Una herencia espiritual común a compartir en el servicio de los pobres

Desde la herencia común espiritual

al servicio compartido con los pobres

Zeracristos Yosief, C.M.

En primer lugar, os saludo con la palabras de San Pablo: "Que Dios nuestro Padre y Nuestro Señor Jesucristo os bendiga" (I Cor. 1,3). He prestado mis servicios como uno de los miembros de la Comisión Preparatoria de esta Asamblea General 1998. El único fin de esta presentación es decir "Hola" y "bienvenidos" a todos vosotros, representantes de la Congregación, y ofreceros algunos puntos de orientación para vuestra consideración y de importancia para nuestra reunión aquí en Roma con otras delegaciones de la Familia Vicenciana.

Desde Junio 1996, la Congregación de la Misión frecuentemente ha hablado y ha pensado sobre de la Familia Vicenciana. Para muchos de nosotros ha sido una grata sorpresa descubrir que la familia de San Vicente de Paúl se compone de más de dos millones de personas. Esto es algo maravilloso y nos recuerda la gran responsabilidad que tenemos. Sin embargo, el gran desafío para todos nosotros no es únicamente el reconocer a todo este grupo en abstracto, sino el poder recibir y dar la bienvenida a cada grupo como otro miembro más de nuestra propia familia, y llegar a convencernos de que tener el mismo fundador y la misma fuente espiritual significa tener que compartir una común herencia espiritual que nos dirige a todos al compromiso del servicio a los pobres. Con estos sentimientos, todos nosotros podemos pensar en unirnos unos con otros para servirles mejor.

Estos son los elementos básicos que nos unirán aquí a todos nosotros. Así nos encontraremos todos preparados para la segunda fase que empezará esta semana del 9-14 de Julio, 1998. Esta es una semana sumamente importante para el futuro de la Congregación de la Misión y de la Familia Vicenciana.

Antes de planificar el futuro necesitamos tener

una idea clara de lo que significa ser Familia

Alguno puede preguntar: “¿Cuál es el objetivo de esta semana con la Familia Vicenciana?”. Mi respuesta es que queremos conocernos mutuamente mejor, y así llegar a aceptarnos y a amarnos mutuamente como miembros de una familia. Nosotros, Vicentinos de la Congregación, sabemos ahora que, gracias a Dios, no nos encontramos solos, que no formamos una organización cerrada, sino más bien una organización abierta a otros con los que podemos planificar el futuro. Hemos descubierto que tenemos unos dos millones de hermanos y hermanas que son testigos vivos de Cristo siguiendo los pasos de San Vicente de Paúl.

Creemos también que las reuniones de esta semana son un trabajo de la Divina Providencia, y queremos que sea algo cualitativamente diferente de lo realizado en Asambleas Generales pasadas. Por consiguiente, se pide a todos los miembros de esta Asamblea que mantengan este espíritu de apertura hacia todos los que han sido invitados a ella, para que podamos todos juntos confirmar nuestros compromisos de conocernos mejor y de amarnos todos como miembros de la Familia Vicenciana.

San Pablo dice en su Epístola a los Filipenses: "mi oración es que vuestro amor mutuo crezca más y más, y que nunca ceséis de mejorar vuestro conocimiento y de que profundice vuestra percepción". (Fil. 1,6). Estoy cierto que durante esta semana vamos a hablar mucho y que terminaremos con algunos proyectos y compromisos. Esto es importante y aún, yo diría, esencial; pero no deberíamos permitir que se quedase únicamente en un acto meramente académico.

Recordar principios y establecer intenciones no es suficiente. Sería mejor que cada uno de nosotros se ofreciese a participar de una forma viva y que nos condujese a un mayor sentido de responsabilidad y de acción eficaz como seguidores de San Vicente. El amor que deseamos desarrollar entre nosotros no es "un amor político dentro de la Iglesia". El amor hacia el pobre

no es meramente un acto del entendimiento sino del corazón y de las manos, como nos recuerda San Vicente. Fue él quien nos manifestó que nuestra espiritualidad debe consistir en"caridad práctica y efectiva". Como Vicente de Paúl, el apóstol de la caridad, nos muestra una manera de seguir a Cristo en la Iglesia y en el mundo, es muy importante que hagamos incapié en este amor práctico.

San Vicente se expresaba en cierta ocasión de la siguiente manera: "Debemos ayudarnos mutuamente, soportándonos unos a otros y buscando paz y unidad, porque éste es el vino que nos produce alegría y da fuerzas a los que caminan por los caminos estrechos de Jesucristo. Os recomiendo yo esto mismo con todo el calor de mi corazón". (SVP IV, 254).

Resumen

Si llegamos a comprender que los grupos miembros de la Familia Vicenciana tienen mucho en común, aun conservando sus diferencias, en el futuro podremos hacer resaltar nuestra herencia común. Pero como los que no se conocen no pueden amarse, tendremos que llegar a conocernos mutuamente para llegar a amarnos y a estimarnos.

Este es uno de los principales objetivos de esta próxima semana. El proceso que se ha diseñado habrá que seguirlo para obtener esos objetivos. Por lo tanto, podemos pensar con objetividad que nuestro conocimiento y amor mutuo nos ayudará a amar y a servir mejor a los pobres. "Vayamos, hermanos," como decía San Vicente en cierta ocasión a los cohermanos, "vayamos y ocupémonos con un amor nuevo en el servicio de, y busquemos incluso a los más pobres y abandonados.." (SVP XI, 273)

Creo que las actitudes que necesitamos tener durante esta semana son las que se nos han repetido muchas veces en los dos últimos años.

a) Reconocer a San Vicente como el fundador o principal fuente de inspiración para todos nosotros.

b) Un gran empuje hacia el servicio al pobre

c) Una espiritualidad fundamentada especialmente en una caridad concreta y práctica, vivida en sencillez y humildad.

Si esta Asamblea intenta inyectar algo de esperanza a la Congregación y a la Iglesia, creo que todas las ramas de nuestra familia deberían estar conformes con lo que AIC dijo hace ya años: "trabajar juntos contra todas las formas de la pobreza". Esto es lo que quiero yo despertar en todos y cada uno de nosotros durante esta próxima semana.

Abba Zaracristos Yosief, C.M.