Carta a los miembros de la Familia Vicenciana, sobre la jornada de oración común (Roma, 30 de Mayo de 1996)

Roma, 30 de Mayo de 1996

Queridos hermanos y hermanas, miembros de la Familia Vicenciana:

La Gracia y Paz de Dios, Nuestro Padre y del Señor Jesús sea siempre con nosotros.

Cuando nos reunimos la última vez en Roma, los días 2 y 3 de Febrero, los responsables de las cuatro ramas principales de la Familia Vicenciana acordamos proclamar un día anual de oración común, empezando el próximo día 27 de Septiembre de 1996. Hoy les escribimos para ampliar más detalles sobre cómo organizar el día.

Como Vds. saben, San Vicente creyó profundamente que las obras de caridad que nosotros llevamos a cabo deben surgir del amor de Dios. Él veía en la oración uno de los medios privilegiados por el que llegamos a experimentar el amor de Dios por nosotros y por el que Dios nos mueve a compartirlo con los demás. Él animó a todos sus hijos e hijas, así:

Bien, pongamos todos mucho interés en esta práctica de la oración, ya que por ella nos vienen todos los bienes. Si perseveramos en nuestra vocación, es gracias a la oración; si tenemos éxito en nuestras tareas, es gracias a la oración; si no caemos en el pecado, es gracias a la oración, si permanecemos en la caridad, si nos salvamos, todo esto es gracias a Dios y a la oración. Lo mismo que Dios no le niega nada la oración, tampoco nos concede casi nada sin la oración (CEME XI/3, 285-286).

A fin de que la celebración del 27 de Septiembre esté bien preparada, les rogamos que sigan los pasos siguientes:

1.Los responsables de la Congregación de la Misión, de las Hijas de la Caridad, de AIC y de la Sociedad de San Vicente de Paúl de cada ciudad o área deben reunirse tan pronto como les sea posible a fin de comenzar a planificar la celebración. Después de recibir esta carta, por favor pónganse en contacto unos con otros por teléfono, u otro medio apropiado, tan pronto como les sea posible. Para facilitar esto, pedimos a los Superiores de la Congregación de cada área que inicien estos contactos. Si no hay Padres de la Congregación en el área, pedimos a la Superiora de las Hijas de la Caridad que sea la que lo inicie.

2.Por favor inviten a las otras ramas de la Familia Vicenciana de su área a unirse a esta celebración (ej. los grupos de Juventud Mariana Vicenciana, los miembros de la Asociación de la Medalla Milagrosa, etc.). Es muy importante que los jóvenes se sientan a gusto en nuestras celebraciones.

3.Les exhortamos a que pongan los medios necesarios para que participen los pobres, que nos evangelizan con su presencia.

4.La oración pude ser una celebración común de la Eucaristía o alguna otra celebración común, de acuerdo con las circunstancias de cada área. Si no fuera posible una Misa, se puede tener la celebración de la palabra, con lecturas, canciones, oraciones, intercambios de oración, etc. En otros contextos, se podría pensar en una “Hora Santa”, con los actos normales (procesiones, exposición del Santísimo, lecturas, etc.).

5.La celebración debe organizarse el, o alrededor del, 27 de Septiembre, de acuerdo con la fecha que pueda mejor fomentar la participación de los diversos miembros de nuestra familia. Es muy importante que la celebración sea verdaderamente común, con la participación activa de miembros de las diferentes ramas. Una buena distribución de funciones garantizará que todos los grupos tomen parte.

6.Se deben usar las lecturas sugeridas para la Misa de San Vicente, así como, si Vds. lo juzgan oportuno, otras que sean apropiadas escogidas de sus escritos. Esto dependerá de la clase de celebración que se organice en cada área. La oración de los fieles debe organizarse con intenciones propuestas por los diversos miembros de las diferentes ramas de la Familia Vicenciana.

San Vicente nos ha legado una maravillosa herencia. El 27 de Septiembre, nosotros pedimos con Él que Dios continúe encendiendo en nuestros corazones la caridad de Cristo, a fin de que, a través nuestro, pueda llegar a los pobres cada vez de modo más concreto.