Queridos amigos de Francia: 

Así, tristes, aturdidos y conmovidos hasta las lágrimas les manifestamos toda nuestra amistad en este momento difícil e incomprensible.

Nos solidarizamos con todos los creyentes que oran en este alto lugar de fe y que es igualmente un emblema de Francia entera.

Nuestra Señora de París es un lugar privilegiado de la historia de Francia e igualmente un lugar de encuentro de muchísimas personas desde los más grandes hasta los más pequeños.

Nuestra Señora de París es la Casa de Dios y por ello la casa de todos.

¡La empatía es global! Puesto que es una obra maestra del arte gótico que se incendió. ¡Amigos de todo el mundo se están uniendo para desear la reconstrucción de esta Casa de Oración y encuentro de todos los pueblos y todas las razas de la Tierra!

De un mal puede salir un bien y esto es lo que deseamos a todos nuestros amigos franceses. La reconstrucción unirá a todas las personas de buena voluntad en Francia y en todo el mundo que aman la fe, la belleza y el arte, todas estas virtudes no tienen límites, son universales.

Al mismo tiempo que reconstruimos una obra de arte con gran orgullo nacional e internacional, no olvidemos a los más pobres de nuestra Tierra, que también son una obra de arte del Creador y que luchan cada día por sobrevivir.

¡El amor de Dios puede unir a todas las Naciones en la Tierra en una sola Familia Humana que se respeta a sí misma, se ayuda y se ama en sus diferencias!

En nombre de la gente de Akamasoa,

Padre Pedro