Comentarios a la Carta del Superior General
Llegamos a la mitad del sexenio de gobierno general del Padre Tomaž Mavrič, CM, XXIV sucesor de San Vicente de Paúl. No creo que sea una sorpresa el tema de su reciente carta del 29 de marzo del 2019 dirigida a los visitadores sobre el tema de las vocaciones y la formación. Ya desde hace más de dos años padre Mavrič tiene puesto el dedo sobre la temática de las vocaciones, y justamente esta nueva misiva sigue la línea ya trazada; incluso la titula con la expresión que utilizó cuando inició este tema: Hacia una Cultura Renovada de las Vocaciones. (Cf. Carta del 20/09/2017).
¿Qué nos aporta esta nueva carta? ¿Qué temas quedan sobre la mesa para profundizar y generar caminos provinciales? ¿Qué aspectos quizá se encuentran implícitos y qué otros podrían estar sujetos a discusión?
Propongo la reflexión desde dos vértices: primero me referiré a los núcleos que podrían desatar un camino de cultura vocacional vicentina y segundo las preguntas abiertas que a primera impresión nos deja la carta.
Núcleos que nos encaminan hacia una Cultura Vocacional Vicentina
1. Conciencia Realista
No encontramos rasgos de idealismos numéricos ni tampoco señales de pesimismo vocacional. En la carta, más bien, nos ofrece al menos dos afirmaciones que nos ponen en sintonía con la realidad. Primero respecto al factor externo de los jóvenes que responden al llamado misionero que no pierde de vista una realidad “donde la respuesta es débil o incluso casi inexistente”; y segundo en lo que sucede al interior de la pequeña compañía: “sabemos que en muchos casos, un cohermano asume tres, cuatro, o incluso más responsabilidades al mismo tiempo, de tal manera que la formación de los nuestros no puede atenderse como una prioridad”.
Un estudio serio y concienzudo sobre las distintas realidades provinciales es un paso indispensable para comenzar un proyecto que nos dirija hacia una Cultura Vocacional Vicentina.
2. Personal Idóneo
Proceso, etapas e itinerarios son tres conceptos no siempre bien asimilados cuando se habla de formación. Si estamos planteando una Cultura Vocacional, difícilmente podremos avanzar si nos estacionamos en estrategias de mercadotecnia para atraer jóvenes a la Congregación y se insiste solamente en los seminarios como lugares de formación dejando de lado la formación permanente; la cual vendría a ser la debilidad o la fortaleza de cualquier camino hacia una cultura vocacional.
Por eso parecen muy oportunas las palabras del Padre Mavric: “Nosotros debemos ayudarnos y animarnos los unos a los otros a fin que los cohermanos de cada provincia, región, o misión internacional tengan la posibilidad de prepararse para acompañar a nuestros jóvenes en las etapas iniciales de formación, y, después de los votos y la ordenación, en nuestra formación permanente.”
En un proyecto provincial de formación permanente que sea amplio y ajustado a la realidad actual, se vuelve imperiosa la necesidad de capacitar formadores para cada una de las etapas del proceso como bien lo ha señalado el Superior General. Sin excluir el grandioso aporte y la riqueza que significa para una provincia los cohermanos especializados en distintas áreas teológicas o de filosofía, hoy parece un signo profético (y no sólo una emergencia como pobremente se podría entender) de la Congregación invertir personal y recursos en la “formación para formadores” como disciplina propiamente dicha, una idea que quizá décadas atrás no se tenía.
3. La importancia de las Prioridades
Ya lo dijo el Padre Eli Chavez (Ex – asistente general) en un artículo suyo meses atrás: “Aunque tardío, pero en buena hora, el tema de la Cultura Vocacional gana ahora destaque entre nosotros de la Congregación de la Misión.”
Pues bien, tratándose de una carta del Superior General dirigida a los Visitadores y sus consejos, es muy acertado que se pase de un simple diálogo de reflexión a una toma de prioridades:
“Quisiera animar y recomendar que, juntos, hagamos que en la Congregación, la pastoral vocacional y la formación de formadores sean dos de nuestras prioridades en todos los países y lugares donde servimos”.
A unos pocos meses de que se lleve el encuentro de Visitadores en Filipinas es muy conveniente que se calibre bien el tema vocacional y formativo con un cierto espíritu de proactividad y no solamente como respuesta las emergencias que se van sintiendo en algunas provincias por el envejecimiento y la falta de personal. Clarificar y asumir prioridades es una grada difícil pero necesaria de escalar para forjar la deseada Cultura Vocacional.
Preguntas Necesarias
Sería muy ingenuo pretender una reflexión centralizada sobre las vocaciones y la formación en una carta del Superior General. El Padre Tomaž logra desatar la reflexión, pero no estamos de frente a un vademécum para la formación. Tenemos la suerte de tener una Ratio Formationis lo suficientemente bien elaborada como para ayudar a la concreción de los Proyectos Provinciales de Formación. Lo que sí podemos -y quizá debemos- hacer es aprovechar la coyuntura para preguntarnos y ocuparnos del tema puesto de relieve. Algunas preguntas podrían ayudarnos a entrar en esa reflexión:
¿Percibimos con esperanza el futuro de la Congregación de la Misión? ¿Nos parece acaso muy irreal o ingenua la actitud positiva de nuestro Superior General? ¿El principio “la verdadera crisis vocacional no es de los llamados sino de los que llaman” toca nuestra sensibilidad misionera?
¿Ocupa un lugar protagónico la formación permanente en la vida nuestras comunidades locales y provinciales? ¿Cómo se capacitan los formadores en nuestras provincias para evitar caer en el hábito de la improvisación del personal para este ministerio? ¿Cómo misionero soy capaz de vivir de tal manera mi vocación que sea un signo vocacional para los jóvenes?
¿La Cultura Vocacional funciona en nuestras provincias como un horizonte desde el que se revisan las obras misioneras, las estructuras formativas y se lee la vida de los misioneros? ¿Qué pasos necesitamos seguir dando pasos en la construcción de una “Cultura Renovada de las Vocaciones”?
P. Rolando Gutiérrez C.M.
Vice-Provincia de Costa Rica.