Las Hijas de la Caridad en Túnez

Las Hijas de la Caridad en Túnez

Grupo de Hermanas en Túnez

Provincia H.C. del Norte de África

Túnez, como todo el Magreb, es un país musulmán donde los cristianos son una pequeña minoría de extranjeros, en gran parte. La Iglesia echó aquí raíces en los primeros siglos. Cipriano y Tertuliano en Túnez, Agustín en Argelia, y otros muchos nombres célebres nos recuerdan su vitalidad. Los musulmanes llegaron allí en el siglo VII°.

Hoy día, la fe cristiana es respetada. La Iglesia es consciente de su pequeñez, de su pobreza de sus recursos y, al mismo tiempo, de su inmensa riqueza: la Buena Noticia de Jesús, de la que humildemente quiere dar testimonio y que es su punto de referencia esencial en el encuentro con los hombres y mujeres con quienes vive.

Las Hijas de la Caridad llegaron a Túnez en 1896, a petición de la Residencia General, para ocuparse de una guardería para niños de diversas nacionalidades. Hoy día, somos nueve Hermanas, repartidas en dos comunidades: una en Túnez y otra en un barrio periférico. No tenemos obras que sea propiedad de la comunidad, sino que participamos en la misión de la Iglesia trabajando en instituciones eclesiales (escuela, Cáritas al servicio de los emigrantes, servicio a personas ancianas extranjeras), en asociaciones tunecinas (ayuda a minusválidos, ayuda escolar, mujeres abandonadas) y en ONGs. extranjeras. Por falta de Hermanas, acabamos de dejar la atención sanitaria a domicilio.

La comunidad no tiene obras que le pertenezcan; la Iglesia local, si embargo, posee escuelas, centros de estudios y una clínica. El trabajo de las Hermanas, que son y siguen siendo extranjeras, se realiza siempre en una gran incertidumbre.

  • Las escuelas. Después de la independencia y el modus vivendi entre la Iglesia y el Estado, se pidió a la Iglesia que siguiera ocupándose de sus escuelas: 8 escuelas primarias, una escuela secundaria y tres escuelas técnicas. Todos los alumnos son tunecinos y musulmanes. Las escuelas siguen el programa oficial, y por lo tanto, la educación islámica. Son controladas regularmente. Dos Hijas de la Caridad trabajan en ellas. Algunos hechos:

  • Una tunecina comprometida, educada con las Hermanas, me decía: He aprendido a dar todo lo que puedo, a ayudar. Ahora no puedo hacer otra cosa, ¡es más fuerte que yo!.

  • Enseñar una lengua a los niños de 8 años, es ya ponerse en contacto con otra cultura, con personas diferentes, es comenzar a percibir que nuestra cultura no es única.

  • No es fácil poner en marcha un método activo cuando el sistema educativo, y quizá también el social y el religioso, induce a la repetición; pero no es indiferente el enseñar a reflexionar por uno mismo.

  • Asociaciones tunecinas al servicio de los minusválidos. Una hermana trabaja con los sordos, otras dos en una asociación de barrio con disminuidos múltiples. El objetivo es intentar conseguir los medios para que estas personas, tratadas con amor, salgan de sus casas, reciban, en la medida de lo posible, una formación, se les ayude a reflexionar por sí mismas, sean aceptadas en el barrio y en su propia familia.

  • Servicio a mujeres abandonadas con hijos. Se requiere hacer un lento trabajo con estas mujeres para que recuperen su dignidad, con sus hijos, y, cuando es posible, también con sus familias. Son muchas las mujeres africanas emigrantes en esta difícil situación y una Hermana ha respondido a la llamada de Cáritas para atenderlas.

Una de las conclusiones de nuestra Asamblea Provincial fue: “Inmersas en un medio ambiente musulmán, somos llamadas a vivir la Buena Noticia mediante el servicio corporal y espiritual de los pobres. Mateo 25 es una página del Evangelio que vivimos a diario. Es el mensaje evangélico universal que todo hombre puede recibir, cualquiera que sea su fe”.

(Traduction: Centro de Traducción. Hijas de la Caridad. París)

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