Una llamada al testimonio profético

UNA LLAMADA AL TESTIMONIO PROFÉTICO

Robert P. Maloney, C.M.

¿Se han encontrado Vds. con un profeta últimamente? Yo estuve con uno recientemente. Permítanme contarles mi historia.

Me levanté a las 4 de la mañana y caminé por las oscuras calles de una ciudad China. Yo iba unas 50 yardas detrás de mi guía, ya que no queríamos ser vistos juntos. Después de una milla más o menos, vi abrirse una puerta repentinamente. El guía entró muy deprisa. Cuando yo llegué a la misma puerta, se abrió de nuevo y entré yo también. Dentro, las cortinas estaban corridas a fin de que nadie pudiera vernos, y hablamos en voz baja a fin de que nadie nos oyera. Allí nos encontramos con una anciana de unos 85 años. Estaba contentísima de verme, el Superior General de su Familia Vicenciana. Ella se quedó en China hace 46 años cuando todas las Hermanas extranjeras fueron expulsadas. En aquel período seguramente se sintió muchas veces abandonada, pero permaneció fiel, llena de confianza en el Señor durante sus 20 años en prisión y en campos de trabajos forzados. Unos minutos después de llegar yo, llegaron cinco jóvenes al mismo apartamento. Quieren ser Hijas de la Caridad como ella. Vienen en secreto a recibir su formación que ella les imparte.

Yo me pregunté a mí mismo: ¿qué hará esta Hermana, que es casi ciega y sorda, para atraerlas? ¿La conclusión a la que llegué es esta: en realidad, no hacía casi nada, pero vivía con una enorme fidelidad, alegría y paz, llena de fe en la presencia del Señor. Ella fue y continúa siendolo, un testigo profético del evangelio.

La vida consagrada como profecía

El leitmotif de Vita Consecrata es que los votos son testimonio profético.

Los Profetas hablan en nombre de Dios. Interpretan la historia. Aplican la palabra de Dios a la realidad presente y con frecuencia juzgan sus faltas a la luz del Reino de Dios. Jesús es la culminación de los profetas. En él amanece el reino de Dios. Él proclama sin cesar: El Reino de Dios está cerca. Él llama a sus seguidores a anunciar la misma buena nueva.

La vida consagrada es también profecía. Proclama al mundo que el Reino de Dios está aquí. Es por el servicio del Reino por lo hacemos el voto de castidad, de pobreza y de obediencia. Es únicamente por nuestra fe y esperanza en el Reino, por lo que creemos que nuestros votos merecen la pena.

Más concretamente, los votos proclaman que el Reino de Dios nos hace libres. Los votos dicen: creed en el poder del Reino.

• Sean libres para ir adonde quiera que las necesidades del mundo de los pobres les llamen, en vez de agarrarse fuertemente a la seguridad de su propia casa o al trabajo que les gusta.

•Sean libres de compartir sus propias posesiones materiales con los pobres, en vez de almacenarlas para su propio confort.

•Sean libres para estar con los pobres en su lucha por la justicia, en vez de estar con los “poderes establecidos" que con frecuencia se aíslan de los problemas de los pobres.

•Sean libres para decir la verdad ante los problemas sociales de nuestro tiempo, en vez de estar preocupados por su propia imagen o tranquilidad.

•Sean libres para vivir unidos en comunidad como amigos que se aman, en vez de aislarse quienes son diferentes por nacionalidad, raza, clase, sexo, u otros factores que crean prejuicios.

•Sean libres para dedicar tiempo a la oración, en vez de creer que deben estar siempre “haciendo algo".

•Sean libres para discernir la voluntad de Dios con otros, escuchar bien, en vez de dominar o pretender tener el monopolio personal de conocer la voluntad de Dios.

•Sean libres de renunciar a una gratificación inmediata por otras meta más importantes, en vez de buscar solamente lo que te gusta aquí y ahora.

•Sean libres de testimoniar formas de amor que son más permanentes que la unión sexual, en vez de pensar en las relaciones sexuales como si fueran el único modo de amar.

Si vivimos con autenticidad los votos, ellos son una voz profética en el mundo. Desafían las tendencias que continuamente se repiten en la historia humana:

— el imperativo de que yo debo tener más.

— el impulso hacia relaciones sexuales sin compromiso o abusivas.

— el ansia de hacer todo lo que quiero, incluso si mi voluntad daña las vidas de los demás.

Algo asombroso acerca de la vida consagrada como profecía es que, no necesita ni siquiera usar palabras. No se debe decir casi nada. La profecía se proclama con nuestras vidas. El mensaje es asombrosamente claro, incluso misterioso —el reino de Dios está cerca. La vida consagrada dice a los demás: ¡ciertamente estas mujeres y hombres que viven la castidad, pobreza y obediencia y dan sus vidas al servicio de los pobres, creen profundamente en el Reino de Dios!

La verdad de la profecía

El poder de las profecías se basa en la verdad que enseñan. Capturan la atención de los oyentes porque le sorprenden. Por un lado, la verdad que proclaman no aparece inmediatamente evidente (“El Reino de Dios está cerca"), pero por otro, grita para ser creída (“¡Ved los signos! Ved la profunda fe, esperanza y amor de quienes entregan su vida entera al servicio del Reino").

Nuestros votos únicamente serán una profecía creíble, si los vivimos verdaderamente. La clave de la profecía es la fidelidad. Los votos son signos proféticos si se viven auténticamente hasta el fin. De otro modo, son un escándalo, una mentira, la historia de quien dio pero después quitó.

Un nuevo contexto

La misión de cada grupo debe ser “actualizada" en cada lugar y en cada era; de otro modo, el grupo se queda estático, y se marchita y muere.

Las cambiantes circunstancias de la sociedad hacen necesario que las comunidades ajusten su vida y misión continuamente. Los Papas recientes, sobre todo Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi y Juan Pablo II en Redemptoris Missio, y ahora en Vita Consecrata nos han recordado los nuevos retos con que se enfrentan quienes están dedicados a la misión de evangelizar. Hablan de:

•“nuevo areopagi"; es decir, nuevos sectores en los que el evangelio debe ser proclamado —tales como el mundo de la comunicación, la ciencia, y las relaciones internacionales--- especialmente cuando la Iglesia trata de promover la paz, el desarrollo humano y la liberación de los pueblos.

• nuevas formas de pobreza, distintas de las de otras épocas, que interpelan a los misioneros al intentar encarnar la opción preferencial de la Iglesia por los pobres.

•nueva evangelización: nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión.

•nuevos medios de comunicación que están a la disposición del Evangelizador para catequizar, predicar y enseñar, pero que también forman parte de la nueva “cultura de información" que está, ella misma, en una situación de necesidad extrema de evangelización.

Vivir los votos en norte américa

A la luz de estos nuevos retos, que han sido repetidamente señalados en toda una serie de documentos de la Iglesia, permítanme sugerirles cinco prioridades para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica en Norte América.

1. Una clara opción preferencial por los más pobres de los pobres. —Estos son en su gran mayoría mujeres y niños. Probablemente son de color, indios americanos o de origen hispano. El futuro de la vida religiosa depende de su servicio a las más profundas necesidades, no sólo a los de USA, sino a nivel global.

2. Contacto con la juventud. Organizando grupos, especialmente de jóvenes, que se unan a Vds. en su experiencia de Dios y en su servicio a los pobres. —El servicio a los jóvenes es hoy tremendamente importante. Los jóvenes son la Iglesia del futuro. Sin embargo, como todos nosotros, ellos respiran también el aire del individualismo que penetra la sociedad Norteamericana. Pero varios estudios recientes señalan que los jóvenes en Norte América buscan:

•una experiencia de Dios

•intensa vida comunitaria y solidaridad con los demás

•servicio explícito y a nivel mundial a los más necesitados

Quiero animar a los religiosos Norteamericanos a reunir a los jóvenes para orar, para apoyarse unos a otros en su vivencia del evangelio y para compartir la opción preferencial de la Iglesia por los pobres. Los grupos de jóvenes pueden adoptar muchas formas, dependiendo de las estructuras locales disponibles y de sus posibilidades, pero yo les urjo a todos a hacer de esta una de las prioridades de su misión.

3. Solidaridad con las mujeres en su lucha por la justicia. —Los mujeres están discriminadas en casi todas las partes del mundo. En Norte América la lucha por sus derechos es fuerte, articulada y a veces con amargura. Como en todas las luchas, puede haber reacciones extremas en todas las partes. Los temas reales se confunden a veces con los falsos. A veces nos falta encontrar las categorías adecuadas, la correcta distinción, incluso el vocabulario correcto para tratar estos problemas (como es el caso de los pronombres posesivos en inglés). El documento nos urge a “tomar las medidas concretas, comenzando por dar espacio a las mujeres para participar en los diferentes campos a todos los niveles, incluyendo el proceso de toma de decisiones, especialmente en asuntos que conciernen a la mujer". Implementar esta recomendación concretamente no será tarea fácil.

4. Promoción de vocaciones para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica —La falta de vocaciones en las comunidades de los Estados Unidos y Canadá es crítica. Y como toda enfermedad en estado crítico, se puede convertir en un caso de vida o muerte para la Iglesia en estos países.

Uno de los signos de nuestro amor a nuestra vocación y nuestra felicidad en ella es el animar a otros a unirse a nosotros en nuestra vida y misión común.

El mundo ha sufrido cambios dramáticos en los últimos 40 años. Anteriormente una cultura católica y la familia estable y estrechamente unida eran apoyo para las vocaciones a la vida consagrada. Hoy, por el contrario, muchas de estas estructuras que anteriormente apoyaban las vocaciones han desaparecido. Las familias son poco numerosas y con frecuencia rotas. La cultura “Católica" ha dado paso a la cultura de la “información" en la que los medios de comunicación inundan a los jóvenes con la proclamación de valores que tienen poco que ver con el evangelio. En tal contexto, nosotros no podemos permanecer pasivos. Las vocaciones no van a venir por sí mismas.

5. Penetrar el mundo de los medios de comunicación —¿Han visto Vds.Un muerto andando"? La película es sobre todo la conversación entre un prisionero y una Hermana. Susan Sarandon, que ganó el premio de la Academia, y Sean Penn, que fue nombrado para él, elogian encarecidamente su contacto con Sor Helen Prejean, C.S.J. que es la Hermana que visitó al prisionero en la lista de muerte en Luisiana. Ambos, la actriz y el actor, confiesan que ella ha producido un tremendo impacto en sus vidas. Los medios de comunicación pueden ser una fuerza poderosa para el bien, pero desgraciadamente, a veces, promueven valores que son hostiles al evangelio: violencia sin restricciones, sexo irresponsable o “irreal", la necesidad de tener siempre más y tenerlo inmediatamente, el derecho de hacer lo que se quiere incluso si mis propios deseos están en conflicto con los derechos, o a veces las vidas, de los demás.

Vita Consecrata sugiere, como lo han hecho otros muchos documentos recientes de la Iglesia, que debemos aprender el lenguaje de los medios de comunicación, que debemos saber como influenciarlos y cambiarlos, que debemos ser capaces de canalizar el poder de los medios hacia los auténticos valores humanos. Los Estados Unidos son, en cierto sentido, la capital del mundo de los medios de comunicación. En ninguna otra parte es este reto tan necesario como allí.

Los signos del profeta

¿Cómo reconoceremos a los profetas? ¿Cuales son los signos de que viven entre nosotros? Permítanme nombrarles brevemente cinco.

1. Los profetas irradian transcendencia —Si el profeta habla por Dios, con toda seguridad el signo más claro de la autenticidad de la profecía es que vemos a Dios en él o en ella.

2. Tiene un contacto vital con las tremendas necesidades humanas — “Los ciegos ven, los cojos andan, la buena noticia es predicada a los pobres". Los profetas, no sólo gritan para pedir justicia, caminan al lado de los pobres hacia la liberación.

3.Viven en solidaridad con los demás — En un mundo donde existe tantoindividualismo, el profeta proclama la co-responsabilidad, la familia, la integración, la unidad de la humanidad.

4. Es testimonio de sencillez de vida — Los profetas saben lo que es importante en la vida. Sus valores son claros. Buscan lo “único necesario". Todo lo demás es secundario. Por esta razón existe una maravillosa sencillez en sus vidas.

5. Comunican la alegría — La alegría, la paz del Señor brilla a través de los profetas. Cantan un nuevo canto. El Señor Resucitado resuena en sus palabras y en sus acciones. Son hombres y mujeres de resurrección y es el alleluia su canción.

Hermanos y Hermanas, el centro de la vida Consagrada es el testimonio profético del Reino. “Jesús está vivo" dice el profeta, “Él está aquí". La vida del profeta interpela al mundo a ver al Señor Resucitado.

Robert P. Maloney, C.M.

Asamblea General de la Unión de Superiores Mayores

Ariccia, Italia, 22-25 de Mayo de 1996

Cf. 1 Jn, 2, 16.

Cierto número de corporaciones están aprendiendo la lección a sus expensas. Incluso algunas que antes estaban pujantes están experimentando dolores de muerte porque no se ajustaron rápidamente a las cambiantes circunstancias económicas.

Tercio Millennio Adveniente, 57.

Redemptoris Missio, 37.

Tercio Mllennio Adveniente, 51; Sollicitudo Rei Socialis, 42.

Juan Pablo II. Discurso en la 19 Asamblea Ordinaria del CELAM, Haití, 9 de Marzo de 1983: discurso dado en Santo Domingo, el 12 de Octubre de 1984; Cf. Evangelii Nuntiandi, 63; Centesimus Annus, 5; Tercio Millennio Adveniente, 45.

Vita Consecrata, 99; Evangelii Nuntiandi, 45; Redemptoris Missio, 47.

D. Nygren y M. Ukeritis. El futuro de las Ordenes Religiosas en los Estados Unidos (Conneticut: Praeguer Press, 1993) 235, 244, 251.

Cf. Albert di Ianni, “Religious Vocations: New signs of the Times, " Review for Religious 52 (# 5; Septiembre-Octubre 1993) 745-763. También, Nygren and Ukeritis, op. cit., 251.

Vita Consacrata, 58.