Aportación del Padre André Dodin a los Estudios Vicencianos

APORTACIÓN DEL PADRE ANDRE DODIN A LOS ESTUDIOS VICENCIANOS

Por Jean-Pierre Renouard, C.M.

Sólo el tiempo es capaz de juzgar una persona y sus obras. San Vicente mismo señalaba "el tiempo cambia todo" (SV III, 357). Se me ha pedido que ofrezca una primera impresión sobre la obra Vicenciana del P. Dodin, fallecido el 18 de Diciembre de 1996. ¿Imprudencia? A los lectores toca evaluar, y probablemente lo harán diversamente, sobre las tres observaciones que dejaré como una primera mirada.

1. Entre las numerosas obras y artículos de revistas recopilados pacientemente por el P. Vansteenkiste, celebrado experto en la materia, recuerdo tres títulos que me impresionaron profundamente:

- Las 30 páginas introductorias editadas en un pequeño libro, no disponible actualmente, aparecido en Aubier en 1949 titulado: "Textos y Estudios, San Vicente de Paúl" en la colección "Los maestros de la espiritualidad cristiana".

Estas páginas ofrecen una primera síntesis, aún válida, de la espiritualidad Vicenciana. Hacen justicia a la ambición declarada por el autor: valorizar el camino humano" y "valorizar cada acción". Estas ayudaron a entrar de lleno en la espiritualidad Vicenciana que no existía hasta entonces de forma formal. Anunciaban, a su manera, la primavera de los estudios Vicencianos utilizando las primeras fuentes de información de Pémartin y Coste. El P. Dodin me escribía en 1966, a propósito de estas páginas, que eran las mejores que había escrito.

- En 1960 apareció su best seller: "San Vicente de Paúl y la Caridad", publicado por Seuil, en la colección "Microcosme, los maestros espirituales" Nº 21. Editado y reeditado en numerosos idiomas, este libro ha recorrido todo el mundo Vicenciano, presentando una visión renovada de la vida ("su servicio terreno") y espiritualidad ("la doctrina espiritual") del Señor Vicente. Presentaba algunos textos destacados y hacía la crítica sobre la fecha de nacimiento, la cautividad y la conversión. Este libro deberían leerlo de nuevo quienes deseen abordar a San Vicente desde el interior sin arriesgarse a grandes errores. Es un arquetipo y la mejor versión condensada sobre el mundo de San Vicente para ponerla en manos de quienes desean tener un conocimiento profundo de él. Los directores del seminario interno encontrarán en él un buen "manual" para la formación de los nuestros.

- En 1985 O.E.I.L. publicó la tesis del P. Dodin sobre la obra de Abelly (Premio Juan de Pange): "La leyenda y la historia, del Señor Vicente Depaul a San Vicente de Paúl". El autor rechazó el modo de trabajar del primer biógrafo de San Vicente que escribió con vistas a la beatificación. El P. Dodin demostró también, a través de esta obra apologética, cómo es posible pasar de la leyenda a la historia. Ciertamente aquí la intención es más aguda y a veces estridente, pero tiene el mérito inmenso de recordar que la historia tiene sus reglas y exigencias. Siempre existe la tentación de inventarse un Señor Vicente de acuerdo con las propias necesidades. La objetividad es el camino hacia la verdad. Este es un libro paradójico que lleva a la humildad en el tema del conocimiento de San Vicente.

Una buena mención del libro editado también por O.E.I.L. en 1984 "Francisco de Sales, Vicente de Paúl, los dos amigos". Este pequeño libro amenizado con algunas repeticiones, ofrece la ventaja de recordarnos a los Vicencianos que el antiguo método de oración, impuesto por los dos San Lázaros, fue sin duda de inspiración Salesiana. Sabemos que San Vicente propone más en su enseñanza oral y escrita.

2. El P. Dodin cambatió la idea de que San Vicente fue únicamente un hombre de acción. Afirmó muy alto y con energía que fue un místico, un hombre espiritual. Dodin contribuyó al conocimiento del hombre interior. Lo sorprendió en la oración. En una sesión dada en la Alianza francesa en 1960, coincide con las páginas de Aubier citadas anteriormente. El Señor Vicente invita a vivir en Cristo y a organizar la vida interior a partir de este esfuerzo de imitación. La vida apostólica se encuentra así santificada. El mérito del P. Dodin está sobre todo en habernos ayudado a pasar de la historia a la espiritualidad Vicenciana. Incluso sistematizando tanto el pensamiento hasta el punto de dar prioridad al espíritu lógico sobre el espíritu filosófico.

3. Paralelamente a este esfuerzo de cambio de perspectiva (a grosso modo, a partir del Tricentenario), el P. Dodin presentó un San Vicente interesante; llevó a sus oyentes a gustar de San Vicente. Mostró ¡un Señor Vicente humano, hombre de negocios, aficionado a lo temporal...., de procesos, de política! Ayudó también a la comprensión de su tiempo, con la ayuda del P. Chalemau, cuya reputación como experto del siglo XVII no tiene parangón.

Sería injusto aislar el brillante trabajo del P. Dodin olvidando el de sus predecesores: Coste, el proveedor, el Sr. Guichard que leyó los manuscritos y los coleccionó cuidadosamente (y que Dodin usó prestados con frecuencia); el P. Contassot que clasificó y nos ha dejado (sin publicar) la historia de todos los seminarios de tradición Vicenciana; el P. Chalumeau a quien le gustaba situar a San Vicente en su contexto y que abrió un camino real a los estudios posteriores; el P. Morin que encantó a sus oyentes con sus nuevas y personales síntesis. Hay aquí todo un movimiento conjunto que sobrepasa las fronteras francesas y que llevó, en 1980, a la escritura de las Constituciones en un lenguaje universal, sin mencionar renombradas obras, cuyos autores viven aún.

Una observación final: el P. Dodin tuvo más éxito en artículos que en grandes libros. La palabra que resume mejor su talento sería: fue un miniaturista. De esto modo, iluminó las ricas horas Vicencianas. Y estas están aún lejos de haber pasado.