Théodoric Pedrini C.M. (1670-1746): El músico del Emperador

THÉODORIC PEDRINI C.M. 1670-1747

El músico del Emperador

Por André Sylvestre, C.M.

A finales del siglo XVIII los Sacerdotes de la Misión fueron llamados por la Santa Sede para reemplazar a los Jesuítas en varios países: Prusia, Imperio otomano y sobre todo en China. Sin embargo, ya anteriormente muchos de ellos se habían ofrecido voluntarios para la misión en China y habían sido enviados como misioneros de la Congregación para la Propagación de la Fe.

Este fue al principio el caso de los PP. Appiani y Müllener. Fueron dos grandes misioneros, cuya vida estuvo sembrada de pruebas, pero no es nuestro propósito contar aquí cual fue su apostolado.

En 1645 el Papa Inocencio X había condenado los Ritos chinos. Pero numerosos misioneros, entre ellos los Padres Jesuítas, buscaban escapatorias para evitar aplicar el decreto del Santo Padre. En 1693 un mandato de un Obispo, Monseñor Maigrot, no tuvo más éxito.

El Papa Clemente XI decidió enviar un Legado que estudiara en el lugar la cuestión y la resolviera. Eligió un famoso sacerdote, llamado Charles de Tournon, que tenía 33 años, le consagró Obispo y le nombró Patriarca de Antioquía. Hizo su retiro de ordenación en la casa de los Misioneros de Montecitorio y fue consagrado Obispo por el mismo Papa el 27 de Diciembre de 1702. El Legado debía ser acompañado por varios misioneros enviados por la Congregación para la Propagación de la Fe.

El Legado debía tratar directamente en la Corte de Pekin con el Emperador Kangshi. Este último tenía reputación de ser un experto melómano, por lo que el Papa, pensando que el Emperador estaría muy contento de acoger en su Corte a un músico experimentado, pidió que formara parte de la expedición un sacerdote de la Misión que tenía fama de ser un gran talento musical.

El P. Théodoric Pedrini aceptó complacido la proposición que le hicieron. Partió pues con otros cinco misioneros, entre ellos otro Misionero C.M., el P. Biasi.

El P. Pedrini había nacido en 1670 en Fermo, una antigua y pequeña ciudad al sur de la Marche d'Ancône. Había cursado sus estudios de Derecho y era doctor in utroque. Entró en la C.M. en 1698 a los 28 años de edad.

La expedición, compuesta, incluyendo al Legado, por 6 misioneros enviados por la Congregación para la Propagación de la Fe, debía partir de Barcelona el 9 de febrero de 1703 en un barco francés de la Compañía de Indias.

Un viaje de largo recorrido

El P. Pedrini pidió al Legado ir primero a París a visitar la Casa Madre de la Congregación y saludar al Padre General. Partió para Roma el 13 de Enero de 1702, embarcó en Livorno hacia Toulon y se dirigió después hacia París.

El P. Pedrini debía reunirse con el Legado en Canarias en el mes de Abril de 1703. Pero debido a su excesiva demora en París y a que juzgaba peligroso su paso por España, el caso es que tuvo la mala suerte de perder en Saint Malo el barco para Canarias. Sin embargo en Navidad del mismo año 1973 pudo encontrar un barco que partía de Saint Malo hacia China pasando por el Estrecho de Magallanes y América del Sur.

Viaje a las Américas

Se embarcó el 28 de Diciembre. La navegación fue penosa, tuvieron varias tempestades, pues el paso de Cabo de Hornos no es una partida de placer. Hicieron escala en Concepción, Chile, el 13 de Mayo de 1704, y llegaron poco después al Callao, el puerto de Lima. Pero, al llegar a Perú, el capitán decidió que no iría más lejos y se preparó a volver a Francia. He aquí a nuestro candidado a China plantado en Lima, la prestigiosa residencia del Virrey. El P. Pedrini tuvo tiempo disponible para ir a rezar a la tumba del santo obispo Toribio, muerto un siglo antes y practicar sus devociones en la casa natal de santa Rosa de Lima que había sido canonizada, treinta años antes, en 1671.

Al tener conocimiento de que un navío debía zarpar de Acapulco, en Méjico, hacia Filipinas, el P. Pedrini decidió intentar su suerte por este lado. Encontró un barco que le condujo de Perú a Guatemala. Pero le quedaban todavía por recorrer 1200 km. que recorrió parte a pie y parte en barco. Finalmente llegó al puerto de Acapulco y consiguió embarcarse el 18 de Marzo de 1707. Tuvo una feliz travesía desembarcando en Manila el 9 de Agosto de 1707.

La última etapa

Pero todavía no fue este el final de sus penas. Encontró un barco que debía llevarle a Macao, pero en esta estación del año los vientos eran tan contrarios que por tres veces el barco debió retroceder en su camino y finalmente volver a Manila. Por entonces llegó a Manila un edicto del rey Felipe V de España prohibiendo todo comercio con China. Al mismo tiempo llegaban a Manila cinco misioneros de Propaganda Fide destinados a China y encargados por el Santo Padre de imponer al Legado, Monseñor de Tournon, el birrete cardenalicio. Era esta una señal de reconocimiento de la Santa Sede hacia su Legado, que tanto se había esforzado por conseguir la paz en el candente tema de los Ritos chinos y que no había recibido nada más que afrentas y vejaciones, incluído un intento de envenenamiento.

El P. Pedrini, al que no le faltó nunca la imaginación, se fue a ver al Gobernador español y le hizo saber que sería un gran inconveniente dejar a los enviados del Santo Padre sufriendo en Manila, ellos deberían unirse a Monseñor de Tournon lo antes posible, el honor de la Santa Sede estaba en juego, así como el del muy católico rey de España. El Gobernador se dejó convencer y fletó una fragata. El P. Pedrini se afeita la barba, se viste de paisano enfundándose la espada y con el consentimiento del Gobernador se presenta como capitán para dirigir la expedición. Los enviados del Santo Padre, puestos al corriente, guardaron secreto sobre la identidad del capitán.

Embarcaron el 29 de Noviembre de 1709, pero la travesía fue muy movida, fueron azotados tres veces por la tempestad, pero al fin arribaron a Macao el 1 de Enero de 1710. Al fin el P. Pedrini llegó a suelo Chino, para lo que le fue necesario tener una perseverancia fuera de lo común.

Un cardenal agonizante

El 8 de Enero, en una ceremonia íntima, pudo imponer el birrete de cardenal a Monseñor de Tournon. El Legado, cuya embajada había sido destruída por los partidarios incondicionales de los Ritos, había sido expulsado por orden del Emperador de Pekín a Macao, donde debido a las intrigas y a la mala voluntad de los defensores de los Ritos era vigilado por soldados.

Algunos meses después, el 8 de Junio de 1710, Monseñor de Tournon falleció agotado por las vejaciones y contradicciones. En cuanto a su intérprete, el P. Appiani, también misionero de la C.M., fue asimismo víctima de la mala voluntad de los Reverendos Padres, pasando 18 años en prisión.

Un músico en la Corte

El Emperador Kangshi, que había sido avisado por Monseñor de Tournon de la llegada del P. Pedrini, le envió la orden de ir a la Corte de Pekín. Después de descansar un poco en Macao para familiarizarse con la lengua china, el P. Pedrini se puso en camino hacia Pekín con el P. Ripa, sacerdote diocesano de Nápoles, uno de los misioneros de Propaganda Fide, que fué para él un amigo fiel. A él debemos la relación de todo lo que sucederá seguidamente al P. Pedrini. Fueron muy bien acogidos por el Emperador, que les asignó una casa y un empleo. Al P. Pedrini como músico y al P. Ripa como pintor. El P. Ripa dice en su diario que: “el P. Pedrini, gracias a su habilidad tanto musical, como en la dirección de artesanos, y en la construcción de diversos instrumentos y todavía más, gracias a su amabilidad, crecía cada vez más y más en el favor de ese gran monarca”.

El P. Pedrini construyó diversos instrumentos como espinetas, órganos, violones que fueron la admiración del Emperador. Los partidarios de los Ritos, envidiosos de su influencia, a fin de hacerle perder la estima del Emperador, quisieron obligarles a él y a algunos de los misioneros de la Propaganda, entre ellos al P. Ripa, a condenar los Decretos del Santo Padre relativos a los Ritos. El P. Pedrini respondió claramente al Emperador que él no podía hacerlo y el P. Ripa adoptó la misma actitud firme. El Emperador no insistió, y conservó su estima por el P. Pedrini. Le confió incluso la educación musical de dos de sus hijos. Estos alumnos principescos mantuvieron siempre su estima y apoyo a quien había sido su maestro. Cuando en 1714 el P. Pedrini cayó enfermo, al enterarse el Soberano que uno de sus hijos había enviado a dos médicos al Padre, él mismo le envió su propio médico.

El P. Pedrini fue inducido a hacer al Emperador una exposición por escrito sobre la posición del Santo Padre relativa a los Ritos chinos, exposición que no había podido hacer Monseñor de Tournon. El soberano quedó satisfecho, pero los partidarios de los Ritos, así como el mandarín Tchao Tchang, protector de los Jesuítas, persiguieron con odio al P. Pedrini. Los P. Pedrini y Ripa habían comprado una casa para hacer la casa de los Misioneros de Propaganda y la capilla de la casa era muy frecuentada por los cristianos de la ciudad, deseosos de no desobedecer las consignas del Santo Padre. Este éxito no podía por menos que suscitar celos.

En 1717 el P. Pedrini, en reconocimiento a sus méritos, fue elevado por el Santo Padre a la dignidad de Protonotario apostólico, dignidad que él no hizo prevalecer jamás.

Tiempos de pruebas

En 1720 murió la madre del Emperador, y el P. Pedrini, que estaba también enfermo, no pudo asistir a la Corte a presentar su pésame. Sus enemigos hicieron resaltar esta ausencia como una ofensa al Soberano. El P. Pedrini fue encarcelado durante algunos días, y liberado después.

Mientras tanto el Papa había enviado un nuevo Legado, Monseñor Mezzabarba, para reexaminar la cuestión de los Ritos y atraer a la obediencia a los misioneros disidentes. No pudo convencer al Emperador, ni atraer a la razón a quienes hasta ahora habían buscado todas las escapatorias posibles para eludir las consignas de Roma y de varios obispos de China. Después de una última audiencia, el 20 de Febrero de 1721, el Emperador hizo llegar al Legado una Memoria destinada al Santo Padre. Esta Memoria llamada Diario de los Mandarines, debía relatar los diversas audiencias imperiales concedidas al Legado y las conclusiones que habían sacado. Esta Memoria fue preparada por los PP. Jesuítas. Tchao Tchang, su protector, exigía que la Memoria fuese firmada por todos los misioneros presentes. Los Jesuítas evidentemente la firmaron, el P. Pedrini rehusó totalmente firmar un escrito que él no había leído y que hablaba de hechos de los que él no había sido testigo. Furioso de esta negativa, el Emperador hizo que le administraran cien bastonazos, lo encadenaran y fuera encarcelado.

Después de la partida del Legado, el 1 de Marzo, al P. Pedrini le quitan las cadenas y le transfirieron a una celda en casa de los Jesuítas, que se convierten en sus carceleros. Fue liberado en Mayo y llamado a la Corte en Tartarie para los seis meses de verano. Pero a su regreso a Pekín debió, por la intervención del P. Parennin, Superior de los Jesuítas, volver a su celda en la casa de los Padres.

Al final del año siguiente, el Emperador, después de una partida de caza, fue aquejado de un enfriamiento y murió el 30 de diciembre de 1722 a la edad de 69 años. El Emperador, antes de su muerte, había designado para sucederle a su cuarto hijo Yountcheng.

Un nuevo reino

El nuevo emperador había sido educado por el P. Pedrini, por ello desde su ascensión al trono le hizo liberar. El P. Pedrini volvió a tener entrada libre en el palacio.

Por otro lado, al enterarse el Emperador de las intrigas de algunos Jesuítas para exluirle de la sucesión, los expulsa de la Corte, e incluso hace arrestar y condena a muerte al más comprometido de entre ellos. Durante una audiencia, el nuevo emperador muestra públicamente su estima y su confianza en el P. Pedrini.

Por su intervención, hace liberar al P. Appiani, que llevaba 20 años encarcelado en Cantón, debido al pertinaz rencor de los partidarios de los Ritos, a quien había servido de intérprete fiel a Monseñor de Tournon.

La mayoría de los misioneros fueron expulsados de China, excepto de Pekín y Cantón. El P. Appiani se quedó en Cantón y dedicó el resto de sus días a educar a jóvenes chinos para el sacerdocio, pero murió en 1732 después de la expulsión de todos los misioneros de Cantón.

A su liberación, el P. Pedrini había dejado la residencia de los Jesuítas de Petang de la que tenía muy malos recuerdos. Compró una gran casa para residencia de los misioneros de Propaganda y la dotó de una iglesia que hacía de paaarroquia, a pesar de la gran oposición proveniente siempre del mismo lado. Desgraciadamente, el 20 de Septiembre de 1930, un temblor de tierra destruyó parte de la casa y la iglesia. El P. Pedrini tuvo graves problemas de dinero para hacer las reparaciones y para la compra de un terreno como cementerio. Él mismo fue acusado, ante la Congregación para la Propagación de la Fe, de malversación de fondos. Finalmente, se le hizo justicia de estas calumnias.

Acontecimiento en Kienlong

El 6 de Octubre de 1735 murió el emperador Koutcheng. Él había establecido para su sucesión un método que se usó durante mucho tiempo en la Compañía, el P. General designaba a un Vicario General que debía reemplazarle a su muerte en espera de la elección de un sucesor por una Asamblea General. El Emperador había escrito en una hoja el nombre del que designaba como su sucesor. Esta hoja estaba cerrada en una cajita sellada y colgada en una sala del Palacio. El designado fue el cuarto hijo, Kienlong. Este Emperador prohibió toda predicación religiosa en todas las iglesias parroquiales de Pekín. Pero la del P. Petrini, que era considerada como residencia privada, fue exenta de esta prohibición y continuó siendo muy frecuentada. Para decir de un cristiano que observaba fielmente las consignas de Roma relativas a los Ritos, se decía: Va a la iglesia de Pedrini o él es de la Confraternidad de los Siete Dolores.

El P. Pedrini fue incluso llamado al palacio para reanudar su función de músico, pero en el otoño de 1741 cayó gravemente enfermo. En una carta a su hermano escribe: “los Padres Jesuítas (que no eran ya sus antiguos perseguidores) me han asistido noche y día con la mayor caridad”.

Murió el 10 de Diciembre de 1746 a la edad de 77 años. Fue un hombre de un corage y constancia extraordinarios. Había estado durante su vida colmado de favores, pero también de pruebas. Sin embargo, estas últimas no habían jamás empañado su alegría natural ni su optimismo. Se mantendría fiel hasta el fin a la Santa Sede. Sus funerales fueron celebrados con la aportación del Emperador el 27 de Febrero de 1747.

Nota final: El P. Dulucq, que estuvo en China, me ha comunicado la siguiente información: Los PP. del Verbo Divino han descubierto en los archivos de la Universidad Fu Jen, fundada en 1924 en Pekín, el manuscrito de una Cantata que tiene por autor el anagrama Nepridi, que ellos interpretan como perteneciente al nombre de Pedrini, músico en la Corte. Esta Cantata ha sido después descifrada e interpretada.