Carta sobre las misiones en Europa del Este

Roma, 1 de Enero de 1995

A todos los miembros de la Congregación de la Misión

Muy queridos cohermanos:

¡Que la Paz del Señor sea con Vds. en este año nuevo!

Como Vds. saben, la Asamblea General de 1992, en su sexto compromiso (Nueva Evangelización, Nº 6) indica: “Nuestra Congregación se compromete a realizar por lo menos un proyecto misionero en el este europeo, como signo concreto de un esfuerzo comunitario a la nueva evangelización”. En respuesta a esta directiva de la Asamblea, empezamos una nueva misión en Albania en 1993. Ahora hay cinco cohermanos trabajando en colaboración con tres comunidades de Hijas de la Caridad. En Navidad he tenido noticias de ambos, los Cohermanos y las Hermanas. Ambos expresan una gran alegría en su nueva vida y misión. Al mismo tiempo, cohermanos de las Provincias de Polonia, Eslovaquia y Eslovenia han comenzado a trabajar en Ucrania, Bielorrusia y Lituania.

Mientras tanto, con la apertura gradual del Este de Europa, hemos recibido algunas otras llamadas. Después de examinarlas y reflexionar sobre ellas durante casi dos años, decidí, con los miembros del Consejo General, tener una reunión aquí en Roma el 5 y 6 de Diciembre con los PP. Karol Holubicki (Visitador de Polonia), Antón Stres (Visitador de Eslovenia) y Augustín Slaninka (Visitador de Eslovaquia), Milan Šašik (Secretario del Nuncio en Ucrania) y Kazimierz Stelmach, que hizo de traductor.

Dos fueron los principales motivos que me movieron a reunir este grupo para reflexionar sobre las llamadas que hemos recibido del Este de Europa. Primero, Dios ha bendecido a la Congregación con numerosas vocaciones en el Este, sobre todo en Polonia. Segundo, el conocimiento de uno de los idiomas del Este de Europa es una enorme ventaja para un misionero que vaya a esos países.

En nuestra reunión, me conmovió profundamente la generosidad de los Visitadores en su decisión a responder a las llamadas que hemos recibido. Por lo tanto, con gran alegría, hoy les comunico las siguientes decisiones tomadas en esta reunión:

1. En Septiembre de 1995, la Congregación abrirá una nueva misión en Charkib, en Ucrania.

2. Pensamos abrir en 1996, después de más estudio y negociación, una nueva misión en Siberia.

3. En 1996 o 1997, depende de las negociaciones para la adquisición de nuevo de nuestra propiedad, la antigua misión de la Provincia de Polonia en Lituania volverá a abrirse.

Cuando en Adviento el profeta Isaías nos decía (43, 19-20), “Pues bien, he aquí que yo lo renuevo: ya está en marcha, ¿no lo reconocéis? Si, pongo en el desierto un camino,” estas decisiones no habían sido tomadas aún. Sólo fueron posibles por la generosidad y celo misionero de los Visitadores. La Provincia de Polonia cargará con el peso mayor enviando misioneros. Veo ésto como una respuesta valiente, por parte de la provincia, al don recibido del Señor, de tener tan numerosas vocaciones. Las Provincias de Eslovenia y Eslovaquia también están ansiosas de ofrecer su ayuda, por lo que esos equipos serán internacionales. Por supuesto otros voluntarios serán siempre bienvenidos. Sin embargo, debido a la dificultad en el aprendizaje de los idiomas, sería mejor que la mayoría de los cohermanos de otras partes del mundo, se dirigieran a otras misiones nuestras internacionales, mientras que los voluntarios del Este de Europa se dedicaran a éstas.

Los tres Visitadores, se comprometieron también a ayudar en varios otros lugares del Este de Europa, de modo más modesto, pero es necesario seguir aún en diálogo con los obispos, antes de que tales compromisos se puedan finalizar y anunciar publicamente.

La responsabilidad económica de estas misiones será principalmente de la Curia General, que tiene recursos relativamente escasos, por ello trataremos de crear un fondo, con la ayuda de las provicias y cohermanos, a fin de proporcionar a las nuevas misiones una base económica sólida.

San Vicente, casi al final de su vida, al hablar de nuestra vocación misionera, decía a los cohermanos: “¡Qué gran motivo para alabar a Dios, hermanos míos, y agradecerle incesantemente esta gracia! (CEME XI, 387). Hoy me uno a Vds. hermanos, en el agradecimiento a Dios por la gracia de llamarnos al Este de Europa, a través de los gritos de los pobres, la voz de la Asamblea General, las invitaciones de los obispos y por la respuesta llena de fe de los Visitadores y cohermanos. Confío en que Dios que está comenzando esta obra entre nosotros la hará fructificar.

Su hermano en San Vicente.

Robert P. Maloney, C.M.

Superior General

PD. Por favor, se ruega a los Visitadores den una copia de esta carta a todos los cohermanos.