Los grupos de escucha

Mesa redonda sobre diversos destinatarios de la misión (25/7/97)

Los grupos de escucha

Por Bruno Cogoni, C.M.

1) El inicio de mi experiencia sobre "Los grupos de escucha" se remonta a 1970, cuando, después del Concilio Vaticano II, el "equipo" misionero de Sassari (Sardeña - Italia) se planteó la siguiente cuestión: "¿qué hacer para ofrecer a las gentes la posibilidad de expresar sus dificultades? En la iglesia los fieles pueden escuchar nuestra predicación, pero no se les ofrece la posibilidad de intervenir. El diálogo se desarrolla entre el misionero (maestro) y el misionado (discípulo). ¿Por qué no hacer encuentros en sus casas? ¡Dicho y hecho! Se comenzó la organización de estos Encuentros de escucha por la tarde, después de la cena (8,30), dividiendo la parroquia en sectores, según la extensión del territorio y el número de habitantes en cada sector, el misionero iba a visitar a la familia, ya determinada para el encuentro, y se invitaba a las otras familias del sector a participar.

Las gentes apreciaron rápidamente este estilo familiar de catequesis, ya que se les ofrecía la posibilidad de intervenir para expresar sus experiencias y sus dificultades sobre el tema que proponía el misionero. Desde entonces, no hemos dejado esta forma de anuncio y de catequesis.

En los años setenta dedicábamos cinco días de la primera semana de la misión a los Encuentros de escucha (normalmente la misión dura 15 días) y cuatro días de la segunda semana para la Asamblea comunitaria en la iglesia. Pero a partir de los años 80, después de haber comprobado que a las asambleas de la iglesia venían sólo los "habituales", mientras que a los "Grupos de escucha", sumando todos, venían una gran mayoría, dedicamos, además, otros tres días de la segunda semana a los "Grupos de escucha".

En 1981, cuando tuvo lugar en Roma el 1er Congreso Nacional sobre las Misiones Populares de los 80, se constató que todas las comunidades religiosas dedicadas a las misiones populares se orientaban hacia esta nueva forma de evangelización, fueron animadas además por el Papa Juan Pablo II, que en la audiencia concedida a los participantes, les dijo: "Hasta ahora la gente venía a vosotros a escucharos; ¡ha llegado el momento, en que debéis ser vosotros los que vayáis a la gente!

Los encuentros en las casas o "Centros de escucha" (así se llaman a partir del Congreso) constituyen el aspecto más interesante de la nueva metodología; se desarrollan en un clima de familiaridad y de estima recíproca entre el misionero y los participantes. Muchas veces la conversación se personaliza hasta el punto de permitir el intercambio de las más íntimas experiencias, humanas y religiosas.

En Sardeña, para los "Grupos de escucha", tratamos de que el grupo parroquial que prepara la misión, estudie las familias dispuestas a acoger a otras familias del sector. Damos al grupo organizador algunos criterios prácticos en la elección de las familias que acogerán a los "Grupos de escucha":

- dar preferencia a las familias alejadas de la práctica religiosa.

  • prestar atención a que la familia que ofrece la acogida no se encuentre en malas

relaciones con las otras familias de la parroquia.

- que la sala donde se tenga el encuentro sea bastante amplia.

- que la familia que acoge se comprometa a invitar personalmente a las familias que

habitan en el sector.

  • durante el encuentro no se debe invitar con dulces, etc... ya que sería causa de

distracción.

Para interesar al mayor número de familias y no correr el riesgo de limitar la participación siempre a las misma personas, todas las tardes se cambia de familia; se ofrece la posibilidad de continuar participando todas las tardes en los encuentros sucesivos a todas las familias del sector que ya han participado en los encuentros de escucha precedentes; así, durante la misión, se llega a realizar una auténtica catequesis; en los últimos días de la misión tenemos una Asamblea comunitaria, invitando a todos los que han participado en los "Grupos de escucha", a fin de comprobar el éxito, y animarles a continuar, incluso después de la misión.

Otras comunidades religiosas, dedicadas a las misiones populares, adoptan el método de ofrecer a las gentes la participación en un sólo "Grupo Familiar", sin un tema determinado que tratar; los temas son propuestos libremente, por turno, por los mismos participantes; de este modo no se les ofrece la posibilidad de participar en más encuentros y les falta la oportunidad de una catequesis más profunda que la misión debería ofrecer.

2) ¿Qué resultados han obtenido los Grupos de escucha?

a) El anuncio es más familiar.

b) Se ofrece a los misionados la posibilidad de intervenir para expresar sus experiencias y dificultades.

c) Se favorece la comunicación entre las familias.

d) Si no existía ya antes en la parroquia, por medios de los "Grupos de escucha" se crea la "mens" para continuar después de la misión la catequesis de adultos,

3)¿Con qué problemas nos hemos encontrado?

a) La apatía y el individualismo.

b) El respeto humano, sobre todo de los hombres, para participar en los Grupos de escucha. Participan sobre todo las mujeres.

c) La ignorancia religiosa.

d) La necesidad de profundizar y conocer mejor el mensaje cristiano.

4)Los Grupos de escucha reúnen durante la misión a practicantes y alejados (no muchos). Se insiste en que los practicantes crezcan en responsabilidad, a fin de que la comunidad parroquial sea cada vez más atenta, sensible y acogedora de los alejados.

5)Es evidente que los "Grupos de escucha" ofrecen a la comunidad parroquial la posibilidad de implantar una Nueva Evangelización.

En las parroquias no hay ya catequesis de adultos. Los "Grupos de escucha" son una oportunidad para recuperar esta dimensión. Uno de los objetivos de la misión popular es la de crear la mentalidad de encontrarse, incluso después de la misión, para ayudar a una continuidad en la profundización de las verdades de la fe.

Los "Grupos de escucha" son ciertamente una de las formas que la misión Vicenciana ha de adoptar para ayudar a superar la ignorancia religiosa, que San Vicente encontró en los campos, y que hoy se encuentra, incluso y especialmente, en la ciudad. En los tiempos del Santo la ignorancia se debía al abandono de aquella pobre gente; hoy es más complejo, porque está marcada por el materialismo, el individualismo y la apatía.