Homilía SG para la clausura del Encuentro de Visitadores

Homilía del Superior General para la clausura del

Encuentro de Visitadores

Lecturas: Santiago 5,9; Mateo 5, 33-37

Todos nosotros necesitamos una estrella que nos guíe en la vida. Cuando San Vicente se fue haciendo viejo, la sencillez fue cada vez más intensamente esa estrella. “Es la virtud que más amo”, afirmaba. “Es mi evangelio”. La sencillez consiste en amar la verdad, más aún, en estar apasionado por ella. “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, dice Jesús. “Ninguno va al Padre sino por mí, por la Verdad. “Los que actúan según la verdad, caminan en la luz”, dice Jesús. “La verdad os hará libres”, asegura a sus seguidores.

Por ello, hoy les animo, siguiendo las huellas de San Vicente, a hacer de la verdad la estrella que les guíe como Visitadores.

Las palabras de Jesús en la primera lectura de hoy aparecen en tres lugares diferentes en el Nuevo Testamento (Stg 5, 12; Mt 5, 37; 2 Cor 1, 18-19), de modo que tuvieron que ser muy importantes para la primitiva comunidad cristiana. Jesús afirma: “Que vuestro sea y vuestro no sea no”.

Al concluir este encuentro, permítanme reflexionar con ustedes por unos momentos sobre este extraordinario dicho del Señor. Este dicho, ¿qué significa para nosotros, que ejercemos el servicio de la autoridad en la Congregación?

  1. Jesús, ante todo, nos está diciendo: “Hablen claramente y con sencillez”. Háganlo con humildad y con gran caridad, pero digan la verdad. Que su quiera decir y su no signifique no. Les animo a hacer esto como Visitadores. Hablen sencillamente con sus cohermanos de comunidad, con los pobres, con su propio director espiritual. Mi experiencia es que, a veces, muchos de nosotros tenemos miedo de manifestar nuestra propia verdad. Somos remisos para hablar de nuestra sexualidad y celibato, de nuestras luchas, nuestras esperanzas, nuestros miedos, nuestros sueños y nuestras debilidades. Jesús nos invita hoy a hablar de manera clara y sencilla. Sé, ciertamente, que esto es difícil, pero éste es uno de los principales desafíos que hemos de afrontar quienes hoy ejercemos la autoridad. ¿Podemos crear un medio ambiente comunitario, un ecosistema en el que podamos de modo sitemático decir la verdad con amor?

  1. Jesús también nos anima a ser testigos de la verdad. Dice: “Hagan que su vida coincida con sus palabras”. “Hagan que su carisma vicenciano se transparente a través de su vida”. “Dejen que la verdad les haga libres”. Hoy les animo a que inviten a los cohermanos a ser testigos de la verdad, que es el centro de nuestra vocación misionera como vicencianos.

  • Llámenles a ir a cualquier lugar del mundo donde las necesidades de los pobres están gritando, en vez de apegarse a la seguridad de un lugar, de un trabajo que les gusta, o incluso de los amigos o de las personas que tanto les aprecian.

  • Llámenles a vivir juntos en comunidad como amigos que realmente se aman unos a otros.

  • Llámenles a compartir sus propios bienes materiales con los pobres y a estar con ellos en su lucha por la justicia.

  • Llámenles a ser testimonio de formas de amor más duraderas que la unión sexual, en vez de centrarse en las relaciones sexuales como si éstas fueran el único modo de amar.

  • Llámenles a discernir la voluntad de Dios con sus hermanos, a escuchar bien, en vez de dominar o reclamar el monopolio personal del conocimiento de la voluntad de Dios.

  • Llámenles a renunciar a la gratificación inmediata en pro de ideales comunitarios más importantes, en vez de buscar en solitario lo que les agrada aquí y ahora.

  • Llámenles a dedicar tiempo a la oración auténtica, en vez de creer que siempre deben estar “haciendo algo”.

En otras palabras, llámenles a ser auténticos. Que nuestras palabras y nuestra vida sean una sola cosa como vicencianos.

  1. Jesús nos alienta, finalmente, a practicar la verdad. Nos dice: “Realicen las obras de la justicia y el amor”. En el contexto del evangelio de Mateo, es claro lo que significa “practicar la verdad”. Significa vivir en solidaridad con los pobres, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, buscar las causas de su pobreza e intentar eliminarlas mediante programas educativos, programas de atención sanitaria, programas de desarrollo humano. Significa compartir la palabra Dios con ellos y celebrar su presencia eucarística. Y hoy, cuando existe tanta violencia, significa ser constructor de paz y enseñar a otros a ser también constructores de la paz. “Cumplan las obras de la justicia y de la paz”, nos dice Jesús. Que las obras de la justicia y la caridad brillen en su provincia.

En efecto, hermanos, el Señor pone hoy ante nosotros este dicho desafiante: “Que su sea y su no sea no”. Digan la verdad. Sean sus testigos. Practíquenla. Vivan en comunidad. Si la verdad resplandece en nuestras comunidades locales, entonces nuestras palabras serán buena noticia, nuestras vidas serán buena noticia, nuestras obras serán buena noticia. ¡Cuán profundamente quiero animarles hoy a esto! Animen a nuestras comunidades locales para que amen la verdad profundamente, la vivan auténticamente y la realicen en obras. Entonces, nuestras comunidades serán, en el mundo, un signo de que Jesús está realmente vivo entre nosotros.

Robert P. Maloney, C.M.

16.VI.2001

Encuentro de Visitadores. Dublín 2001.- 3 -