Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con
Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad
de las Víctimas…

¡A la memoria de un mártir!

Recientemente participe en un encuentro sobre desapariciones forzadas en México en las ultimas tres décadas.  A mi lado estaba una pareja que había venido para exigir la verdad sobre lo que le había pasado a su único hijo. El chico estudiaba en la universidad autónoma de México y en un viaje de campo relacionado con sus estudios desapareció después de haber tomado accidentalmente algunas fotografías en las que se veía una acción ilegal de un grupo de traficantes y de policías.  “Queremos la verdad… donde esta? ¿Esta vivo o muerto? ¿Fue torturado, violado…?  Es nuestro único hijo, que alguien nos diga algo, esta angustia es insoportable”.

La ONU ha decretado que el 24 de marzo, en la memoria del martirio de Oscar Romero, sea el día internacional del derecho a la verdad.  Este derecho “se invoca a menudo en el contexto de las violaciones manifiestas de los derechos humanos y las infracciones graves del derecho humanitario. Las víctimas y los parientes de víctimas de ejecuciones sumarias, desapariciones forzadas, desapariciones, secuestro de menores o torturas exigen saber qué sucedió. El derecho a la verdad entraña tener un conocimiento pleno y completo de los actos que se produjeron, las personas que participaron en ellos y las circunstancias específicas, en particular de las violaciones perpetradas y su motivación.”

Con la observancia de este día las naciones del mundo le rinden homenaje cada año a la memoria de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 y canonizado por el papa Francisco el ano pasado en Roma. Monseñor Romero denunció activamente las violaciones de los derechos humanos de las personas más vulnerables de El Salvador.  En esta fecha la ONU intenta “promover la memoria de las víctimas de violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos y la importancia del derecho a la verdad y la justicia”.

En un estudio realizado en 2006 la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH) concluye que el derecho a conocer la verdad acerca de las violaciones manifiestas de los derechos humanos y las infracciones graves de las normas de derechos humanos “es un derecho autónomo e inalienable, vinculado a la obligación y el deber del Estado de proteger y garantizar los derechos humanos, realizar investigaciones eficaces y velar por que haya recursos efectivos y se obtenga reparación.”

La reparación de las victimas comienza con la reconstrucción de la verdad, sola en la verdad es posible la reconciliación y la reconstrucción del tejido social roto. “El derecho a la verdad entraña tener un conocimiento pleno y completo de los actos que se produjeron, las personas que participaron en ellos y las circunstancias específicas, en particular de las violaciones perpetradas y su motivación.”

En el informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, de 2009, sobre «El derecho a la verdad» , incluye un estudio sobre las prácticas óptimas para el ejercicio efectivo del derecho a la verdad, en particular las prácticas relacionadas con los archivos y los expedientes de violaciones manifiestas de los derechos humanos, así como los programas de protección de los testigos y otras personas que tomen parte en juicios por tales violaciones.

Cada vez es más común que los países que salen de una guerra civil o un régimen autoritario establezcan una comisión de la verdadque funcione durante el período inmediatamente posterior a la transición. El último tratado de paz firmado en el mundo es el de Colombia.  Este tratado recoge las mejores practicas de muchos tratados anteriores.  En el se establece una comisión de la verdad autónoma pero ligada éticamente a la oficina para la justicia transicional. La comisión de la verdad esta también íntimamente ligada a la dimensión de la reparación de las victimas y al deseo común de que tales violaciones de derechos humanos NUNCA MASsucedan en el país.

Las comisiones de la verdad son “órganos de investigación oficialmente autorizados, de carácter temporal y no judicial, disponen de un plazo relativamente corto para tomar declaraciones, realizar investigaciones y estudios y celebrar audiencias públicas, antes de ultimar su labor con la publicación de un informe”.Aunque las comisiones de la verdad no son un sustituto de la acción judicial, sí ofrecen cierta posibilidad de explicar el pasado, por lo que han sido particularmente útiles en aquellas situaciones en las que emprender el enjuiciamiento por crímenes masivos era imposible o poco probable, fuera por falta de capacidad del sistema judicial o por una amnistía de hecho o de derecho. Las comisiones de la verdad llegan a investigar los casos de miles de víctimas en un esfuerzo por comprender el alcance y las pautas de las violaciones cometidas en el pasado, así como sus causas y consecuencias. La pregunta de por qué se permitió que sucedieran ciertas cosas puede ser tan importante como explicar con precisión qué sucedió.

La sanación integral de las personas victimizadas sobrevivientes y la de las familias que perdieron a los suyos solo es posible en el restableciendo pleno de la verdad. También los victimarios encuentran consuelo moral en el esclarecimiento de la verdad.  Hay una dimensión evangélica y espiritual muy fuerte en esta celebración del derecho a la verdad. Este es uno de los contenidos centrales del mensaje de Jesús y a nosotros como vicentinos, tantas veces sumergidos en medio de los conflictos humanos, nos haría mucho bien comprender los alcances de este derecho en el ministerio de la reconciliación y de la reparación. El perdón y la reconciliación son inseparables de la verdad… la victima tiene derecho a conocer la verdad y también tiene derecho a perdonar a su victimario para ser verdaderamente libre: ¡para sobrevivir!

Termino enfatizando la importancia que tiene que esta fecha promovida por la ONU sea precisamente la celebración de la universalidad del arzobispo mártir, la cual atañe a su compromiso, desde la fe, con una justicia radical en favor de los oprimidos y marginados de El Salvador. Esa radicalidad fue motivo de odio por parte de los grupos de poder económico y político del país, y fue la que en definitiva llevó a estos grupos a fraguar su martirio quitándole la vida el 24 de marzo de 1980. Esta fecha nos desafía para que jamás se diluya la dimensión real de este martirio y el legado del santo comprometido con una justicia plena para las víctimas de la exclusión socioeconómica, y de los abusos de poder, militar y paramilitar, cometidos por sectores que hicieron de la riqueza su único ídolo: “si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño”! Solo así lograremos entender también por que las naciones del mundo le miran y le recuerdan hoy reclamando el derecho a la verdad en relación con violaciones graves de los derechos humanos y de la dignidad de las victimas.

Guillermo Campuzano, CM<
Oficina de la CM en la ONU – VIN-JPIC

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