Carta sobre la Primera Asamblea General de la Juventud Mariana Vicenciana (Roma, 27 de septiembre de 2000)

27 de septiembre de 2000

A los miembros de la Congregación de la Misión

Mis queridos Cohermanos:

¡La gracia de nuestro Señor esté siempre con vosotros!

Hoy os escribo, con gran emoción, para hablaros de la primera Asamblea General de la Asociación Internacional de la Juventud Mariana. La celebramos aquí, en Roma, del 8 al 12 de agosto, justo antes de la Jornada Mundial de la Juventud. Vinieron delegados de 44 países, acompañados por Cohermanos, Hijas de la Caridad y otras personas que hacen de animadores espirituales de los grupos.

Fue una experiencia maravillosa. El ambiente fue muy positivo. Los delegados eligieron a la primera Presidenta Internacional y a cuatro miembros laicos del Consejo Internacional. Son éstos:

Gladys Abi-Saïd, Presidenta (Líbano)

Edurne Urdampilleta (España)

Gloria del Carmen Santillán Martínez (México)

Francisco José Lemos Pires (Portugal)

Ana María Jesús Escaño (Filipinas)

También aprobaron un documento con las Líneas de Acción que, en los próximos cinco años, habrán de ponerse en práctica en cada país. Os adjunto una copia sabiendo que os será de gran interés.

Dado que en la Asamblea estaban presentes como oyentes muchos Cohermanos, Hijas de la Caridad y otros animadores espirituales de nuestros grupos de jóvenes, el P. Benjamín Romo y yo mismo tuvimos la oportunidad de reunirnos con ellos para dialogar sobre su función. Al final de ese encuentro, acordamos redactar un documento que describa el ministerio de los animadores espirituales de nuestros grupos de jóvenes. Cada vez estoy más convencido de la importancia de esta función. El 64% de la población mundial tiene menos de 25 años. Nuestro ministerio al servicio de este grupo social es crucial para el futuro de la Iglesia y también para la extensión del carisma vicenciano en el mundo.

Nuestros grupos de jóvenes están creciendo rápidamente. Actualmente son cientos de miles de personas. Sólo en el último año, he aprobado los Estatutos Nacionales de 28 países. Otros países están en proceso de redactar sus estatutos. Existen grupos en todos los continentes y en los últimos años han experimentado un notable crecimiento, especialmente en Asia y África.

Los grupos de jóvenes, como sabéis, se nos confiaron al mismo tiempo que la Medalla Milagrosa. Catalina Labouré dijo al P. Aladel, su director espiritual:

La Santísima Virgen quiere que fundes una Asociación de “Hijos de María”. Tú serás su superior y a ti y a sus miembros se os concederán abundantes gracias.

En diversas ocasiones durante nuestra Asamblea, los jóvenes solicitaron nuestra ayuda para su formación. Ansían asimilar el carisma vicenciano más profundamente y crecer en la vivencia de la espiritualidad del Magnificat. Estoy convencido de que los jóvenes miembros de JMV pueden ser una fuerza poderosa para la evangelización y el servicio de los pobres en nuestros países.

Inmediatamente después de la Asamblea de JMV, tuve la dicha de participar, dentro del contexto de la Jornada Mundial de la Juventud, en nuestro Encuentro de Jóvenes Vicencianos. Del 14 al 20 de agosto, unos 1800 jóvenes vicencianos, en su mayoría miembros de JMV, SSVdP, AIC y AMM, se reunieron en Roma. Vinieron de 50 países. En un alegre clima de familia, compartimos momentos de formación, oración y conocimiento mutuo. Después, muchos me han escrito con gran entusiasmo contándome cómo esta experiencia les llevó a un conocimiento y a un compromiso más profundo con nuestro carisma vicenciano.

Todo esto no hubiera sido posible sin el trabajo y el apoyo de muchos Visitadores, Visitadoras, Hijas de la Caridad, Cohermanos y laicos voluntarios. Una Comisión Coordinadora trabajó durante más de un año en todos los preparativos. Estoy muy agradecido a todos cuantos contribuyeron tan generosamente al éxito de la Asamblea General y del Encuentro de la Juventud Vicenciana. Me gustó que los jóvenes miembros de nuestra Familia pudieran compartir tan intensamente su fe y su servicio de los pobres. En el plano personal, el encuentro fue, también para mí, una estupenda experiencia.

Quiero animar a los Cohermanos y a las Hijas de la Caridad de todo el mundo a crear tales grupos allí donde estén destinados y a ayudarles en su formación. También urjo a nuestros superiores provinciales y a las asambleas provinciales a hacer de la promoción y formación de nuestros grupos de jóvenes una de las prioridades fundamentales de cara al futuro. La Iglesia tendrá gran vitalidad en el tercer milenio sólo si ayudamos a los jóvenes a estar bien formados.

Vuestro hermano en San Vicente

Robert P. Maloney, C.M.

Superior General