilla del Proceso Ordinario mencionado más arriba; y sobre todo que se valoraran los testimonios que se pudieran recoger en Roma con ocasión de la venida de algunos personajes de la China; estos se recogieron, en 1857, pero el Proceso en China se demoró, por lo cual la Comisión Antepreparatoria del 22 de julio de 1862 sólo pudo examinar la documentación antedicha.

Mientras tanto se había obtenido el Decreto sobre la Validez de las Actas precedentes, con fecha 20 de diciembre de 1860; el de non cultu, el 21 de febrero de 1861, y el de los Escritos, el 12 de septiembre de 1861. El 28 de febrero de 1861 se obtuvo también la dispensa de la norma que pedía 50 años de la muerte del Venerable para poder concluir sobre la heroicidad de las virtudes o sobre el martirio.

Sin embargo, la necesidad de completarlo todo con el Proceso Apostólico en China, implicó casi una interrupción en el camino. Pero la fama crecía siempre: después de la traslación de las Reliquias a París (1860), se hizo una más solemne colocación de las mismas en la Capilla lateral en 1879. Con ocasión del Reconocimiento de las Reliquias, el 2 de marzo de 1889, la Revista Annales de la Mission (44) 1889, pp. 319-333, hizo una recapitulación de estos sucesos.

Las gracias crecían; se llevó a cabo un verdadero y propio proceso para un milagro hecho en Versalles en 1866.

Finalmente, en 1870, en Hu-nam y Hu-pen (los dos Vicariatos en que se había dividido el de Hu-quang) se cerraron los dos Procesos pedidos, pero el resumen llegado a Roma se perdió; el Postulador obtuvo una copia consignada allí en 1879, antes de que se encontrara el original en 1880.

Obtenida la validez el 2 de junio de 1881, se proclamó, el 25 de noviembre de 1888, en presencia del Papa, el Decreto final sobre el Martirio. El Superior General, Padre A. Fiat, asistió a la Ceremonia.

Firmado por el Cardenal Laurenzi (30 de mayo de 1889) el llamado Decreto de tuto (“se puede proceder con seguridad”), el Papa emanó el Decreto de Beatificación el 9 de noviembre de 1889. El rito de la misa se concedió como Doble Mayor, y el elogio del Martirologio, el 11 de septiembre, fecha de su muerte, reza así:

En China, el beato Juan Gabriel Perboyre, Sacerdote de la Congregación de la Misión, nacido en Puech, Francia, quien, habiendo tolerado con fortaleza y constancia muy crueles y prolongados tormentos por la defensa de la fe en Cristo, se asemejó en modo singular al divino Redentor; finalmente, estrangulado con unas cuerdas y colgado de un madero, consumó con el martirio la admirable inocencia de su vida.

Como es sabido, con el Oficio Propio, puesto al día en 1975 con base en la Reforma del Calendario Litúrgico, la celebración se hace el mismo 11 de septiembre. Una instancia para obtener el título de Patrono secundario para los 6 vicariatos chinos siendo sólo Beato, fue presentada por el Postulador Natale Barbagli en 1891, pero no se le dio curso.

La Beatificación

La ceremonia de la Beatificación, 10 de noviembre de 1889, se narra en Annali della Missione, 45 (1890) 27-32, que hace referencia al Monitore Romano del 12-13 de noviembre de 1890. En la Sala della Loggia estaban presentes su hermano Santiago, C.M. (contaba entonces 79 años) y su hermana Gabriella (Sor María, Hija de la Caridad, de 72 años), la otra hermana, Antonieta, también Hija de la Caridad, estaba en China.

La Revista Annali della Missione había seguido las varias etapas los años precedentes: en el dicho tomo 45 refiere todos los Triduos celebrados en honor del nuevo Beato; recordamos en particular el de Nápoles (4-5-6 de febrero de 1890) en la Casa Provincial de las Hijas de la Caridad, al que asistió su hermana Gabriela (Sor María), que después murió allí en 1896 y está sepultada en la misma Capilla de las Hijas de la Caridad.

Milagro a una Hija de la Caridad

El milagro que llevó a la Canonización del Mártir Juan Gabriel Perboyre (1802-1840), se obtuvo el mismo día de la Beatificación, 10 de noviembre de 1889: una Hija de la Caridad de Héberlé, diócesis de Malinas (Bélgica), Sor Gabriela Isoré, HC (n.1851 - m.1906), curada de una especie de parálisis diagnosticada primero como mielitis, después como lepto-meningitis espinal ascendente aguda, a los 38 años de edad.

La Hermana, llegada a una situación desesperada, invocó la intercesión del Beato con una Novena que, por sugerencia de la Superiora, Sor Giuseppina Hauff, había organizado, dirigiéndose a todas las Casas de la Comunidad de Bélgica; la novena terminaría el mismo día de la fiesta de la Beatificación, que tuvo lugar en Roma el domingo 10 de noviembre de 1889.

La Hermana había llegado ya a la inmovilización total, con un pronóstico infausto que preveía la muerte: el 9 de noviembre —dice el médico— ... había perdido yo toda esperanza de ver una mejoría en el estado de la Hermana. Su muerte me parecía próxima. En cambio, en la mañana del domingo Sor Isoré se levantó curada.

... fui entonces hasta la Capilla, abrí la puerta y grité: ¡o estoy loca o estoy curada! Como lo habían prometido ella y las Hermanas, hubo plegarias de agradecimiento y difusión del culto del Beato. La Hermana gozó siempre después de buena salud y volvió a su trabajo, hasta su muerte, acaecida en 1906. El médico debió reconocer: Para una enferma llegada al punto al que estaba reducida Sor Gabriela Isoré, se hubieran necesitado meses de un tratamiento activo para lograr una curación que sería quizás todavía incompleta.

El proceso se realizó en Malinas, Bruselas, en 1892: depusieron como testigos el médico que la atendía, doctor Boine, la Superiora, la protagonista y otros. Todo hacía pensar en un juicio favorable. Así escribía el Postulador, Padre Veneziani, al Padre General:

Como podrá ver Vuestra Paternidad por el catálogo de las Causas de Beatificación y Canonización tratadas en la Congregación de Ritos, que le mandé hace algunas semanas, la causa del Beato Perboyre es la que se encuentra más aventajada por la Congregación, juntamente con la del Beato Chanel. De modo que, si no sucede nada en contrario, para el próximo Jubileo papal, o a lo más para el 50º de la definición del Dogma de la Inmaculada, nuestro Beato mártir será, con el Beato Chanel, inscrito solemnemente en el catálogo de los Santos. Por ahora las cosas siguen bastante bien, un médico nombrado de oficio estudia la posición para dar el voto sobre los milagros. El Revmo. Promotor ha prometido darme pronto sus observaciones (De la carta del Padre A. Veneziani al Superior General: Roma, 11.06.1901).

Como le escribí otras veces a Vuestra Paternidad, el doctor Lapponi, Archiatro Pontificio, está convencido de que los milagros propuestos son excelentes. El abogado Morani, que es peritísimo en dicha materia, dice que la causa triunfará. (De la carta del Padre A. Veneziani al Superior General: Roma, 23.12. 1902).

Se habla de milagros aprobados, porque en efecto se habían sometido dos milagros; el otro era el de la curación de Sor Giuseppina Destailleur, sucedido en Francia, en Reims.

Pero hubo después algunas objeciones, o mejor, dudas lanzadas por dos médicos que se preguntaban si la “mielitis” diagnosticada no sería más bien debida a una enfermedad histérica, y por lo mismo funcional. A nivel de la Comisión Preparatoria, que se tuvo en 1903, se decidió proceder a ulteriores exámenes. El Papa concedió un nuevo examen más profundo de parte de dos médicos muy peritos.

Como hace notar el Postulador, Padre Bisoglio, en carta a la Congregación de Ritos (3 de junio de 1957): Por las investigaciones hechas no resulta que después de esta sentencia se haya expedido ningún acto. Él solicitó por lo tanto que se llevase a cabo el nuevo examen pedido.

Tenemos en efecto una Relación del Profesor Vincenzo LoBianco, sobre el milagro de Sor Gabriella Isoré (10.V.1959), en la que sustancialmente dice el Profesor que no sabría añadir nada más a cuanto ya dijeron los médicos en pro o en contra.

En 1991 nuestra Postulación General se concentró en el caso de Sor Gabriella Isoré, Hija de la Caridad, para ver si, a la luz de los modernos hallazgos científicos, se pudiera dirimir mejor la duda que había bloqueado en su momento la discusión: ¿se trataba de una enfermedad orgánica o funcional? Y la curación así como estaba documentada ¿se podía explicar naturalmente?

En una relación suya detallada, dos médicos actuales, peritos ante todo, interpretaron los documentos a la luz de los más avanzados conocimientos científicos, gracias a los cuales han podido excluir con certeza la enfermedad funcional (histeria); precisando que el diagnóstico que conviene al caso se debe llamar polirradicoloneuritis ascendente. El parecer de la Consulta de los Médicos, 17 de noviembre de 1994, fue que la curación se ha de considerar instantánea, completa y duradera, inexplicable según nuestros conocimientos científicos.

Importantes las fichas del Archivo de las Hijas de la Caridad (Casa Madre, en París, Rue du Bac), de 1887 a 1906, de las que se puede ver cómo la salud de la Hermana, antes grave, a partir del año del presunto milagro, 1889, ha sido siempre buena hasta la muerte, 1906.

La Consulta de los Teólogos tuvo lugar el 21 de febrero de 1995, la Reunión de los Cardenales, el 4 de abril de 1995. El Santo Padre aprobó el Decreto con el que el milagro fue definitivamente aceptado, el día 6 de abril de 1995.

La Canonización

Las últimas etapas que llevaron hasta el día de la Canonización siguieron el camino previsto por la Congregación de los Santos, llegando al Consistorio en que el Papa pregunta el parecer de los Cardenales, antes de proceder al último y definitivo acto de la canonización; el Consistorio se tuvo el 29 de enero de 1996.

Una crónica detallada del día de la Canonización y de las sucesivas Festividades se publicó en Annali della Missione y en Vincentiana .

El 1º de junio se celebró una Vigilia de Oración, presidida por el Superior General, Padre Robert Maloney, como preparación a la Canonización del día 2, en la Basílica de San Pablo Extramuros.

El domingo 2 de junio, en la Plaza de San Pedro, se tuvo la solemne Celebración, presidida por el Papa: junto con Perboyre se canonizaba al Beato Egidio María de San José Francisco Antonio Portillo (1729-1812), de la Orden de los Frailes Menores, y al Beato Juan Grande Román (1546-1600), de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.

En la homilía, el Papa habló también de otros mártires chinos:

A la memoria de Juan Gabriel Perboyre, que celebramos hoy, queremos unir la memoria de todos los que, en el curso de los siglos pasados, han sido testigos del nombre de Jesucristo en la tierra de China. Pienso en particular en los bienaventurados mártires de los que la canonización común, deseada por numerosos fieles, podrá un día ser un signo de esperanza para la Iglesia presente en el seno de ese pueblo, al que yo estoy muy cercano con el corazón y la oración.

Así acogía el Papa la petición que se le había hecho llegar de parte de muchos Obispos de la China, y efectivamente este anhelo se realizó cuatro años más tarde, el 1º de octubre del año 2000, en la jornada misionera del año jubilar, con la canonización de 120 mártires de la China, entre los cuales estaba nuestro Beato Francisco Regis Clet.

El día siguiente, lunes 3 de junio, después de la solemne concelebración eucarística en San Pedro presidida por Mons. Maurizio Gaidon, obispo de Cahors, Diócesis de origen de Perboyre, el Santo Padre habló aún en la Audiencia en la Sala Paulo VI, donde saludó a los obispos venidos de China, de Francia y de otros países, y en particular a Su Beatitud el Patriarca Stephanos II Ghattas, nuestro Cohermano, y al Superior General, Padre Robert Maloney.

El hecho de que en los primeros días de junio se hubiera organizado el Encuentro de todos los Visitadores del mundo en Salamanca (realizado en efecto del 4 al 15 de junio de 1996) hizo que todos estuvieran de viaje y por lo mismo que una grandísima parte de ellos pudieran participar en Roma en la Canonización, que fue así además una gran Asamblea de fieles, de Misioneros y de Hijas de la Caridad, de toda la Familia Vicentina del mundo.

(Traducción: JOHN DE LOS RÍOS, C.M.)

Roberto D'Amico, C.M., Historia de la Causa de Canonización de Francisco Regis Clet, en Vincentiana 45 (2001) 55-56.

Thomas Davitt, C.M., La Causa de Canonización de Juan Gabriel Perboyre, en Vincentiana 40 (1996) 108.

Annales de la Mission 44 (1889) 5-6; Oss. Romano del 26 de noviembre de 1888.

La traducción al italiano en Annali della Missione 54 (1948), Supplemento al n. 4-5.

Presenza Vincenziana 19 (1996) 23-26.

Dado que la normativa requiere un milagro sucedido “después” de la Beatificación, y la Hermana fue curada milagrosamente la mañana misma de la Beatificación, se pidió y obtuvo ad cautelam el Rescripto y el Indulto del Papa, el 15 de diciembre de 1994.

El P. T. Davitt ha notado justamente la cautela del Superior General, Padre A. Fiat. En las Circulares de aquellos años no hay ninguna alusión a la inminencia de la Canonización, ninguna desilusión por lo mismo cuando se desvanecen las esperanzas: a.c., en Vincentiana 40 (1996) 108.

Annali della Missione 103 (1996) 99-166: todo el número 3 está dedicado al nuevo Santo; Vincentiana dedicó el No. 2 y en No. 6 [40 (1996) 83-127 y 40 (1996) 438-463], a Perboyre, con ocasión de su canonización. Lo mismo otras Revistas y diarios que no citamos aquí.

Vincentiana 40 (1996) 448.

Roberto D'Amico, C.M., Historia de la Causa de Canonización de Francisco Regis Clet en Vincentiana 45 (2001) 54-61.

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