Las siguientes reflexiones son respuestas a una consulta efectuada a nuestros hermanos de la Familia Vicenciana en Venezuela, de diversas ramas que forman nuestra familia. Y nos muestran la realidad en varios sectores del país donde tenemos presencia con nuestro servicio apostólico.

¿Cómo está viviendo la crisis humanitaria de Venezuela la Familia Vicenciana?

La estamos viviendo como todos los venezolanos, ya que casi todos los miembros de la Familia Vicenciana Venezolana viven en zonas de clase media o pobre. Y la crisis nos afecta fuertemente.

En lo económico: La inflación galopante ha reducido totalmente nuestros salarios, así como el poder adquisitivo de los venezolanos —incluidos los Vicencianos, que, desde su pobreza, siguen ayudando a los más necesitados—. El venezolano hace milagros para poder alimentar a sus familias, ya que el salario mensual que perciben está en 4$ (el más bajo de Latinoamérica). Como Familia Vicenciana, nosotros estamos allí para acompañarlos, no solo de manera material con los pocos recursos que tenemos, sino también de manera espiritual (viviendo con ellos en la esperanza de un pronto cambio y, como nos dice la Doctrina social de la Iglesia, trabajando por el bien común para todos).

En esta crisis humanitaria, los vicencianos hemos tenido también que servir de pacificadores entre venezolanos que discuten y pelean en nuestras calles o comunidades (rurales y urbanas) por conseguir alimentos regulados o a bajos precios, medicinas, gas doméstico, agua potable o cualquier necesidad básica, hasta el punto de vivir situaciones que atentan a la dignidad básica de cada ciudadano. Por ejemplo, tenemos que conversar y mediar con personas que pelean por llevarse la basura o desechos que otras personas arrojan en los contenedores destinados para dicho uso (esto es, hurgando en la basura), desechos que, en muchas ocasiones, les sirven para malcomer.

Desde la óptica vicenciana, también nosotros vivimos esta problemática y observamos que cada vez tenemos menos recursos con que ayudar a nuestros hermanos más necesitados.

Otra realidad que estamos viviendo, como Familia Vicentina, es que nos estamos quedando sin personal por la diáspora (salida de miembros de todas las ramas de la Familia Vicentina hacia otros países, en especial a Colombia, Ecuador, Perú, Panamá y Chile).

¿Qué comunidades están activas y desarrollando su labor en el país, en estos momentos?

En casi todas nuestras comunidades donde existe la Familia Vicenciana, a pesar de la crisis económica, social y política que vive el país, se continúan con las actividades a nivel general, por supuesto con muchas dificultades, a veces por la falta de servicio eléctrico o de transporte, pero se sigue sirviendo a los pobres. En el área social y misionera, por las muchas limitaciones, no podemos prestar nuestros servicios como en años anteriores, por la gran escasez de alimentos y el elevadísimo coste de los que se consiguen, igual que en el caso de las medicinas y otras ayudas que se prestaban regularmente.

A esto se añaden las dificultades que tenemos por la desaparición de algunos grupos de varias ramas de la Familia, en algunas comunidades. Una de las razones es la ya mencionada: la salida del país de muchos miembros de nuestras comunidades que van a otros países buscando mejorar su situación de vida, especialmente los jóvenes entre 18 y 35 años. También tenemos que lidiar con el envejecimiento o la enfermedad de los miembros de nuestras asociaciones, por lo que se han tenido que retirar del servicio a los pobres. Sin embargo, en la mayoría de nuestras comunidades o lugares donde tenemos presencia como vicentinos, estamos ofreciendo nuestros mayores esfuerzos para continuar realizando nuestra labor a favor de los más necesitados.

La pasión por la caridad de san Vicente de Paúl, ¿cómo se ha manifestado con los refugiados y el pueblo venezolano?

La pasión sigue muy viva, ya que a san Vicente de Paúl le tocó vivir problemas semejantes en su época y, con la ayuda de la providencia divina y de personas de buena voluntad, logró organizar la caridad o el servicio a los pobres. Esto nos inspira a ver a Cristo en los más desvalidos y pobres de nuestras comunidades.

En Venezuela se sigue sirviendo con pasión el carisma vicentino, mediante actividades como: Ollas Solidarias, que es llevar alimentos ya preparados todos los días (almuerzos y desayunos en algunas comunidades) a familias necesitadas, en especial a los más vulnerables (niños, personas de la tercera edad y enfermos); también se reparten medicinas y apoyo para exámenes de laboratorio y otras pruebas médicas. Todo esto se hace a través de alianzas con instituciones privadas o de caridad o con ayudas que reciben algunas ramas vicentinas a nivel internacional.

¿Está teniendo problemas la Familia Vicentina para hacer llegar las ayudas y recursos a las poblaciones del país?

Sí, tenemos problemas, ya que en el país tenemos controles de cambio de moneda extranjera. Otro problema es que algunas de nuestras ramas o asociaciones vicentinas no tienen cuentas de ahorro en moneda extranjera, y los recursos que traen los vicencianos que viajan fuera de Venezuela tienen limitaciones no pueden entrar más de 10mil$ (y se corre el riesgo de que te quiten parte de dinero que traes alegando unos supuestos impuestos).

Otro problema es el bloqueo de todo lo que creen que pueda ser ayuda humanitaria, alegando que aquí no hay ninguna crisis, en especial las ayudas que llegan a través de alguna asociación católica.

En resumen, hemos tenido que ser creativos a la hora de conseguir que las ayudas que nos están llegando gracias, al apoyo de la Familia Vicenciana Internacional, lleguen efectivamente a los pobres.

¿Hay una solución pacífica a esta crisis? ¿Mantienen la esperanza al respecto?

La solución pacífica a esta crisis pasa por la renovación de los puestos de gobierno. Hasta ahora, a causa de las desastrosas políticas económicas y sociales, la calidad de vida del pueblo venezolano ha disminuido, lo que ha llevado a unos niveles muy altos de pobreza crítica. Pero somos conscientes de las dificultades que una renovación pacífica conlleva. Aun así, confiamos que el diálogo sea la vía para alcanzar una solución a esta situación, máxime cuando hay personas encarceladas simplemente por pensar distinto al gobierno.

Por supuesto, mantenemos la esperanza en conseguir la solución a la emergencia social que vive el pueblo venezolano. Como creyentes, confiamos en que Dios ilumine a todos los venezolanos que trabajan y se esfuerzan por recuperar la economía y poner al servicio del pueblo los recursos naturales, en estos momentos monopolizados y muy disminuidos por la ineficacia de los gobernantes. Confiamos en que todo el pueblo venezolano, y sus dirigentes los primeros, sepamos rescatar los valores de honradez, meritocracia y buenas costumbres que se han debilitado en los últimos años.

La Familia Vicentina a nivel nacional, en este sentido, se esfuerza por aportar su grano de arena para conseguirlo, desde el carisma heredado de san Vicente de Paúl y sus seguidores, a lo largo de cuatro siglos de historia de servicio a los empobrecidos de nuestro mundo.

Finalmente, les agradecemos su cercanía y preocupación ante la situación de crisis humanitaria que vive Venezuela. Estamos a su disposición.

¿Quieres ayudar económicamente a la Familia Vicenciana en Venezuela? Visita el siguiente enlace para obtener información de cómo hacerlo:

Declaración de la Familia Vicenciana en Solidaridad con el Pueblo de Venezuela

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