Colaboración interprovincial

Colaboracion interprovincial

Rev. Serafín F. Peralta, C.M.

Visitador Provincial Filipinas.

Colaboración interprovincial puede que sea una frase moderna, pero su realidad ha estado con nosotros desde hace ya mucho tiempo...incluso en tiempo de San Vicente. Así, oímos de lo dicho por San Vicente sobre el envío de misioneros a Roma (1642), a Madagascar (1646), a Polonia (1661). Es cieto que entonces no había Provincias, por lo que la colaboración interprovincial no tenía aplicación. Sin embargo, había lugares/ paises donde era crucial para la difusión de los apostolados de la C.M. y para la supervivencia de estos apostolados. Así, debido a colaboración, la presencia de la Congregación de la Misión en aquellos lugares/paísess que hemos indicado anteriormente pudo asegurarse, sobrevivir y florecer. La realidad del pasado nos indica a todos nosotros esta verdad indiscutible: "que la colabroración, ahora colaboración interprovincial, es esencial para nuestra supervivencia, para nuestro desarrollo, and también para nuetra santidad". Un Beato (Francisco Regis Clet) y dos Santos (San Justino de Jacobis y San Juan Gabriel) son testigos de colaboración: los Franceses con China y los Italianos con Etiopía).

Cuando me disponía a preparar esta ponencia, pedí ayuda a varios Provinciales en lo tocante a sus ideas y a la realidad de la colaboración interprovincial en sus provincias así como en sus regiones. Caí en la cuenta de que lo que estaba haciendo era ya un caso de colaboración interprovincial, y más así todavía porque me respondieron inmediatamente dándome multitud de indeas que yo he incorparado en esta ponencia.

Aunque mi ponencia sobre colaboración interprovincial no es exhaustiva, tiene el intento de animarnos a nosotros mismos a compartir nuestra experiencia de colaboración entre nuestras Provincias como Región,como Provincias vecinas o como Provincias acogedoras, y en nuestro caso para discutir las ventajas o desventajas, los méritos y beneficios así como los problemas de la colaboración interprovincial. Posiblemente podamos también animarnos unos a otros permitiendo que nuestras necesitadades lleguen a ser conocidas y que nosotros mismos lleguemos a inspirarnos para resolver estas necesidades, no ya desde nuestra abundancia sino más bien desde nuestras deficiencias.

Es lamentable que exista en nuestro mundo división entre ricos y pobres, paises desarrollados y subdesarrollados. Esta realidad triste en el mundo es también una realidad triste en el mundo de la Comgregación de la Misión. Pero podemos convertir esta realidad triste en una realidad alegre para todos nosotros si aquí y ahora resolvemos que ninguna Provincia deje de existir por causa de pobreza o de falta de medios para resolver las necesidades, que ninguna Provincia desaparezca por la falta de personal o de vocaciones.

Por consiguiente, debemos estar a lerta de los enemigos de la colaboración interprovincial. Hay muchos, pero mencionaré únicamente cuatro:

1. Desunion: Hay una historia de un anciano el cual antes de morir reunió a sus diez hijos. Pidió al hijo más jóven que ronpiese el palo que sostenía en sus manos y el jóven lo rompió sin mucho esfuerzo. Acto seguido el anciano pidió a su hijo mayor que juntase diez palos en un peqeño manojo y le suplicó que lo rompiese. Haciendo un gran esfuerzo y aplicando toda su fuerza no pudo romperlos. Entonce el anciano les dijo: "así es como quiero que seais vosotros". La moraleja de esta historia es clara, cuando uno está sólo es fácil romperse. Pero cuando estamos todos unidos, entonces multiplicmos la resistencia y la fortaleza y nada ni nadie puede rompornos.

Desde el momento en que nos dividamos por ideologías diferentes de aquellas por las que fuimos fundados, "evangelizare pauperibus", empezaremos a experimentar desunión, y con desunión, colaboración interprovincial llegará a ser historia.

2. Aislacionismo: una sensación de seguridad, de indiferencia, de autosuficiencia donde creemos que no necesitamos a nadie ni nadie nos necesita a nosotros. EL deseo de ser como una "isla", "una roca", donde no tocamos a nadie ni nadie nos toca a nosotros. La necesidad de pureza étnica. Todo esto puede conducirnos a un asilacionismo y a la périda de colaboración interprovincial.

3. Miedo de perdida: de personal, de recursos, de identidad. Si llegamos a pensar de nuestra Provincia como de un mundo, entonces este es un miedo real. Pero si pensamos de nuestra Provincia como parte del mundo mayor de la Congregación de la Misión, este miedo se desvanecerá. Yo, en mi escasa experiencia del mundo de la Congregación de la Misión, he llegado a estas conclusiones:

a. no hay Provincia que haya llegado a empobrecerse por haber ayudado a otra Provincia en necesidad.

b. no hay ninguna Provincia tan pobre que no pueda compartir algo con otra Provincia.

c. no hay Provincia tan rica que no necesite ayuda de otra Provincia.

4. Diferencias: en culturas, lenguas, necesidades, mentalidades, situaciones, etc. Naturalmente que estas dificultades pueden causar frustraciones y desalientos en cuanto a la colaboración interprovincial. Pero para nosotros que creemos y confiamos en la Divina Providencia, para nosotros que miramos a los ejemplos de Jesucristo, estas diferencias pueden vencerse:

a. el misterio de la encarnación es un misterio de colaboración. Es Dios colaborando con la humanidad. Es Dios que se hace hombre y que establece su morada entre nosotros.

b. la relación de Jesus con sus discípulos que es una relación de colaboracion difícil en la proclamación del reino de Dios. El mismo Jesuscristo se quejó: "¡Gente incrédula y perversa!. ¿Hasta cuándo habré de estar entre vosotross? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros?. (Mt. 17:17). Y al Apostol Felipe: "llevo tanto tiempo con vosotros, ¿y aun no me conoces, Felipe?". (Jn. 14:9).

c. la fe y el valor de San Vicente enviando misioneros contra todas las cosas extranas a Madagascar, Irlanda, Polonia, Italia, Algel, etc..

De las respuestas recibidas de varios Visitadores Provinciales, he llegado a convencerme de que la colaboración interprovincial no es únicamente un concepto, sino más bien una sana realidad. Esto puede comprobarse:

a. en seminarios internos comunes y programas de formación entre provincias vecinas.

b. en el intercambio de personal

c. en misiones con cohermanos de provincias diferentes

d. en agrupaciones regionales, tales como CLAPVI, COVIAM, CEVIAM, Asia-Pacific Conferencia de Visitadores, Visitadores del Grupo de USA etc,.

e. en contratos de apoyo de la Provincia Madre a las Provincias Hijas

f. en las organizaciones vicencianas que componen la Familia Vicenciana, e.g. AIC, SSVP, MOVIMIENTOS MARIANOS, etc..

En lo concerniente a las actividades apostólicas, no es

raro ver Americanos en Taiwan y en Iberoamérica, Holandeses en Etiopía, Españoles en Cuba, Polacos en Madagascar, Portugueses en Mozanbique, Italianos en Indonesia, Indios en Tanzania, etc.

Las recientemente establecidas misiones internacionales nos indican que la colaboración internacional va bien. Lo mismo sucede con la composición de C.I.F. y con la Curia General. Todos estos son signos sanos de una colaboración dinámica interprovincial. Y no es un secreto hoy día el que muchas Provincias existen en la actualidad debido a los sacrificios de otras Provincias.

La Congregación de la Misión ha tenido proyectos en el pasado a los que también han respondido las Provincias. Uno de estos proyectos que viene a mi mente es la renovación de la capilla de la Casa Madre. Un testimonio a la colaboración interprovincial. Recientemente he recibido una carta del Visitador de la Provincia del Oriente, supongo que también la habréis recibido vosotros, recordándonos la resolución de la última Asamblea General tocante a la mantenimiento de la casa de Jerusalem. Este es otro asunto de colaboración interprovincial. Un famoso Espiscopaliano Americano del siglo 19, Philips Brookes dijo en cierta ocasión: "La vida ideal está en nuestra sangre, y nunca llegará a calmarse. Triste será aquel día para todo hombre cuando llegue a estar contento con su pensar y con su hacer, donde no haya nunca toques a las puertas de sus almas y un gran deseo de hacer cosas más grandes, que reconoce que tiene que hacer."

¿Acaso podemos descansar con lo que tenemos, o tenemos que continuar buscando nuevas formas de promoveer y de dar nuevos pasos en la colaboración interpovincial?. Si es así, aquí presento varias propuestas en formas de preguntas con las que terminaré mi intervención.

1. ¿Están las Provincias, con recursos materiales y personal suficientes, dispuestas a apoyar los pogramas de formación de Provincias con un buen número de vocaciones, pero sin recursos materiales suficientes buscando formadores y profesores bien preparados?. Como corolario a ésto: ¿Estarían las Provincias dispuestas a contribuir a un fondo común especialmente designado para la formación de los nuestros?. ¿Estarían igualmente las Provincias dispuesta a formar un banco de formadores/profesores para nuestros propios seminaristas?.

2.¿Están las Provincias dispuestas a prestar, y cambiar personal para otros trabajos de evangelización?.

3. ¿Pueden los poderes limitados del Superior General para llamar a cohermanos para las misiones extenderse para otras razones y fines?.

4.¿Están dispuestas las provincias vecinas, especialmente aquellas en el mismo pais, unir esfuerzos para maximizar sus recursos y personal para la misión de la C.M.?.

¡Gracias!.

(Traductur: Teodoro Barquín, C.M.)