Una de las referencias más familiares de San Vicente de Paúl, que dirigió a sus primeros seguidores, era la esperanza de que vivirían a manera de amigos que se quieren bien. ¡Basado en lo que 500 jóvenes en Panamá experimentaron el fin de semana del 18 al 20 de enero cuando se reunieron, se puede afirmar que esta esperanza está viva y vigente!

Jóvenes que sirven como Juventudes Marianas, miembros de la Sociedad de San Vicente de Paúl, MISEVI, sacerdotes y hermanos de la Congregación de la Misión y hermanas de la Compañía de las Hijas de la Caridad se reunieron en San José de Malambo durante un par de días para descubrir “la alegría de ser vicenciano”. Quince naciones estuvieron representadas entre los 500 peregrinos que viajaron largas distancias para unirse en oración en nombre de Jesucristo Evangelizador de los Pobres, su Santísima Madre, Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa y bajo el patrocinio vigilante de nuestros fundadores, los Santos Vicente de Paúl y Luisa de Marillac.

El fin de semana comenzó con una alegre Eucaristía celebrada por el Superior General de la Familia Vicenciana, a saber, P. Tomaz Mavric, vigésimo sexto sucesor de San Vicente de Paúl. El P. Mavric dijo a los presentes que “el gozo del Evangelio proviene de la convicción que, como dijo Vicente de Paúl, continuamos la misión de Jesús en la tierra. Estamos llamados a anunciar a través de nuestras palabras y testimonio, que estamos al servicio de los pobres y de hecho, al servicio del mismo Jesús”.

Los jóvenes peregrinos vieron y escucharon a sacerdotes, hermanas y al esmerado grupo de la familia vicenciana sobre la rica y profunda espiritualidad que sustenta el carisma de San Vicente de Paúl. Hubo catequesis sobre la alegría de ser vicenciano y talleres sobre formas prácticas de vivir el Carisma Vicenciano. También hubo momentos de compartir fraterno mientras se reunían para la oración, la Eucaristía, las comidas o simplemente para disfrutar de la compañía del otro.

Los jóvenes que eran representantes de Honduras, Colombia, Panamá y México competían unos con otros cantando y bailando en las Noches de integración folclóricas. Sin embargo, los peregrinos fueron Taiwán, Eslovaquia, Brasil y los Estados Unidos, ¡todos dieron una gran competencia!

En general, este fin de semana fue un momento de gran alegría y unión. La amistad entre los jóvenes peregrinos floreció y los sacerdotes, hermanas y laicos líderes, pudieron renovar el vínculo de caridad que el Carisma Vicenciano ha despertado en ellos a lo largo de los años. Los jóvenes peregrinos partieron este fin de semana con una mejor comprensión de la fe, el Carisma Vicenciano y las virtudes que lo hacen posible: humildad, sencillez, mansedumbre, mortificación y celo ¡Nada puede impedirles ahora vivir la alegría de ser vicencianos!

John Maher, CM

Provincia del este de Estados Unidos

 

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