Por Gustavo Bustos, Parroquia Santuario Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa (Buenos Aires, Argentina)

La Escuela Berceau finalizó ayer su tercera etapa con tema general “Actualización del carisma a lo largo de 400 años de historia”. Los 33 participantes se conectaron por Zoom desde el viernes 30 de abril para continuar formándose en el carisma y la espiritualidad vicentina. Los formadores fueron el P. Corpus Delgado, Sor Ángeles Infante, y el P. Isaac Dements, junto las exposiciones de algunos miembros de las diferentes asociaciones vicentinas.
La segunda videoconferencia llevada a cabo el sábado comenzó con la exposición de los mártires y persecución en España (1931-1939), a cargo de Sor Ángeles. Profundizó más en la noción del martirio y destacó que, pese a la crueldad mostrada por los perseguidores y martirizadores, la aceptación de la voluntad divina y el morir por Cristo como una gracia. Luego, el P. Isaac expuso sobre el beato Federico Ozanam y Sor Rosalía Rendú. Resaltó la condición de laico con una vida íntegra y completa, y cómo el encuentro con Rosalía abrió camino hacia la espiritualidad vicentina.
Por la tarde, las exposiciones consistieron sobre dos actualizaciones concretas del carisma vicentino. La primera fue sobre Juventud Mariana Vicentina (JMV), a cargo de Lucía Rivero -Uruguay-, quien presentó sintéticamente la historia, las bases, la espiritualidad, la organización y la identidad de la agrupación. En segundo término, Elena Daza -Bolivia- relató a los participantes acerca del accionar y el estado de situación de la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP) en el país, relatando y mostrando los proyectos de las diferentes conferencias presentes allí.
La jornada matutina del domingo, último día del encuentro, inició con el balance y la evaluación de las tres partes de la Escuela Berceau. Allí se destacó la valoración y el agradecimiento del esfuerzo por parte de los organizadores, la Congregación de la Misión de la Provincia Argentina y las Hijas de la Caridad de la Provincia América Sur, y los participantes de la escuela. Además, se sumó la transmisión de experiencias y la emoción de querer continuar en este caminar como comunidad.
La formación inició con el P. Corpus, quien presentó la vida de San Justino de Jacobis. Destacó el amor a Cristo, principalmente hacia los cristianos de Etiopía, y el trabajo incansable con los pobres. Luego, la Hna. Claudia Artiga -Chile- dió a conocer la espiritualidad de las Hijas de la Caridad. La exposición estuvo enfocada en cómo son testigos de la caridad y el amor, siendo llamadas a servir a Jesucristo en los pobres y en el dolor de la humanidad.
Para terminar la mañana, Ericka Arelluna Fauré -Chile- transmitió la espiritualidad vicentina en la Asociación Internacional de Caridades (AIC). Allí, desarrolló brevemente tres pilares de la agrupación: el Espíritu fundador de San Vicente de Paúl, los elementos clave acerca de la espiritualidad -la Eucaristía y la acción hacia los pobres-, y los aportes de Federico Ozanam en la evolución de la espiritualidad de la asociación.
Por último, la tarde siguió la dinámica de la mañana. El P. Corpus presentó dos vidas apasionantes: Santa Isabel Ana Setón y la Beata Lindalva Justo de Oliveira. La primera estuvo centrada en la educación y en el servicio a los pobres en Estados Unidos. La segunda fue una cristiana alegre que visitaba a los pobres en sus casas y dinamizó el servicio de la caridad en Salvador de Bahía, Brasil.
La jornada concluyó con otros dos aportes de actualizaciones del carisma vicentino: la Congregación de la Misión -por el P. Sergio Plana- y Misioneros Seglares Vicentinos (MISEVI) -por María José Rebottaro-. En el primer caso, la exposición explicó y mostró los seis movimientos que se necesitan para revitalizar la espiritualidad vicenciana. En cuanto a MISEVI, se profundizó en la historia de la más nueva asociación de la FAMVIN, su carisma propio, su apostolado, y su espiritualidad centradas en Jesús e iluminadas por “el encuentro de Jesús con la samaritana” y la parábola del “buen samaritano”.
La misión ahora consistirá en seguir explicando el desarrollo de la Escuela Berceau a las distintas comunidades y profundizar más todo lo “visto y oído”. Las tres etapas fueron experiencias enriquecedoras, de encuentro pleno con Dios a través del carisma y la espiritualidad vicentina. El norte continuará siendo el mismo: Jesucristo, evangelizador de los pobres, en el centro de la vida cristiana-vicentina.

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