1. ¿Relato de conformismo?

El relato aparece en Mateo, Marcos y Juan: “Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales. María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: ¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios[1]para dárselos a los pobres? Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella. Jesús le respondió: ‘Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre’”.[2]

¿Qué quería decir Jesús con ese texto? ¿Estaría queriendo decir que es necesario que haya personas pobres en el mundo, ya que necesitamos de ellas para realizar los servicios y las funciones más humildes? ¿Será que algunas personas no tienen la capacidad para lograr la riqueza, o será la pobreza un mal sin remedio? ¡Siempre habrá Pobres! ¡Nada se puede hacer!

Este texto, en una interpretación literal, fue usado para justificar la idea de que de nada vale proclamar la posibilidad de una sociedad basada en la igualdad, cuando Jesús ya dijo que “a los pobres los tienen siempre con ustedes”.

Honestamente, no se puede descontextualizar esta frase del resto del mensaje cristiano que constantemente insiste en la igualdad de los seres humanos. ¿Si Jesús predica la igualdad entre los seres humanos, cómo se puede hacer tal afirmación?

Precisamente, la frase quiere decir que a Jesús lo encontramos en los Pobres, que el dinamismo de la vida cristiana es justamente la acción en favor de los Pobres.

Quiere decir que, en aquel momento, era necesario dar toda atención a Jesús. Era el momento de estar con Él, el Hijo de Dios encarnado. Pero advierte: “a mí no me tendrán siempre.”[3]Es como si Jesús dijera: Miren, dejen que ella derrame el perfume ahora en mí. Después de mí, los Pobres estarán para que ustedes derramen sobre ellos el perfume. “A los pobres los tienen siempre con ustedes”; a mí, no más me verán como ustedes me ven ahora.

“A los pobres los tienen siempre con ustedes”. Cuantas veces ese texto fue interpretado en el sentido de conformismo. ¿Cuántos pensaron y dijeron, o de la misma manera actuaron como tal, para justificar una actitud de egoísmo? ¿Cuántos usaron el texto diciendo que hasta Jesús estaba de acuerdo con las desigualdades entre los seres humanos; que unas personas nacieron para ser ricas y otra para ser pobres? ¡la vida es así, decían!

Muchas veces esas palabras de Jesús: “A los pobres los tienen siempre con ustedes” fueron usadas ideológicamente para mantener la explotación, para que la clase dominante lograse imponer el sistema a las demás clases sociales. Tanto en el pasado como en el presente, se usa, para establecer esas ideas en las personas. Los medios de comunicación, la propaganda, son instrumentos que muchas veces se usan para este fin. Las instituciones, muchas veces la religión y hasta la familia, son espacios para difundir estas ideas. Se usan hechos de la vida cotidiana para justificar la opresión.

Para la clase dominante, no necesita la fuerza armada. Ella necesita que las personas se convenzan de que este sistema es bueno, de que no hay otro posible, de que la manera de trabajar es así, que es justo que el patrón se quede con la mayor parte de la producción y que, por lo tanto, no se distribuyan o se compartan los bienes, que siempre haya los Pobres. 

  1. De la ideología a la práctica del Reino de Dios

Para justificar la dominación a los Pobres, se divulgan falsas ideas. Ejemplos no faltan. Veamos algunas de esas artimañas: Por el temor de compartir las cosas que son apropiadas ilícitamente, dicen que el egoísmo es natural al hombre; para distraer la consciencia de la culpa por la falta de solidaridad, hablan que la agresividad y la violencia hacen parte de la psicología humana y es por eso que existen guerras y crimines; para justificar los bajos sueldos, sueldos de hambre, proclaman que el trabajador manual vale menos que el trabajador intelectual; para sostener el pensamiento de una sociedad machista, hablan que la mujer no posee las mismas cualidades y aptitudes del hombre. Todo eso es ideológico.

La ideología tiene la función de adaptar las personas a la sociedad en que viven. Esta penetra de tal modo en las personas que, si la explotación permanece, es porque las personas pasan a vivir esta situación como normal, es decir, no distinguen que son explotadas y oprimidas.

El mismo sentido ideológico ha sido empleado por la clase dominante con relación a los Pobres. Producen actitudes de intimidación. Recurren a las leyes y a las autoridades dándoles un carácter sagrado. Como las leyes son elaboradas desde los intereses y de la óptica dominante, controlan la autoridad y saben cómo usar y el momento para usarla. No en vano se habla que es necesario tener personas que estudien y otras que trabajen; de personas que dirijan y personas que son dirigidas. De ahí sucede, ideológicamente, que es necesario tener ricos y Pobres. Ricos para “dar empleo”. Pobres que trabajen y ganen el sustento y el de su familia.

Inhiben así,  la fuerza transformadora de los Pobres generando un complejo de inferioridad delante de la intelectualidad dominante. Recorren a la astucia y colocan la honestidad como pretexto y para impedir que las reivindicaciones de los Pobres sean atendidas y para impedir que ellos exijan más.

Son ideas y actitudes que impiden cualquier posibilidad de transformación social. Son conceptos que, repetidos seguidamente y siempre con la misma tonalidad, impiden el desarrollo de la cultura y la evolución para una sociedad más justa y humana.

De la misma manera, dentro de las comunidades cristianas, ese texto “a los pobres los tienen siempre con ustedes” fue empleado para justificar la acumulación y el malo uso de los bienes de los Pobres. “En una interpretación igualmente falsa, este texto quiso justificar la costumbre de llenar los templos de riquezas. Cuando esta tendencia empezó a difundirse en los reinos de la antigüedad, los Padres de la Iglesia levantaron su voz de denuncia”. Decía San Juan Crisóstomo,[4] cuatrocientos años después de la muerte de Jesús: ‘Dios no tiene necesidad de cálices de oro, sino de almas de oro… el sacramento no necesita de preciosos ornamentos, sino de almas puras; mientras, los Pobres, sí, necesitan de mucho cuidado… ¿para qué le sirve al Señor que su mesa esté llena de cálices de oro, si él se consume de hambre?”[5].

Las palabras de Jesús pueden ser entendidas también de la siguiente forma: Jesús no quiso decir que necesariamente deba haber Pobres, sino que quiso decir que siempre habrá Pobres por causa del egoísmo humano. Nunca se puede perder la oportunidad para servirles.

Los Pobres existen no porque Dios quiere, sino por causa de las injusticias y del egoísmo. Los Pobres existen debido a las estructuras injustas y a las condiciones sociales desfavorables. Se afirma que las grandes riquezas son fruto de la opresión a los Pobres y del apego a los bienes materiales.

En el mundo globalizado en que vivimos, donde una pequeña porción vive en la abundancia y disfruta de los avances de la tecnología moderna tecnología, la gran mayoría de los Pobres es presentada apenas como números y porcentajes.

No poseen los elementos básicos indispensables para la sobrevivencia tales como el empleo, el acceso a la salud, higiene, al transporte adecuado, a la educación, a la vivienda, al ocio y al pleno ejercicio de la ciudadanía.

Los Pobres existen. Son esa grande masa de hambrientos, multitudes errantes de personas que andan sin rumbo en búsqueda de mayor dignidad. Son aquellas personas que viven amontonadas en las periferias de las ciudades ricas. Pocos se importan con ellos. Pocos se involucran con su causa; en gran escala falta la solidaridad.

La sociedad reproduce el mismo tratamiento que la filosofía del neoliberalismo da a la mercancía: tratan estos humanos, los Pobres, como absolutamente desechables.

Ya no estando más con ellos, como se presentaba a la comunidad que vivió la experiencia con el Resucitado, Jesús dejó los Pobres, para representarlo sobre la faz de la tierra: “a mí no me tendrán siempre”, pobres siempre tendréis entre vosotros”. Estando cerca de los Pobres, el discípulo y discípula, estará en la presencia y en la compañía del propio Cristo.

Vicente de Paúl, en su experiencia espiritual, expresó esa actitud cuando dijo: “No hemos de considerar a un pobre campesino o a una pobre mujer según su aspecto exterior, ni según la impresión de su espíritu, dado que con frecuencia no tienen ni la figura ni el espíritu de las personas educadas, pues son vulgares y groseros. Pero dadle la vuelta a la medalla y veréis con las luces de la fe que son ésos los que nos representan al Hijo de Dios, que quiso ser pobre”.[6]

Mizael Donizzeti, CM
Provincia di Curitiba

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[1]un denario correspondía a un día de trabajo de un obrero
[2]Jn 12, 1-8 (Mateo 26, 6-13; Marcos 14, 3-9)
[3]Jn 12, 8
[4]San Juan Crisóstomo, Homilía 50, 3 y 4.
[5]www.untaljesus.net, Capítulo 103, Con Perfume de Nardo.
[6]SVP – Coste, XI, 32.