Carta sobre el sitio Internet de la Familia Vicenciana (abierto el 6 de junio de 1998)

A los miembros de la Familia Vicenciana (1)

Queridos Hermanos y Hermanas:

La gracia del Señor sea siempre con nosotros.

Recientemente El Papa Juan Pablo II apremiaba a quienes usan la nueva tecnología a “incrementar la presencia de la Iglesia en Internet como medio de proclamar la Buena Nueva en

en lo que llamamos `Era de la Información' (Mensaje a Red de Información de la Iglesia en América Latina, del 3-6 Marzo de 1998).

Al inaugurar está página, deseo animar a los numerosos miembros de nuestra Familia Vicenciana a emplear bien este medio de comunicación. Hoy es muy importante compartir la información. Como señalaron los obispos en el Concilio Vaticano II, hace tomar conciencia de “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren”, (Gaudium et Spes, 1). Espero con toda confianza que, al intercambiar información e ideas creativas entre nuestra familia, podamos canalizar nuestras energías con más efectividad al servicio de los más necesitados, investigar las causas de la pobreza y planificar soluciones a corto y largo plazo.

En las próximas semanas, esta página comenzará a publicar un boletín de noticias sobre la Asamblea General de la Congregación de la Misión, cuyo tema es “La Familia Vicenciana en el Mundo y los desafíos de la Misión en el Tercer Milenio”. He pedido a las Provincias de Misioneros que establezcan una conexión Internet a fin de que puedan hacer uso de esta información, y una conexión e-mail a fin de que pueden estar en contacto entre sí y con la Curia General en Roma. Espero que todas las ramas de nuestra familia puedan igualmente aprovecharse de la información que se ofrece en esta página y de otras muchas páginas ofrecidas por los grupos Vicencianos.

El 20 de Junio, de 1647, San Vicente exclamó espontáneamente en una reunión del Consejo General de las Hijas de la Caridad: “¡Dios mío, desde luego!, es muy necesario comunicarse entre sí. Compartir todo. No hay nada más necesario. Eso es lo que une los corazones” (SV X, 773).

A esto sólo puedo responder: ¡Amén! Que así sea entre nosotros.

Su hermano en San Vicente.

Robert P. Maloney, C.M.

Superior General de la Congregación de la Misión

y de la Compañía de la Hijas de la Caridad

(1) Mensaje que figura al comienzo del sitio Internet abierto con ocasión de la Asamblea General de 1998, el 6 de Julio de 1998.