La misión popular en el contexto de una Iglesia joven. El caso de Madagascar

La misión popular en el

contexto de una Iglesia joven

El caso de Madagascar

Por Vincent de Paul Tsangandahy, C.M.

Provincia de Madagascar

Hablar de una Misión Popular en un país de "misión" nos parecerá un poco extraño. En efecto, la definición de se término "misión popular"nació en un contexto donde la cristiandad era ya considerada como una tradición.

Para el caso de Madagascar, los misioneros lazaristas emprendieron esta obra hace solamente 50 años después de instalarse en el país. ¿Cuál es el objetivo? Y cómo ve la Provincia de Madagascar esta obra en la perspectiva del porvenir?

Tal es el fin de esta exposición

Objetivos de la misión popular en el contexto de Madagascar

La misión popular se está llevando a cabo en Madagascar con un doble objetivo:

Por una parte, los lazaristas, conscientes de su función de primeros evangelizadores del sur de Madagascar, siempre habían considerado como muy importante el adoptar el método Vicenciano de la misión itinerante para fundar comunidades cristianas.

Por otra parte, los misioneros de Madagascar están convencidos de que la misión popular es un medio eficaz de predicación para la profundización de la fe y para ayudar a cada parroquia o sector a organizar sus actividades pastorales en los diferentes niveles del compromiso de cada cristiano. Frente a estos dos objetivos, los misioneros piensan que la misión popular puede tomar la forma de misión permanente, ejercida por un equipo fijo en un medio determinado.

Así pues, nosotros, tal y como se practica en Madagascar distinguimos dos formas de misión popular: la misión itinerante y la misión permanente.

La misión itinerante en Madagascar

En el contexto de Madagascar, los misioneros han adaptado siempre su forma de evangelizar a la imagen de la misión itinerante tal y como era practicada por San Vicente de Paúl y su primer grupo.

Esta misión consistía en visitar los pueblos en los diferentes lugar del sur de Madagascar; Naquart y su grupo constataban justamente que la misión itinerante era el método más adaptado a la evangelización en el caso de la sociedad malgache.

Efectivamente, la estructura social en Madagascar hacía pensar fácilmente en este método de evangelización que es la misión popular. Podemos constatar, por ejemplo, que en la parte sur de Madagascar, las estructuras sociales son agrarias. Los pueblos se reagrupan, y es fácil organizar un encuentro o una visita según la forma primordial de la misión itinerante tal como San Vicente la había concebido.

La misión permanente, segunda forma de la misión popular en Madagascar

Paralelamente a la misión itinerante, la misión permanente consiste en presentar la misión popular como un trabajo a largo plazo, y en equipo fijo en un lugar (o un sector) dado. Esta forma de misión nos permite, por una parte, fundar comunidades eclesiales, y por otra parte animar el proyecto pastoral de conjunto de una Diócesis en el cuadro de una estrecha colaboración con los laicos y otras instituciones que tienen el mismo objetivo de evangelización que nuestra provincia.

Para el caso de Madagascar, estas dos formas de misión constituyen la obra fundamental de la misión popular.

¿Qué relación hay entre misión popular y misión ad gentes en el contexto de Madagascar?

Madagascar es un país de misión. Convendría pues hablar de misión ad gentes con relación a la misión popular. Es evidente que la misión ad gentes se caracteriza tradicionalmente por "la presencia misionera entre los infieles" mientras la misión popular es, por principio, definida por "la presencia en los países de tradición cristiana".

Es preciso reconocer que esta definición valía en la época de la creación de la Congregación de Propaganda Fide por el Papa Gregorio XV en 1622. Sabemos, por ejemplo, que en esta época, África estaba considerada como "objeto de evangelización". Actualmente, sobre todo después del Concilio Vaticano II, todos reconocemos que estos "países de misión" son a su vez "sujetos evangelizadores"

Además, si nos referimos a la concepción de San Vicente de Paúl, observamos que lo que contaba para él no era saber la forma jurídica o el aspecto teológico de la misión. Para él, la única preocupación era "anunciar la Buena Nueva a los Pobres".

En efecto, el objetivo de la misión se resume en San Vicente, en los tres puntos siguientes: la unión, la providencia, la disponibilidad.

Unión: Para San Vicente, el primer principio que animó su predicación es la Unión. En las misiones que él predicaba, su objetivo era unir al hombre con Dios por la conversión (confesión); la unión o la reconciliación de los hombres entre ellos y la unión entre las familias en conflicto. Brevemente, él fue siempre testimonio de la alegría de vivir con Dios y entre hermanos. Este principio de unión va emparejado con la noción de la Trinidad, unidad de amor de Dios, cuya devoción es muy profunda en San Vicente.

Providencia: La Providencia es para San Vicente la obediencia a la voluntad de Dios. La misión ¿es en el interior o en el extranjero? Esta no es su primera preocupación. Lo que para él, en primer lugar, es cumplir la voluntad de Dios. Ya sea en Madagascar o en otro sitio.(2)

Disponibilidad: La disposición a cumplir la voluntad de Dios es tan profunda en San Vicente que instituye su compañía sobre la base de la disponibilidad. De ahí el sentido de la misión itinerante. En efecto, para San Vicente ser misionero itinerante quiere decir una forma de ponerse a la disposición de Dios. Él ve en el desprendimiento la forma de darse totalmente a Dios con el único fin de evangelizar a los pobres.

Volviendo a nuestro caso, en Madagascar consideramos que misión popular y misión ad gentes son los dos polos inseparables de la evangelización. No se contradicen, sino que, al contrario, se complementan. El trabajo del misionero es como el de un agricultor: debe volver varias veces a su campo, después de haberlo removido, para esperar al fin recoger algunos frutos. Así es como presentamos la misión popular como medio de la realización interior de la misión ad gentes.

Esta situación se presenta como un gran desafío a los misioneros autóctonos que evangelizan en su propio país.

Este desafío se presenta no sólo por el hecho de que no deben estar solamente atentos a las realidades sociales según la recomendación de nuestras Constituciones (C. 12,2), sino sobre todo, deben afrontar el desafío de forma que, de una parte, los contenidos de sus predicaciones respondan a las exigencias actuales de la Iglesia en Madagascar y que, por otra parte, en la particularidad de su cultura, puedan proclamar su fe en ese Dios "Uni-diverso" , es decir el Único en su diversidad y el Diverso en su unidad.

Por ello la provincia de Madagascar quiere "emprender la obra de las misiones adaptándolas a las situaciones y circunstancias actuales del país, y examinando todas las posibilidades de imprimirle un nuevo impulso, sea para reanimar y constituir una verdadera comunidad cristiana, sea para despertar la fe en el alma de los no creyentes" (C. 14).

Cuáles son los métodos que se emplean para llevar a cabo una misión popular en Madagascar

En lo referente a la misión parroquial, nuestro método no difiere en general del utilizado según la tradición Vicenciana en nuestras diversas provincias. Se trata de organizar las tres fases de la misión popular:

a) el tiempo de preparación de la misión que dura en principio entre seis meses y un año; tratando de hacerla coincidir con los tiempos fuertes litúrgicos;

b) el tiempo de realización o tiempo fuerte de la misión: predicación y celebración de la fe, que dura generalmente quince días;

c) y la vida de la post-misión que queda siempre como el fruto a largo plazo de la misión popular.

Para saber con más detalle sobre este método, os invito a un artículo que yo mismo presenté en Vincentiana (Enero-Febrero 1995 p. 34-37), sobre una experiencia que viví particularmente como párroco en una parroquia que preparó y acogió la misión popular.

Sin embargo, es útil señalar que nuestra tarea actualmente, en tanto que organizadores de la misión popular en nuestra provincia, es buscar uno (o varios) métodos mucho más adaptados a nuestra realidad social malgache. Esto exige, por nuestra parte, una competencia teológica para hacer de nuestra misión popular una contribución efectiva a la pastoral de conjunto de las diócesis las que trabajamos.

Esta es la razón de nuestra participación en este mes Vicenciano.

A propósito de lo que llamamos "misión permanente", nuestro método representa un programa de evangelización. Como nuestro fin es tanto las comunidades cristianas como las "nuevas comunidades", enfocamos nuestra acción en tres fases:

a) estudio del medio, que consiste en hacer un reconocimiento del terreno para darse cuenta de las realidades vividas por la sociedad determinada (social, cultural, económica, etc.), esta se considera también como el primer contacto de los misioneros con la población;

b) la fase de instalación del equipo;

c) la misión como tal, que puede durar entre seis meses y cinco años según el contrato con la Diócesis concreta.

Es en esta perspectiva desde la que trabajamos mucho para el establecimiento de lazos de unión eclesial que se construye principalmente sobre los lazos de unión social existente en nuestro país.

Reconocemos que para hablar de estos dos métodos, nuestra experiencia es todavía muy joven en Madagascar. Esperamos que este mes Vicenciano nos inspirará nuevas ideas para mejorar lo que ya hemos realizado.

Conclusión

Para concluir debo confesar con toda sencillez que, en el contexto de Madagascar, la misión popular no ha hecho nada más que comenzar a mostrar su auténtico rostro. Estos años de experiencia nos hacen comprender que una misión popular es un "momento de gracia" para toda una comunidad.

Estamos convencidos de que nuestro logro principal es el arte de trabajar en equipo en el respeto mutuo de los valores de cada predicador y en la oración. Cada comunidad cristiana, que ha hecho con nosotros esta experiencia, nos atestigua siempre que la misión popular es, en primer lugar, una ocasión de ofrecer a cada familia el gusto por la oración, la alegría de haber celebrado la fe, de rehacer la paz consigo mismos y con Dios; la alegría de la conversión.

Estamos convencidos de que la misión popular está en el corazón de la obra misionera Vicenciana en Madagascar. Ella es la semilla de otras obras Vicencianas. Ella nos proporciona el arte de expresar a los sencillos los misterios de la fe y el arte de saber hacer pasar el amor de Dios al prójimo.

Podemos afirmar que, actuando así, estamos en la línea del objetivo de la evangelización en África que es el sostener a la familia africana evangelizándola, a fin de que ella sea a su vez el primer lugar de evangelización. Así es como cada miembro de la Iglesia-Familia testimonia cada vez más a Jesucristo, "Camino, Verdad y Vida". Iglesia en África C. IV).

Deseamos constituir un equipo fijo y totalmente disponible para dedicarse totalmente a las misiones populares, de aquí a algunos años, y estaremos felices, sobre todo, de ver que las laicos y las Hijas de la Caridad colaboran con nosotros en esta obra tan querida de nuestro fundador.

1) L. Mezzadri & L. Nuovo, San Vicente de Paúl por él mismo, Roma 1981, p.82.

2) Coste XI, 298.

3) San Francisco de Sales, Tratado del amor de Dios, II, 2.