La sociedad del miedo se nutre mutuamente con la sociedad de la discriminación racial y de la exclusión, y también con aquella de la xenofobia.  Celebramos el día internacional contra la eliminación de la discriminación racial con la memoria viva y solidaria en las 50 victimas de la masacre de Nueva Zelanda hace apenas una semana… Esta masacre, como tantas otras, tiene como fuente la supremacía racial y el odio por las minorías raciales, religiosas, culturales.

Observamos hoy con grave preocupación que, pese a los esfuerzos de la comunidad internacional, no se han alcanzado los principales objetivos de los últimos Decenios de Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial, y que aún hoy un sinfín de seres humanos siguen siendo víctimas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las muchas formas de los crecientes fanatismos, nacionalismos y populismos.

Como Familia Vicentina comprendemos muy bien que en nuestra sociedad hay quienes siembran la idea de la que la coexistencia pacifica entre personas diversas no es posible. Hay quienes incluso promueven una humanidad separada racial, cultural y nacionalmente como condición para una paz sostenible.  Otros afirman que el conflicto y la tensión racial son una consecuencia directa de la movilidad humana, estos se oponen a la migración en cualquiera de sus formas. Nosotros creemos que la casa de lo humano es diversa en su esencia y abrazamos el desafío de la diversidad como un don y como la única manera para una coexistencia humana sostenible y pacifica. Creemos que la migración regular es un derecho humano y que la migración irregular es una consecuencia directa de la globalización y del (des) orden económico mundial. ¡En nombre de nuestro carisma podemos rechazar con vehemencia todo racismo y toda discriminación!

La ONU promueve la celebración de esta fecha con la intención de “Mitigar y contrarrestar el aumento del populismo nacionalista y las ideologías de supremacía extrema”.  Con la certeza de que en nuestras sociedades crecen los movimientos extremistas y racistas de diversa índole, basados en ideologías que pretenden promover programas populistas, nacionalistas y de derechas, así como la superioridad racial, y destacando que esas prácticas alimentan el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, a menudo dirigen sus acciones a migrantes y refugiados, así como a personas de ascendencia africana.”

El principio en el cual se basa este deseo y esta búsqueda de la eliminación del racismo es el corazón mismo de la Doctrina Social de la Iglesia y de los anhelos de la humanidad en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Agenda ONU 2030) que reiteran que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y tienen la capacidad de contribuir de manera constructiva al desarrollo y bienestar de la sociedad y que “todas las doctrinas de superioridad racial son científicamente falsas, moralmente condenables, socialmente injustas y peligrosas y deben rechazarse, al igual que las teorías con que se pretende determinar la existencia de razas humanas separadas”.

Vemos hoy con gran preocupación el florecimiento de movimientos nacionalistas y populistas que plantean una amenaza a los principios fundamentales de derechos humanos de no discriminación e igualdad.  En el trabajo al lado de los pobres condenamos todas las practicas culturales, sociales, religiosas y políticas que promueven las formas sociales excluyentes o represivas que dañan a individuos o grupos por su raza, etnia, origen nacional y religión, u otras categorías sociales relacionadas. La opción por el pobre es hoy también una opción por todo aquel-aquella que es injusticiado.

Como Vicentinos, dentro de nuestra acción ministerial y pastoral podemos trabajar juntos para que todos nuestros países consideren la posibilidad de firmar o ratificar todos los instrumentos internacionales de derechos humanos pertinentes, o de adherirse a ellos, con miras a lograr la adhesión universal, que ayuden en la implementación de una nueva visión de la sociedad humana para este siglo XXI.

En esta visión debemos reafirmar que la diversidad cultural es un valioso elemento para el adelanto y el bienestar de la humanidad en general, y que debe valorarse, disfrutarse, aceptarse auténticamente y adoptarse como característica permanente que enriquece nuestras sociedades.   Por este motivo, la prohibición de la discriminación racial, el genocidio, el crimen de apartheid y las esclavitudes modernas, según se definen en las obligaciones que imponen los instrumentos de derechos humanos actuales, no pueden admitir ninguna excepción.

Nosotros, los vicentinos del mundo,  que por vocación caminamos al lado de los pueblos y que por espiritualidad escuchamos sus aspiraciones mas profundas por la justicia, la igualdad de oportunidades para todos, el disfrute de sus derechos humanos, incluido el derecho al desarrollo, a vivir en paz y libertad y a la participación en condiciones de igualdad y sin discriminación en la vida económica, social, cultural, civil y política podemos hacer una opción en esta fecha por la lucha decidida y consciente contra la discriminación racial, empezando por aquella que escondida se anida en nuestro propio corazón!

Guillermo Campuzano, CM

Oficina de la CM en la ONU – VIN-JPIC

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