Al volver de una visita a Albania

Ecos de la misión de Albania

Al volver de una visita a Albania

Giuseppe Guerra, C.M., Visitador de Nápoles

He ido a Albania con el espíritu de solidaridad y la simpatía de un italiano -tan cercano a Albania y a la vez tan lejano-, de un sacerdote que ve ante él un amplio campo de misión y de un cohermano de los Padres y de las Hijas de la Caridad que son en ese país nuestra presencia vicenciana.

Como sucede a veces en medio de las bellas grandes tragedias, la atención se concentra imprevistamente en los pequeños detalles: y así es como entre tantas impresiones y recuerdos, permanecen en mi memoria las casas pobres a las que les falta de todo, pero culminadas por numerosas antenas de telivisión orientadas hacia el cielo. Ni siquiera en Italia he visto tal concentración de antenas parabólicas. Me hubiera gustado ver la metáfora de una aspiración a lo trascendente y la imagen de la oración, del alma tendida hacia lo alto, pero más realísticamente, son el signo paradójico de una pobreza total, que sueña con un puente hacia el bienestar material al que sólo podrán unirse mágicamente "vía satélite”.

Los cohermanos y las Hermanas, que son ayudados por un buen grupo de voluntarios, me han dicho que, el primer sentido que cristianos y no cristianos dan espontáneamente cuando escuchan las palabras de Isaías "venid, coged, comed..sin pagar”, es el sentido material, sin metáfora y yo me he acordado de las palabras de San Vicente.... quien tiene hambre no puede escuchar...

Hoy día en Albania, el compromiso misionero y vicenciano debe saber conjugar -sin desequilibrio- la evangelización y la promoción humana. El mensaje cristiano que somos llamados a llevar y a relanzar en un país donde durante 50 años han tratado de erradicarlo, vuelve con un efecto de boomerand y nos interpela con fuerza a dar a la evangelización un auténtico testimonio de caridad cristiana. Seremos dignos de crédito si demostramos, con los hechos más que con las palabras, lo que quiere decir ser cristianos, amor y desinterés, libres con respecto al poder y al dinero y si nos comprometemos, a pesar de ello e incluso por ello, en un esfuerzo auténtico de promoción humana.