Conclusiones

CONCLUSIONES

Por Jean Landousies, C.M.

Provincia de París

Al terminar el encuentro, los grupos de trabajo respondieron a dos preguntas. Presentamos a continuación una síntesis de las respuestas.

1.De lo recibido en el encuentro, ¿qué les parece digno de compartir?

  1. Ante todo queremos compartir la alegría de habernos reunido como miembros de la familia vicenciana. Agradecemos al Padre Maloney habernos dado la ocasión de este encuentro. Esta reunión en el Líbano, donde hemos podido apreciar la acogida afectuosa de los vicencianos y sobre todo del Visitador y de los cohermanos, ha sido un momento de gracia para la Familia Vicenciana. La presencia de nuestro cohermano S.B. el Patriarca Stephanos II Ghattas ha sido apreciada de manera especial.

Nos hemos enriquecido mutuamente con las diferentes experiencias. Los testimonios de vida de algunos de nosotros y de los responsables religiosos, cristianos y musulmanes, han ocupado un lugar privilegiado. Hemos podido tomar conciencia de que no estamos solos en la misión en medio de nuestros hermanos y hermanas del Islam. En la diversidad de nuestros países y culturas, somos muchos los que trabajamos con el espíritu de San Vicente. Es una fuerza, un aliento y un nuevo impulso para continuar la misión.

  1. El carácter internacional de nuestro encuentro nos ha recordado que nuestra misión no conoce fronteras ni de raza ni de religión, lo que hace que nos sintamos todavía más responsables de nuestra misión en el mundo musulmán. Hemos percibido también una llamada a buscar los signos de los tiempos para una mayor apertura hacia todos. Unidos por la misma espiritualidad y el mismo carisma, hemos compartido, con gran provecho, sobre las posibilidades de diálogo con los musulmanes, a diversos niveles.

  1. Nos sido impulsados a dirigir otro tipo de mirada hacia las personas, una mirada que permite crecer, una mirada objetiva para conocer al otro. Es esencial aceptar la alteridad y saber escuchar. Debe guiarnos un amor profundo hacia los musulmanes, un amor que nos lleve a saber acercarnos a ellos con una óptica favorable, a saber perdonar y a orar por ellos. Se trata de dar fruto allí donde Dios nos ha plantado. Estamos convencidos de la posibilidad de vivir y de dialogar con musulmanes.

  1. En el campo teológico, los conferenciantes nos han enriquecido mucho. Sabemos lo grandes que son las dificultades de un diálogo en la verdad. Pensamos también que el diálogo propiamente teológico, del que no debemos huir sistemáticamente, es en gran parte asunto de especialistas. Pero esto no debe detenernos. El diálogo forma parte del espíritu vicenciano. Hemos tenido la ocasión de recordar las enseñanzas de la Iglesia en este campo y de poner de relieve la urgencia de seguir siendo testigos auténticos del Amor y de construir un mundo cada vez más fraternal. Reconocemos la necesidad de precisar cada vez mejor el vínculo entre diálogo y anuncio del Evangelio.

A este respecto, hemos experimentado la importancia de conocer mejor el Islam y las situaciones diversas en las que se vive. Hemos de continuar este conocimiento para ser cada vez más verdaderos y objetivos.

  1. Esto nos lleva a ser firmes en nuestra fe y en nuestras convicciones para hacerlas vida y dar testimonio de ellas. Es importante nutrir y madurar nuestra propia fe para encontrar al otro en la suya sin complejos. Hemos tomado conciencia también de cómo en este campo la división entre los cristianos constituye un escándalo y por tanto la gran necesidad de trabajar lo más posible, junto con los demás cristianos, en un espíritu de complementariedad.

  1. En el transcurso del encuentro, hemos percibido mejor algunas actitudes espirituales que no parece importante desarrollar para vivir fraternalmente con los musulmanes. Hemos comprendido profundamente cómo la espiritualidad vicenciana, basada en el misterio de la Encarnación, se adecuada a esta misión de encuentro y de diálogo. Lo que vivimos es obra del Espíritu. Es Él quien nos llama a desarrollar una actitud de oración y de humildad que nos hace descubrir los valores del otro; de paciencia para entrar en el tiempo de Dios que no siempre coincide con la medida del nuestro; de gratuidad para vivirla en la vida cotidiana. Nos llama también a sembrar sin esperar respuesta inmediata y, sobre todo, nos llama a la esperanza, pues no conocemos los caminos de Dios, pero estamos seguros de su presencia activa en el corazón de los hombres. Como San Vicente, hemos de estar animados por una verdadera prudencia evangélica que nos lleve a conocer la realidad de las situaciones, que nos dé, al mismo tiempo, la audacia de los verdaderos apóstoles y el espíritu de discernimiento que nos haga actuar y hablar oportunamente, por nosotros mismos o por otros. Esta presencia apostólica exige cualidades y competencias que necesitamos adquirir día tras día.

  1. Al terminar este encuentro, nos hemos preguntado cómo realizar hoy día concretamente nuestra vocación vicenciana en el mundo islámico. Debemos ser realistas y admitir que hay muchos puntos en los que no tenemos respuesta.

  1. Algunas sugerencias y proposiciones para el futuro.

Hay que hacer notar que es preciso matizar estas sugerencias según las situaciones concretas: países donde el Islam es predominante o está ampliamente implantado, países de inmigración, etc.

2.1.En el campo de la pastoral

  1. Ante todo deseamos que se acreciente la presencia vicenciana en el mundo musulmán, tanto en países musulmanes como en los de inmigración, y que se refuercen las comunidades ya existentes, yendo especialmente allí donde hay que hacerlo todo y sabiendo escuchar las nuevas llamadas que se nos dirigen. Esta presencia buscará construir juntos una sociedad pacifica comprometiéndonos en un diálogo de vida que conduzca a aceptar al otro en sus diferencias y a trabajar por respetarlo y acogerlo, incluso en nuestras comunidades, a quienes tenemos que hacer tomar conciencia acerca de la presencia musulmana.

  1. A nosotros mismos, vicencianos, es necesario que se nos recuerde periódicamente que debemos entrar en una pastoral de diálogo y ser elementos de reconciliación en la sociedad multirreligiosa, no dejándonos encerrar en actitudes estereotipadas, contrarias al espíritu evangélico. Hemos de estudiar con profundidad en qué consiste la misión entre los musulmanes, con un análisis riguroso y una delicadeza en el acercamiento a las personas, reconociendo sus valores religiosos y morales. Se trata, en realidad, de vivir lo que enseñamos y de dar testimonio de nuestra fe trabajando siempre a fin de construir la unidad de la sociedad, de las comunidades y las familias, manifestando así la plenitud de vida que la fe cristiana aporta al hombre. Por esto, deseamos que se profundice en un nuevo enfoque de la misión, según el espíritu del Vaticano II° y del Magisterio de la Iglesia.

  1. Tenemos también un cometido especial que llevar a cabo entre los cristianos: informándoles sobre el Islam, ayudándoles a distinguir entre el Islam como religión de creyentes y su utilización con fines de poder, esclareciéndoles a nivel de su fe y fortaleciendo a los que viven entre los musulmanes. En la catequesis de niños y adultos, es necesario que ayudemos a los cristianos a iluminar su conciencia y purificar sus comportamientos hacia los musulmanes y hacia todos los que son diferentes de ellos. Se ha subrayado también la exigencia de dirigir, en ciertas regiones, una atención especial a los catecúmenos.

  1. En relación con los musulmanes, nuestra actitud debe ayudarles a superar los prejuicios que pueden tener respecto a los cristianos y contribuir así a acercar las comunidades. Cuando se presente la ocasión, hemos de explicar el cristianismo en términos adecuados de forma que los musulmanes puedan comprendernos.

  1. Se sugiere prestar una especial atención a la calidad del encuentro entre jóvenes cristianos y musulmanes, principalmente en nuestras escuelas y otros lugares de educación, para permitirles adquirir un conocimiento recíproco auténtico, que les haga crecer en el respeto mutuo y les ayude a pensar serenamente en la vida juntos y en una verdadera colaboración.

2.2.En el campo de la actividad social

  1. Es conveniente animar y sostener las actividades en los lugares de la vida donde están presentes las diferentes culturas. El servicio social servirá de ayuda para preparar o desarrollar una convivencia pacífica con los musulmanes. Es urgente trabajar concretamente para conseguir un futuro de paz y de justicia.

  1. Los vicencianos, en las actividades sociales en favor de los pobres, deben tener como actitud primera la de no hacer distinción entre cristianos y musulmanes. Hemos de dirigirnos a todos, sin exclusividad alguna. Por otra parte, la actitud de humildad nos permitirá, aún manteniendo viva nuestra identidad cristiana, no imponer nuestra cultura personal.

  1. En el trabajo social con los musulmanes, no son suficientes las obras de asistencia. Es importante saber trabajar juntos, implicar a los mismos pobres en el servicio de otros pobres, sin distinción de religión, entrando así en un ciclo de solidaridad entre cristianos y musulmanes. Podríamos también pensar en crear o sostener proyectos comunes. El verdadero servicio nos llevará a menudo a vivir con los musulmanes y a trabajar con ellos para ayudarles a ser autónomos e independientes.

  1. Como puntos de atención prioritaria se señalaron el compromiso con los refugiados musulmanes, numerosos en algunos países, y con las personas ancianas. Se subrayó la importancia del testimonio y del trabajo de las Hermanas entre las mujeres musulmanas.

  1. Debe impulsarse con fuerza la colaboración con los demás miembros de la familia vicenciana, especialmente con los laicos. Cuando sea oportuno, se colaborará también con los miembros de otras comunidades, con un espíritu ecuménico.

2.3.En el campo de la formación

  1. La continuidad de este encuentro. Se ha subrayado, ante todo, que el encuentro ha sido un camino de apertura que es necesario proseguir. A este respecto, muchos expresaron el deseo de que se repita con regularidad y se ha sugerido que sea cada tres años. Parece importante, en efecto, continuar el trabajo emprendido, con diferentes temas relativos al Islam y al encuentro con los musulmanes. En la misma línea, se sugiere que la reflexión común pueda emprenderse a nivel de provincias o regiones, para todos los miembros de la Familia Vicenciana que lo deseen. Se aprecia de manera especial la participación de los laicos vicencianos.

  1. Formación inicial y permanente en la Familia Vicenciana. Es de desear que en nuestras diversas instancias de formación (seminarios, estudios, etc...) se proporcione un conocimiento de las otras religiones y una iniciación al diálogo interreligioso. Debería formar parte de los programas de los estudios teológicos y misioneros una iniciación a la religión del Islam, dada la extensión del mismo en el mundo de hoy y los desafíos que plantea. Por la misma razón, se desea que se ofrezcan también, a nivel de las provincias, cursillos de formación permanente. En esta formación no debe olvidarse el aspecto espiritual. Hay una «espiritualidad del diálogo» que capacita para el encuentro con los demás. «Dadme un hombre espiritual y será capaz de todo».

  1. Lugar que ha de ocupar el encuentro con los musulmanes dentro del carisma vicenciano. Ha quedado bien claro según la conferencia del P. Danjou sobre San Vicente y el Islam. Se trata de una realidad de la que conviene hacer que se tome conciencia en la Familia Vicenciana. Además, hay que recordar que la Congregación de la Misión tiene en el mundo musulmán una tradición en el campo de la cultura (cf. P. Boré, escuelas...) y en el de la catequesis para reforzar la fe los cristianos con un lenguaje inculturado (Turquía, Líbano). Este aspecto de nuestro carisma debe estar presente en nuestros compromisos al servicio de la formación de los sacerdotes y de los laicos.

  1. La formación de los misioneros antes de su partida: la cultura, la lengua y la religión. Se favorecerá también la presencia de jóvenes voluntarios. Que los jóvenes vicencianos destinados a países de mayoría musulmana reciban una formación en la cultura, religión, y psicología del pueblo al que van, para prepararlos al encuentro y a vivir juntos. Darles una idea clara de su misión.

  1. Constatando el reducido número de especialistas sobre estas cuestiones en la Familia Vicenciana, se desea vivamente que se formen expertos en el campo del Islam y del diálogo interreligioso. En Extremo Oriente, parece que incluso puede pensarse en la creación de un pequeño centro de estudios.

  1. Se pide que pueda abrirse ampliamente la colaboración entre las Provincias para aprovechar ocasiones de formación, favorecer los intercambios de experiencias, principalmente en nuestros medios de comunicación, acrecentar los lazos entre nuestras comunidades en mundo musulmán y las Provincias.

  1. Dentro de la Familia Ficenciana constatamos la necesidad de una mayor información sobre el Islam, sobre el diálogo interreligioso y sobre nuestra labor en ese medio ambiente, así como también sobre los encuentros que para favorecer el diálogo tienen lugar entre responsables religiosos al más alto nivel. Podrían aprovecharse muchas posibilidades: desde Internet hasta la puesta en marcha de una comisión que pudiera promover la información en nuestros propios medios de comunicación (Vicentiana, site web...). Podrían ofrecerse propuestas bibliográficas y de trabajo para ayudar a la formación y a la información. En el campo de la información, también es importante sensibilizar a nuestras provincias acerca de estas cuestiones que van siendo cada vez más urgentes para la misión y ayudar a superar los prejuicios favoreciendo un conocimiento justo del Islam y de las culturas de los musulmanes.

  1. Por último, se sugiere que a nivel de la Familia Vicenciana pueda crearse una comisión para el diálogo ecuménico e interreligioso a fin de suscitar y mantener viva la preocupación por el encuentro fraterno y respetuoso con los que no comparten nuestra fe pero que son, sin embargo, el objeto de nuestro envío a todos los pueblos, como lo quiso San Vicente.

Como conclusión:

Estas reflexiones se proponen a nuestros superiores y al conjunto de nuestras comunidades con el deseo de que después de este encuentro, un documento oficial, dirigido a la Familia Vicenciana, subraye la importancia de la misión en mundo musulmán para los vicencianos hoy y aliente a sus miembros a comprometerse en él con espíritu fraterno.

(Traduction: Centro de Traducción. Hijas de la Caridad. París)

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