Adviento 1998

Adviento 1998

A los miembros de la Congregación de la Misión de todo el mundo

Mis muy queridos hermanos:

Que la paz y alegría del Señor sea con vosotros.

Un amigo me recordó recientemente que, al enfocar las luces sobre el escenario del Adviento había descuidado a los Magos. Ciertamente, esto es un pecado de omisión imperdonable, ya que a través de todos los siglos la piedad popular se ha deleitado ante la presencia de estos últimos visitantes gentiles.

Mateo nos dice que llegaron del Oriente, la tierra misteriosa de los orígenes humanos, del paraíso, del sol naciente, de la antigua sabiduría. Pocos hechos menores del Nuevo Testamento han estimulado tanto la imaginación religiosa. El evangelio de Mateo nos ofrece una información escasa sobre su identidad, pero la piedad popular ha rellenado los huecos con tanta riqueza que podemos casi olvidar que el Antiguo Testamento no nos diga casi nada sobre ellos, excepto que eran Amagos@, una casta de hombres sabios, asociadas con la interpretación de los sueños (un tema común en Mateo). Empezando desde ahí, los narradores cristianos de historia nos han ofrecido innumerables detalles. Su número, hasta llegar a doce, fue gradualmente fijado en tres, deducidos de los tres dones mencionados en Mateo, 2, 11. Se convirtieron en reyes bajo la influencia del Salmo 72, 10, Isaías 49, 7 e Isaías 60, 10. Finalmente recibieron nombres: Gaspar, Melchor y Baltasar, al menos en la Iglesia Occidental. Y por supuesto, (cada uno tenía un camello! En un atractivo reconocimiento de la diversidad racial, Baltasar se convirtió en negro y los otros a veces adoptan un aspecto oriental. Su seguimiento de una estrella provocó un entero manantial de literatura sobre los planetas, meteoros, cometas, incluso supernovas, aunque hoy parece más probable que Mateo fue simplemente reflejando, aquí como en otras partes, el Antiguo Testamento, especialmente Números 24, 17; él estaba totalmente convencido que toda la creación, incluidas las estrellas, conspiró para revelar los fines de Dios en el Mesías. Mateo relata que ellos ofrecieron oro, incienso y mirra. En una tradición popular el oro significa la realeza de Cristo, el incienso su divinidad, la mirra su muerte redentora. En otra tradición, de perspectiva moral, simbolizan virtud (probada como el oro en el fuego), oración (asciende como incienso) y sufrimiento (aliviado con las cualidades medicinales de la mirra).

)Hay alguien Cincluso el más sofisticado intelectualC a quien no le guste la detallada imaginería de historias de Navidad como esta y que no espere que los Magos lleguen a la cuna en el tiempo de Epifanía? Aquí en Roma el enorme Belén de la plaza de San Pedro merece una segunda visita el día 6 de Enero cuando aparecen estos gigantescos visitantes del Oriente.


Una de las cosas maravillosas de la devoción popular que rodea a los Magos es que nunca se desvían del fin de Mateo; de hecho, él comprendió el mensaje de los primeros versos de su segundo capítulo muy bien: los Magos vinieron a adorar al Rey recién nacido. Mateo repite este mensaje tres veces (2, 2; 2, 8; 2, 11) precisamente para que ninguno de nosotros nos lo perdamos.

Permítanme en este Adviento proponerles tres desafíos que son muy evidentes en la historia de los Magos.

1.Vinieron a adorar al rey recién nacido. )Somos nosotros capaces de esto? )Estamos deseosos de inclinarnos ante el Señor y rendirle homenaje? )Somos capaces de hacer de Cristo el centro absoluto de nuestras vidas, la revelación de Dios encarnado? O nos agarramos a dioses extraños como hizo Herodes? Estos son diversos: poder, popularidad, seguridad, confort, por nombrar sólo algunos. La mayoría de estos dioses son reflejos de nuestro interior. Son el espejo de nuestro deseo de ser el centro del universo. Los Magos, al contrario que Herodes, se inclinaron ante el Señor y le adoraron. Se unieron a María a José, a los ángeles, a los pastores y a las estrellas en proclamar a Cristo como centro. Les exhorto a inclinarse ante el Señor estas Navidades como todos nosotros lo hicimos cuando nos inclinamos para entregar toda nuestra vida a fin de seguirle como evangelizar de los pobres. Les exhorto a inclinarse ante Él en la persona de los pobres, que son C en una frase que usamos con tanta frecuencia que puede perder su significado C Anuestros Señores y Maestros@.

2.Los Magos eran buscadores. Viajaron de noche, siguiendo una estrella, en camino como peregrinos, luchando a través de los desiertos. Con frecuencia este es el modo humano de actuar. La mayoría de nosotros avanzamos a tientas en la oscuridad durante gran parte de nuestra vida. Fíjense en lo que nos dice Mateo de la búsqueda de estos hombres sabios. Incluso cuando llegaron al culmen de su viaje y encontraron al rey que ansiaban ver, consiguiéndolo a pesar de la política y hostilidad de otros, los acontecimientos les revelaron cuán cercanos y entrelazados están la luz y las sombras, el nacimiento y la muerte, la alegría y el dolor, la creencia y la incredulidad. Estos doce versos, )no corresponden a nuestra propia historia? Para nosotros es crucial reconocernos buscadores, como hicieron los Magos. Nuestra vida es un camino, en el que con frecuencia viajamos de noche. De hecho, la estrella del Señor solo es visible para nosotros cuando reconocemos esta oscuridad. La vida tiene tantas cuestiones sin responder, tantos deseos insatisfechos. Fluctúa entre altos y bajos, entre pureza de corazón y pecado, entre amor y desilusión. Ser humano significa experimentar nuestra radical limitación. Nuestros corazones encuentran su completa realización solamente en Dios, a quien buscamos durante todo el curso de nuestras vidas. Este es el más profundo significado del misterio del Adviento, esto es lo que los Magos proclaman con toda claridad.


3.Los Magos no estaban buscando únicamente algo para ellos, venían con sus dones; oro, incienso y mirra. Para cada uno de nosotros puede ser provechoso preguntarnos durante este tiempo de Adviento: en este momento de mi vida )qué dones puedo yo ofrecer al Señor? )Hay algo que siempre me he reservado y que ahora puedo presentar ante el Señor al inclinarme a adorarlo? )Hay alguna cosa material que yo puedo dar, como el oro de los Magos? )Puedo yo ofrecer un tiempo de oración más fielmente, como su incienso? )Puedo yo aplicar al sufrimiento humano que me rodea algún bálsamo, como la mirra? )Puedo estar al lado de los refugiados, que son ahora más numerosos que en cualquier otro tiempo de la historia, u ofrecer un oído atento a los desempleados, cuyo número parece que nunca disminuye de forma perceptible, o proveer comida o cobijo a quienes experimentan hambre y no tienen techo para cobijarse y que caen en el cada vez más amplio abismo que separa a ricos de pobres en cada continente? )Qué don puedo presentar al Señor, o a nuestros Maestros los pobres, en estas Navidades?

Un gran teólogo moderno, reflexionando sobre los Magos, escribió una vez: A(Vayamos también avanzando en el aventurado viaje del corazón hacia Dios! (Corramos! Olvidemos lo que queda atrás. Todo un futuro se presenta abierto ante nosotros. Todas las posibilidades de la vida están todavía abiertas, porque aún podemos encontrar a Dios, encontrar todavía más. El vacío humano es superado por aquellos que corren al encuentro de Dios, del Dios cuya realidad más pequeña es mucho más grande que nuestra mayor ilusión, el Dios que es eterna juventud...@ (Karl Rahner, The Great Church Year, [Crossroad: Nueva York, 1994] 105).

Mis queridos hermanos, corramos unidos. La estrella está siempre brillando para quienes están convencidos de su limitación. La peregrinación siempre nos invita. El Señor nos atrae siempre con su promesa. En este Adviento pongámonos de nuevo en camino, unidos, para adorarle.

Su hermano en San Vicente.

Robert P. Maloney, C.M.

Superior General.

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