Carta a los Visitadores, sobre el Libro de Oración Vicenciana de la Mañana y de la Tarde provisional (Roma, 27 de Septiembre de 1996)

Roma, 27 de Septiembre de 1996

A los Visitadores de la Congregación de la Misión

Queridos cohermanos:

Al unirnos en este día de oración con todos los miembros de nuestra gran Familia Vicenciana, les deseo a todos una muy feliz fiesta de San Vicente.

Muchas gracias por su generosa participación en la reunión de Visitadores de Salamanca. Aprecio profundamente su presencia y contribución durante esos días.

Como recordarán, el P. Jack McKenna, que es el Presidente de nuestra Comisión Internacional sobre la Oración, nos presentó en aquel momento un “Libro de Oración Vicenciana” provisional. El señaló que este libro era “sencillamente un modelo de lo que Vds. podían hacer en sus propio idioma y cultura”. No pretende ser una “editio typica” para ser traducida o seguida literalmente en las distintas provincias. Más bien se pide, a cada provincia o grupo de provincias, que desarrollen algo similar a este libro de recursos, adaptado a su propio idioma y cultura. Himnos, oraciones, celebraciones, lecturas, etc. que se adapten mejor a su propio contexto cultural y que sean recomendados por los miembros de su provincia/s, pueden y deben sustituir a los sugeridos en el libro de recursos.

Ni el libro distribuido en Salamanca, ni los que Vds. preparen en las diversas provincias, se supone que reemplazarán a la Liturgia de las Horas de la Iglesia, que sigue siendo el marco en el que generalmente oramos. Nuestro fin es más bien proporcionar otra opción, más específicamente Vicenciana, que Vds. puedan usar en ciertas ocasiones, por ej. una vez a la semana. Cuando se usen las celebraciones de los modelos del libro para la oración de la mañana o de la tarde, los cohermanos pueden considerarlas como sustitución de la versión de laudes o vísperas del breviario para ese día. A este respecto, en cuanto sea necesaria una dispensa o conmutación, la concedo con mucho gusto.

Con el fin de continuar el proceso comenzado en 1993 con el nombramiento de una Comisión Internacional sobre la Oración, ahora les ruego que sigan los pasos siguientes:

1.Por favor, nombren, tan pronto como sea posible, una comisión sobre la oración en su provincia (o grupo de provincias) para llevar a cabo algo similar al libro de recursos entregado en Salamanca, pero adaptado a su propio idioma y cultura.

2. Si pareciera preferible que el libro de recursos fuera realizado por un grupo de provincias que comparten un mismo idioma y cultura, les ruego que el Presidente de la Conferencia de Visitadores de esa región se ponga en contacto con los miembros de la Conferencia a fin de nombrar una comisión interprovincial tan pronto como sea posible.

3. El mandato de la comisión provincial o interprovincial es para ofrecer un libro provisional de recursos para la oración, adaptado a su propio idioma y cultura, como se señala en la introducción del modelo distribuido en Salamanca.

4. Les pido que su comisión complete el trabajo para el 1 de Septiembre de 1997. Les ruego que en ese momento envíen una copia de su libro provisional al Secretario General.

5. En Septiembre de 1997, cada casa de la provincia debe comenzar el uso del libro de recursos como una ayuda en su oración, por ej. una vez a la semana.

6.Después de un año, es decir, alrededor del tiempo de la Asamblea de 1998, cada provincia o grupo de provincias evaluará el uso de su propio libro presentando sugerencias para el futuro. Una copia de la evaluación debe ser enviada al Secretario General, quien se lo recordará en tiempo oportuno.

7.Después de recibir los modelos y las evaluaciones de las diversas provincias y regiones, se convocará de nuevo la Comisión Internacional sobre la Oración y dará sus recomendaciones al Superior General y su Consejo sobre el próximo paso a dar.

Agradezco profundamente su ayuda para llevar a cabo este proceso. Estoy seguro que Vds. comprenden perfectamente que el fin no es tener un libro, de ninguna forma. Este es solamente un instrumento. El fin continúa siendo intensificar y renovar la vida de oración de nuestra Comunidad a la luz de nuestras Constituciones, ofreciendo “algo bello para Dios” y atractivo para los jóvenes. Les agradezco su ayuda en este asunto, que es tan crucial para la vida de la Congregación. Espero que, apoyándonos unos a otros en este proyecto podamos responder más plenamente a las palabras de San Vicente. “Dadme un hombre de oración y será capaz de todo” CEME XI, 778.

Con afecto fraternal. Su hermano en San Vicente.

Robert P. Maloney, C.M.

Superior General