Signo:recortes de noticias sobre guerras o ambientar una trinchera y una bandera blanca en el centro.
Canción: Amigo Vicente.
Iluminación Bíblica:Mt. 5, 38- 46
«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente” Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos.
A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda. «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Palabra del Señor.
Escuchemos a San Vicente de Paúl:
Hay guerra por todos los reinos católicos: guerra en Francia, en España, en Italia, en Alemania, en Suecia, en Polonia, atacada por tres partes, en Irlanda, incluso en las pobres montañas y en lugares casi inhabitables. Escocia no está mucho mejor; de Inglaterra, ya sabéis su triste situación. Guerra por todas partes, miseria por todas partes.
En Francia hay muchos que sufren. ¡Oh, Salvador! ¡Oh, Salvador! Si por cuatro meses que hemos tenido la guerra encima, hemos tenido tanta miseria en el corazón de Francia, donde los víveres abundaban por doquier, ¡qué harán esas pobres gentes de la frontera, que llevan sufriendo esas miserias desde hace veinte años! Sí, hace veinte años que están continuamente en guerra; si siembran, no están seguros de poder cosechar; vienen los ejércitos y lo saquean y lo roban todo; lo que no han robado los soldados, los alguaciles lo cogen y se lo llevan.
Después de todo esto, ¿qué hacer? ¿Qué pasará? No queda más que morir. Si existe una religión verdadera… ¿qué es lo que digo, miserable?…, ¡si existe una religión verdadera! ¡Dios me lo perdone! Hablo materialmente. Es entre ellos, entre esa pobre gente, donde se conserva la verdadera religión. (XI a pág. 120)
Reflexión:
La guerra saca lo peor del ser humano, muestra cómo se puede ser cruel, insensible e ilimitado en el ejercicio de la actividad bélica y aún tener justificación. En otras palabras, no hay nada más fríamente calculado que la guerra, es fruto de intereses egoístas y mezquinos, se calculan los medios para alcanzar un fin, muchas veces económico o político, que siempre beneficia a unos pocos. Hoy nuestro mundo pasa por situaciones lamentables, donde la guerra devora todo lo que hay a su paso, dejando en el camino muertes y tristezas.
El imperio del terror tiene su fin, cuando los hombres apuesten por el Evangelio, siguiendo el complejo camino de Cristo y San Vicente hacia una comprensión distinta del mundo. Cuesta entender que el conflicto está presente en todos los ámbitos de la vida social y cuesta aún más vencer los odios y las venganzas, aplicando el amor cristiano, las palabras de Jesús siguen alertándonos hoy para vencer las barreras de violencia y sangre que nos dividen y empezar a construir puentes de justicia y amor que nos acerquen más a nuestro prójimo.
Preguntas:
- ¿Cómo entiendo y actúo en una situación de conflicto?
- ¿Cuál fue el actuar de San Vicente de Paúl frente a la guerra?
- ¿Qué papel juega el diálogo en las relaciones como Familia Vicentina?
ORACIÓN FINAL
AL CORAZÓN DE SAN VICENTE DE PAÚL
Oh Corazón de San Vicente que sacaste del Sagrado Corazón de Jesús, la caridad que tú derramaste sobre todas las miserias morales y físicas de su tiempo, alcánzanos de jamás dejar pasar a nuestro lado miseria alguna sin socorrerla.
Haz que nuestra caridad sea respetuosa, delicada, comprensiva, efectiva como fue la tuya. Pon en nuestros corazones una fe viva que nos haga descubrir a Cristo sufriente en nuestros hermanos desventurados.
Llénanos del celo ardiente, luminoso, generoso que jamás encuentre dificultad alguna en servirlos. Te lo pedimos, oh Corazón de Jesús por la intercesión de aquel, cuyo corazón no latía ni actuaba más que por impulso del tuyo. Amen