Ante el desafío de los católicos que dejan la Iglesia. Los folletos Misión XXI

Ante El Desafio De Los Católicos Que Dejan La Iglesia

Por Honorio López Alfonso, C.M.

Provincia de Zaragoza

En los años sesenta, las confesiones no católicas tenían, en Latinoamérica, 10 millones de adeptos. Para el año 2000, serán unos 140 millones. Las deserciones, entre los emigrantes hispanos, en USA, siguen la misma pauta estadística. Más del 90 por ciento de estas personas pertenecen a las clases populares, a la mayoría de los pobres. La meta de programa "Amanecer" (puesto en marcha por diversas Denominaciones) aspira a captar el 50 por ciento de la población de Guatemala para el próximo año. Para otros países la metas son menos optimistas, pero no menos ambiciosas. En Chiapas, la población católica descendió del 91,21 por ciento en 1970 al 67,62 por ciento en 1990, y el descenso ha continuado en términos crecientes estos últimos años. En los 80, las Agencias misioneras de las Iglesias y Nuevos Grupos Religiosos (NGR) de Estados Unidos y Canadá invertían mil millones de dólares al año en apoyo a las diversas denominaciones no-católicas, hoy casi han duplicado la suma. En México, solo los Testigos de Jehová tienen algo más de medio millón de "publicadores". Las revistas, libros, folletos, cassettes, vídeos, etc. de esta sola Secta sobrepasa con mucho las publicaciones de la Iglesia católica en el país, aun incluyendo la última de sus hojas parroquiales. En el Distrito Federal mejicano existen 390 librerías sobre temas esotéricos. ¿Cuántas existen en Madrid o en Zaragoza?. (En los países ricos, los astrólogos son tres veces más que los fisicos y químlcos). Aquí, y es solo un ejemplo más, una denominación llamada "Iglesia de Cristo de México", -tiene sólo 10 mil miembros- están preparando todo un equipo de comunicadores para el día en que la programación religiosa sea posible en las cadenas de televisión... En tiempos de la Reforma, los nacientes protestantes ganaron la batalla especialmente por medio de libros, folletos, catecismos, hojas sueltas y demás posibilidades brindadas por la aún nueva y maravillosa imprenta. Y hoy, los Nuevos Grupos Religiosos (NGR) y las Sectas también la están ganando y, en no pequeña medida, por medio de las ampliadas posibilidades de los Medios.

Pero, no creo que la causa o culpa de las deserciones de los católicos más sencillos sea de las Sectas o NGR. Me duele decirlo, pero estoy seguro de que la culpa es nuestra, de la Iglesia, y me parece que la Providencia la está retando por medio de todos esos nuevos grupos rebosantes de vida y de fundamentalismo, evangelismo, metodismo, pentecostalismo, conservadurismo (y agítese la mezcla antes de usarla!). Bien intencionados -o menos- ellos hacen su trabajo. En un mundo confuso, crecientemente injusto y culturalmente fragmentado, ofrecen seguridad, participación, fuertes y cálidas relaciones humanas, esperanza de progreso, moralidad con fronteras claras, liturgias vivas y ¡Biblia! (además de indoctrinación, manipulación, marqueting duro, sumisión, explotación y demás yerbas que la realidad y los críticos subrayan). El verano pasado participé, como fiel católico, en una misa en un templo del Madrid de los Austrias. Hermosa iglesia, aunque semivacía, el celebrante culto y pausado, la homilía cuidada, pero nosotros, los fieles, éramos auditorio. Al salir tuve la certeza: de que las "momias de Guanajuato" no hubieran participado menos que nosotros, salvo el hecho de movernos para comulgar. Es un ejemplo que se puede encontrar en la mayor parte de los países y que, aunque no suceda en las parroquias de la Provincia, acaso no sea minoritario. La fría racionalidad doctrinal, el clericalismo, la catequesis como trámite, la mínima participación de los fieles, la escatimada presencia de las mujeres en los diversos ministerios, la moralidad "barata", la rutina, la inimaginable ignorancia religiosa, la escasa inculturación -especialmente en las mayorías pobres-, los ridículos "lepantos" entre semiconservadores y semiprogresistas, el miope contentamiento y orgullo porque tenemos unos grupúsculos activos que consumen el 80 por ciento de nuestros esfuerzos, el mínimo uso de los medios de comunicación... nada de esto es culpa de las Sectas o los NGR. Añádase, sin afán de completar la lista, la llamativa dormición práctica de los católicos, sean jerarcas o vendedores de corbatas, ante el significado de las nuevas ofertas religiosas para las mayorías. Por otra parte, las grandes estructuras eclesiásticas aparecen, a veces, como viejos cacharros jadeantes incapaces de subir la cuesta. Y las pequeñas estructuras, como corralitos de estrechos y amables horizontes caseros. Y de nada de esto tienen la culpa los NGR o las Sectas. Si ellos están enfermos (de manejos manipuladores, distorsiones doctrinales y proselitismos antiecuménicos) eso no nos hace a nosotros sanos (de tener el espíritu y el celo anestesiados).

Y "nuestra herencia son los pobres" y la evangelización de los pobres. Y desde 1620, el hugonote de Montmirail -ante el espectáculo de los pobres ignorantes y abandonados- también hoy le pregunta al Señor Vicente "y, ¿quiere usted convencerme de que esto está bajo la dirección del Espíritu Santo?"

Por su parte, el paciente lector, puede preguntarse: "y todo este (parcial) rollo, ¿qué tiene que ver con los folletos Misión XXI?"

1. "¿Qué remedio podemos poner, Señor Vicente?" (XI, 699)

La realidad nos afecta irremediablemente, si no estamos "sordos a su voz". El cohermano que trabaje en las cárceles verá ese mundo como la crítica de los sistemas sociales y lo verá desde rostros concretos. El que trabaje en la enseñanza percibirá, desde ahí, el deterioro de muchas familias, el cambio de valores en la sociedad, y la experiencia del difícil casamiento entre matrículas al alcance de los pobres y sostenirniento y calidad de los medios educativos y de la misma enseñanza. (Además de las muchas y positivas cosas en cada caso, que siempre son más que las negativas). A mi me tocaron otras parcelas de la realidad. Los medios de comunicación (La Milagrosa-Yelda) y las necesidades de la juventud (cursillos y retiros) primero; después, ya en México, "la formación de los nuestros" (con los teólogos y filósofos) y, por fin, me permitieron trabajar de lleno en el mundo de los pobres para los que había venido, desde dos parroquias populosas de las colonias de Netzahualcoyolt, y desde aquí -y después desde la Casa Central- sacaba la revista "Misión XXI". Finalmente tuve la bendición de trabajar pastoralmente con los emigrantes hispanos en Los Ángeles durante diez años. También tuve la oportunidad de dar misiones y minimisiones tanto en México como en la California del Norte. Ni en los tiempos de Yelda, ni en los del Seminario de México, tenía yo los ojos abiertos a la hiriente realidad de la ignorancia religiosa de las mayorías, ni al progresivo acoso de las sectas. Algo sabía a nivel teórico, pero era poco y nada de eso se encarnaba en rostros concretos. Después -salvo en las diversas ocasiones de Ejercicios o Semanas de formación con Padres o Hermanas- en todas partes me ha tocado sufrir este problema: los pobres no están evangelizados, los pobres están abandonados a su suerte (que es la que les imponen los sistemas). Hay esfuerzo y renovación, grupos, pequeñas comunidades, movimientos familiares o juveniles, círculos bíblicos o equivalentes, parroquias vivas, revitalización catequétlca, comunidades de base, misiones, instituciones de asistencia y promoción, sesudas pastorales de los obispos, altercados teológicos entre los eruditos, pero las mayorías están abandonadas. Y la estructura de los ministerios en la Iglesia tiene que ver con esto. La retirada del mundo creador de la cultura y de los medios que la vulgarizan tiene que ver con esto. Pero no menos culpa tiene la inconsciencia e insensibilidad general hacia los medios de comunicación, la impreparación entre los agentes de pastoral y la falta de voluntad, donde se toman las decisiones, para crear comunicólogos y medios que puedan llegar a las mayorías. Pero, ¿cómo se puede hoy llegar a las mayorías abandonadas si no es a través de los medios? Alguien sabe de alguna otra receta milagrosa que lo pueda conseguir? Pero... ¿qué podemos hacer nosotros, escasos seguidores de San Vicente? En tiempos del fundador, París era una.. ciudad-Villa y las demás poblaciones aun menores y los "operarios" comparativamente muchos, y los medios de comunicación estaban en mantillas, y además, el analfabetismo era entonces general. Hoy podemos reírnos de los teleevangelistas y encontrar un cierto gozo resentido en sus escándalos y sus manipulaciones, pero eso no resuelve nuestros problemas. Podemos tachar de fanáticos a los "publicadores" de los Testigos de Jehová, pero eso en nada ayuda a las mayorías. Podemos menospreciar, desde poses de superioridad, a los creadores de telenovelas o Talk-shows, pero ellos, unos y otros, están llegando a esas mayorías a las que llamamos (¿retóricamente?) "nuestra herencia". ¿O desconfiamos acaso de las potencialidades de la Buena Noticia desde los Medios de Comunicación? (Cuando me entero, de que alguien de la Provincia, ha puesto en Internet textos y noticias vicencianos, me lleno de alegría y de agradecimiento). Si puedo expresarse desde el platonismo o el aristotelismo o incluso el más cercano marxismo, ¿no podrá expresarse la Buena Noticia desde la cultura de los Medios? Desde la Biblia -y no solo desde ella- el Espíritu Santo también trabaja por medio de la letra. Juan Pablo II habla en la RM de los "nuevos aerópagos" para la evangelización. El primero que señala ( no tan nuevo, por cierto) es el de las comunicaciones y se lamenta de que estos medios "se dejan a la iniciativa de individuos o de pequeños grupos y entran, en la programación pastoral solo a un nivel secundario". ¿Cómo entran en la programación de la C.M.?

2. Los Medios y las mayorías escasa o nada evangelizadas

Si antes reseñé algunos datos personales o biográficos -mínimos y ridículos en sí mismos- fue para poder explicar los sueños y ambiciones de los Folletos Misión XXI. Los avatares de la vida me pusieron en contacto con estas dos realidades: las mayorías pobres y los medios de comunicación (en su versión pobre). La "Revista Misión XXI fue un modesto intento de conectar con el lenguaje y las preocupaciones de esas mayorías y de vincular la evangelización por ese medio. Pero, el problema era su tirada rninoritaria. Entonces planteé -a la autoridad competente- la posibilidad de crear "folletos populares" de mayor tirada (hablo de finales del 82), pero el planteamiento no fue considerado. Y, en el 84 y en connivencia con el dueño de la imprenta -que me esperó el pago a que yo distribuyera los ejemplares- lancé, por mis pistolas, un folleto de 20 páginas y 40 mil ejemplares, que se distribuyeron en pocos meses. (Por cierto, de este sencillo folleto, que era la ampliación de un artículo de la revista, hicieron después nuevas ediciones, en México: el "Servicio a la Iglesia Católica A.C"; en Puerto Rico: el incansable P. Sádaba sacó 150 mil ejemplares y, en Honduras lo editó el P. José Luis Echarte, no recuerdo cuantos miles de ejemplares). Pero soy parte de una comunidad y si esta no asume como suyas este tipo de tareas, liberándote para ellas, ¿cómo seguirlas adelante? Y no me interesa continuar con algo que pudiera ser más un capricho personal que una misión. Con el folleto primero quería verificar -tan positivista como Comte y los fanáticos del Circulo de Viena- si las cosas eran como pensaba o si todo eran sueños subjetivos. Y la verificación no salió nada mal y confirmaba sobradamente la hipótesis, pero sólo me reconvenció a mí... Y con estas y otras circunstancias, como había venido a México por diez años, a finales del 84 me regresé a España.

Después de algunos meses de "curso de renovación", el P. Rafael Sáinz y su Consejo me acogió en La Provincia de Zaragoza y fui destinado a Los Ángeles. Tenía un pequeño capital de conocimiento del mundo popular mexicano y la conexión con aquellas queridas gentes de Talpa me fue fácil. Allí trabajé -exceptuados unos meses de San Francisco- del 85 hasta casi fmales del 95. Pero, de nuevo, ante la realidad del acoso de las Sectas y la facilidad con que no pocos católicos sencillos son engatusador debido a las causas antes apuntadas, me nacían los imperativos de intentar algo.

De hecho, no pocos trabajos en catequesis, cursos de formación en la fe, grupos bíblicos, cursillos de una semana, misiones por las casas, etc. nacieron de esta preocupación. Pero, como siempre, la gente a la que llegas es, en cualquier caso, una minoría, incluso en una parroquia no populosa como Talpa. Y yo seguía con esta inquietud como quien tiene una "manda" sin cumplir. En enero del 95 volví otra vez más a dar Ejercicios a las Hermanas de México. Una de las noches, me invitaron a cenar, en un restaurante cercano a Coyacán, tres o cuatro de los padres mexicanos jóvenes. Entre ellos estaban el P. Benjamín Romo, Provincial entonces, y Manuel González (actual Visitador). Y entre la comida y las salsas picantes, hablamos de los problemas del País, de los problemas de pastoral, de la ignorancia religiosa, las sectas y de la realidad de mayorías abandonadas. Allí surgió la decisión de plantear al P. Carlos Esparza, Provincial de Zaragoza, la posibilidad de intentar una colección de Folletos populares desde México, viniéndome yo a vivir en estos paisajes para iniciarla.

3. Buscar medios, producir los folletos y crear redes.

Y me vine a México a fines del 95, a la casa de León, del Estado de Guanajuato. Venía con tres cometidos claros respecto a los Folletos:

1) Buscar medios económicos; 2) Escribir y publicar los folletos, y 3) Crear una red de distribución para que pudieran llegar a la gente que nos interesaba.

Con las publicaciones nos puede suceder como con la pastoral directa: llegar a muy pocos y creernos que las cosas van bien porque algunos adictos nos hagan coro.

4. ¿Qué perspectivas se abren para los Folletos?

Los folletos impresos constituyen la primera línea de trabajo. Con el tiempo, cuando vayamos aproximadamente por el décimo, comenzaremos la línea de los cassettes y, después, la de los vídeos. Esos son los planes. Además, posiblemente este mismo año, comenzaré otra "colección menor" de los folletos, con sólo la mitad de las páginas. La recepción es muy positiva en los lugares a los que ya han llegado. Las Sectas nos hacen el trabajo previo; inquietan a la gente, la remueven, la dejan con preguntas que no saben contestar y de esta forma las personas están más abiertas y decididas para adquirir los folletos. (En León, el primer domingo que pusimos los dos primeros números a la venta, adquirieron 518 ejemplares, y se trata de una comunidad pequeña que no es parroquia). También existe alguna esperanza de que otras Provincias de América los distribuyan o publiquen en sus respectivos países, como ya hace el P. Sádaba en Puerto Rico.

Debo decir también que los folletos no son sobre las Sectas ni contra las Sectas, son para los católicos sencillos sobre los grandes temas de la fe, sobre la dimensión social de ella y sobre los puntos con los que las Sectas siembran la confusión entre las mayorías pobres. Ese es su objetivo: la evangelización, no la controversia, incluso si me sirvo de cierta controversia en alguno como forma literaria. Algunas parroquias ya los están utilizando como materiales para los grupos y para las misiones. Sé de alguna Escuela de Enfermeras que los usan para la formación en la fe y así de otros hechos, pero no es el caso de extenderme contando anécdotas edificantes.

Así están por hoy las cosas. En la semana del 19 al 24 de enero tuvimos "visita de oficio" en la comunidad de Los Ángeles. Participé en ella, pero también aproveché para visitar a algunos párrocos por el asunto de los folletos y me entrevisté con alguna persona que trabaja en el periódico "La Opinión" y que me abrió las posibilidades -en muy buenas condiciones- de anunciar en el periódico los folletos. Por otra parte, tengo lista para la imprenta (en español -para este lado- y en español y en inglés -para el otro-) una hoja a todo color para hacer conocer la colección. Pero, ¿sabe usted cuánto cuesta un sobre, la hoja, meter en él un ejemplar de dos o tres folletos, enviarlos a mil o dos mil lugares y pagar el porte? Estas y otras decisiones parecidas no se pueden hacer si la continuidad está en riesgo.

Finalmente, para quien haya aguantado hasta aquí le envió mi gratitud. También doy las gracias a las autoridades que han hecho posible esta tarea y para quienes la siguen apoyando. En México, los Padres me ayudan mucho, de forma especial los Provinciales citados, pero también los que están en las parroquias y quienes trabajan con los grupos parroquiales y con los vicencianos, y también les estoy agradecido.

Ozanam, luchador desde la prensa de su tiempo, le decía a su amigo Cournier en febrero de 1835: "La humanidad de nuestros días me parece semejante al viajero del que habla el evangelio. Ella también, mientras perseguía su ruta por el camino que Cristo le ha trazado, ha sido asaltada por los raptores, por los ladrones del pensamiento, por los malos hombres que le han arrebatado lo mejor que poseía: el tesoro de la fe y del amor, y la han dejado desnuda y desfallecida, gimiendo y turbada a lo largo del camino..." Hoy, a esta humanidad de las mayorías abandonadas, le sigue pasando lo mismo, pero por medios más sutiles y eficaces. La ignorancia religiosa, las Sectas y sus ofertas, la no atención pastoral, los programas de esoterismo, la economía de los tiburones vestidos de neoliberales, el desprecio y ridiculización de su fe por parte de gran parte de los medios de comunicación son diversas formas de ese asalto a las mayorías pobres. En el Retiro madrileño hay toda una letanía de mesas con los dijes más variados para las supersticiones más diversas y los programas de radio de por estos pagos hacen lo mismo. ¿Qué podemos hacer nosotros para llevar la Buena Noticia de Jesús de Nazaret a esas mayorías? Los folletos no resuelven el problema, son sólo un humilde intento para apoyar otros intentos.