La Curia General de la Congregación de la Misión lideró este encuentro, el mismo que se realizó en la ciudad Eterna, Roma, del 8 al 17 de enero de 2018 en la Casa Maria Immacolata, de las Hijas de la Caridad.

Ha sido una experiencia muy positiva y oportuna, pues al iniciar este ministerio de servicio a la Congregación en cada una de las Provincias, es necesario tomar conciencia de la importancia fundamental de la misión del Visitador para que el fin de nuestra Congregación se haga efectivo en este tiempo histórico que nos ha tocado vivir, estamos iniciando el quinto siglo de vida carismática.

La pequeña Compañía es obra de Dios, así lo sentía y lo expresaba, en muchas ocasiones, San Vicente de Paúl, esto lo debemos tener muy presente y nos debe motivar a confiar cada día más en Jesucristo, si estamos unidos a Jesucristo todo proyecto, aunque encuentre dificultades, saldrá adelante y dará abundantes frutos que ayuden a que la Misión Vicentina, no solamente permanezca, sino que crezca por todos los rincones del planeta.

Sabemos que la secularización de la humanidad afecta nuestra labor misionera, por esta razón el compromiso y responsabilidad es mayor; debemos dejar actuar más al Espíritu Santo, Actor de todo bien, en nuestros corazones, pensamientos, afectos y voluntad , de esta manera el protagonista de la Misión será el mismo Señor, el vicentino es solamente un instrumento frágil, pero en sus manos, se convierte en un actor efectivo de la construcción del Reino de Dios.

En estos días hemos tenido la oportunidad de mirar nuestras raíces vicentinas, ha sido una gran oportunidad para renovar nuestra vocación divina a ser misioneros vicentinos.

Como Visitadores estamos llamados a caminar en fidelidad al carisma de San Vicente de Paúl y animados por su espiritualidad; de esta manera podremos liderar y acompañar en la misión a nuestros Cohermanos miembros de nuestras Provincias.

La pastoral vocacional, la formación inicial y permanente debemos fortalecerla, el acompañamiento de la Familia Vicentina; la esperanza y la confianza en Dios será el cimiento sólido en estos aspectos fundamentales para el crecimiento de nuestra amada Congregación.

Cada misionero está llamado a dar respuesta generosa a la vocación que hemos sido llamados; si somos vicentinos fieles estaremos ganando el cielo aquí en la tierra, pues la misericordia es el camino de nuestra salvación y nuestra Congregación es un espacio de encuentro con el Señor y por ende de salvación

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