A todos los miembros de la Familia vicenciana
Mis queridos hermanos y hermanas en san Vicente,
¡La gracia y la paz de Jesús estén siempre con nosotros!
En este año 2018, celebramos la fiesta de san Vicente por primera vez al comienzo del quinto siglo del carisma vicenciano. Una vez más, quisiera proponer como primeros pasos en este camino las dos iniciativas siguientes:
- a) Renovar y profundizar nuestra relación con los Santos, los Beatos y los Siervos de Dios de la Familia vicenciana del mundo entero, como modelos de la vivencia del carisma vicenciano.
- b) Renovar y profundizar la «cultura de las vocaciones».
La Familia vicenciana actualmente está presente en 156 países de todo el mundo. Para conmemorar la fiesta de san Vicente de Paúl en las Comunidades, parroquias, escuelas, universidades y otros servicios y proyectos en los que están comprometidas las diferentes ramas de la Familia vicenciana, al comienzo del quinto siglo del carisma vicenciano, les animo a concentrarse este año en el primer punto:
Profundizar en nuestra relación con los Santos, los Beatos y los Siervos de Dios
de la Familia vicenciana.
Para hacerlo, invito a cada obra de las diferentes ramas de la familia vicenciana mencionada antes, a elegir a un Santo, Beato o Siervo de Dios de la Familia vicenciana y a hacer una presentación sobre él en el seno del grupo concreto. Después, desarrollen un plan para presentar el Santo, Beato o Siervo de Dios que hayan escogido a su vecindad, pueblo, barrio o cualquier otro lugar que hayan elegido fuera de su comunidad o grupo. Presentar a un miembro de la Familia vicenciana, cuya vida es modelo de la encarnación del carisma en el lugar y en el momento de la historia que Dios le ha dado para vivir, para proseguir la misión; esta iniciativa será un medio maravilloso para compartir la herencia, la espiritualidad y el carisma de san Vicente de Paúl.
He aquí algunas recomendaciones complementarias para desarrollar este proyecto:
1) Reflexionen sobre la lista de todos los Santos, Beatos y Siervos de Dios de la Familia vicenciana.
2) Elijan, según su buen criterio, el que, en su entorno o lugar de servicio, es más elocuente para las personas a quienes se lo presentarán.
3) Formen un pequeño equipo encargado de preparar el proyecto que:
- a) estudiará el mejor medio para comunicar la vida, la espiritualidad y el carisma de aquel que haya sido escogido,
- b) creará recursos para presentar la información por medio de PowerPoint, folletos, Internet, medios de comunicación social, YouTube, Instagram, etc…
4) Animen, de una manera especial, a los jóvenes a caminar siguiendo sus pasos, por ejemplo considerando una vocación a la vida consagrada como Hermana, Hermano o Padre (profundizando así en la cultura de las vocaciones).
5) Si no llegan a preparar o a lanzar la iniciativa con ocasión de la fiesta de san Vicente, pongan en marcha un equipo encargado de coordinarla y anuncien el día de su fiesta, precisando cómo, dónde y cuándo van a desarrollar el proyecto y hacer las diferentes presentaciones.
6) Animen a los demás a rezar por la intercesión de este Santo, Beato o Siervo de Dios por diversas necesidades y a tener confianza en su intervención ante Dios. Estén abiertos a las gracias, a los milagros, a la curación del alma y del cuerpo y a las conversiones. Con este fin, compongan una oración por la intercesión del Santo, del Beato o del Siervo de Dios elegido e indiquen una dirección postal o un e-mail donde las personas pueden comunicar las gracias recibidas. Esto ayudará también a llevar a cabo el proceso de canonización o beatificación de nuestros Beatos y Siervos de Dios. Muchos de ellos todavía necesitan que se presente un milagro a la Congregación para la Causa de los Santos con el fin de que su santidad sea reconocida por la Iglesia oficialmente.
7) Envíennos informaciones, artículos cortos con imágenes, a famvin.org o a cmglobal.org, con el fin de compartir su iniciativa con toda la Familia vicenciana.
El mismo San Vicente expresó a los cohermanos sus pensamientos sobre la intercesión de los santos:
…dijo a la Compañía que debía elevarse a Dios en esta santa festividad de todos los santos y pedirle sus gracias para las necesidades de cada uno en particular y de la Compañía en general. «Fijaos, dijo, nuestro Señor acostumbra derramar sus gracias con mayor abundancia en este día sobre los fieles que se las piden como es debido, y esto por la intercesión de sus santos; pues, como hay más intercesores por nosotros delante de Dios, por eso no cabe duda de que las gracias que él derrama sobre los fieles en el día de hoy son mucho más abundantes que en las demás fiestas particulares de los santos. Lo que hemos de hacer, padres y hermanos míos, es agradecer a su divina Majestad todos los dones y gracias que ha querido conceder a todos los santos del cielo en general, y a cada uno de ellos en particular, por el buen uso que hicieron de aquellas gracias y la perseverancia que demostraron en la práctica de las buenas obras hasta el fin de su vida ; dar gracias a Dios por todo esto y porque practicaron tan bien aquella primera lección que nuestro Señor les enseñó a ellos y a nosotros : “¡Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos! ”(Mt 5,3)»[1].
Su hermano en san Vicente,
Tomaž Mavrič, CM
Superior general
[1] SVP XI/3, 307, Repetición de la oración del 1 de noviembre de 1657