El Papa Francisco ha solicitado a toda la Iglesia celebrar un Mes Extraordinario Misionero; sabemos que el mes de octubre es un mes dedicado a las misiones, pero particularmente este año, el Papa ha querido darle un particular énfasis, además como una manera de conmemorar el centenario de la Encíclica Maximunm illud, sobre la propagación de la fe católica en el mundo entero, del Papa Benedicto XV.
El tema central es “Bautizados y Enviados: la Iglesia de Cristo en Misión por el mundo”. Como una manera de involucrar a todos los fieles en el anuncio del Evangelio: “La celebración de este mes nos ayudará en primer lugar a volver a encontrar el sentido misionero de nuestra adhesión de fe a Jesucristo, fe que hemos recibido gratuitamente como un don en el bautismo”.[1]
La Congregación de la Misión, esta llamada a vivir este mes particular que propone la Iglesia, de manera particular, retornando a la espiritualidad que nos identifica como Congregación y renovando nuestro compromiso en el espíritu misionero.
El Papa Francisco ha indicado cuatro dimensiones para vivir el camino durante este mes misionero, al presentarlas, quiero plantearlas en clave vicentina, porque todas tienen que ver con nuestro lenguaje, con nuestra identidad, con nuestro carisma:
- El Encuentro personal con Jesucristo vivo en la Iglesia. Este tema tiene una raíz profunda en nuestra espiritualidad e identidad. En San Vicente descubrimos y conocemos una manera particular de encontrarse con Jesucristo, sabemos bien que San Vicente encuentra y sigue a Jesucristo Evangelizador y servidor de los pobres. Como San Vicente, estamos nosotros invitados a recuperar la centralidad en Jesucristo de donde emana todo nuestro espíritu misionero. Recordemos la famosa carta al padre Portail: «Acuérdese, Padre, de que vivimos en Jesucristo por la muerte de Jesucristo; y que hemos de morir en Jesucristo por la vida de Jesucristo; y que nuestra vida tiene que estar oculta en Jesucristo y llena de Jesucristo; y que para morir como Jesucristo, hay que vivir como Jesucristo»[2].
- El testimonio siguiendo el ejemplo de los santos, de los mártires de la misión y de los confesores de la fe. En cuanto a este segundo aspecto, ya el Superior General, padre Tomaž Mavrič, CM, nos había invitado en su carta del 3 de septiembre de 2018, para la Fiesta de San Vicente, a Profundizar en nuestra relación con los santos, los beatos y los siervos de Dios de la Familia Vicenciana. Es un buen momento para leer la vida de muchos de quienes nos han precedido a la misión del cielo, desde la óptica misionera, descubriendo muchos elementos que son tan actuales, como en aquellos momentos de albor misionero, por ejemplo: la inculturación de San Justino de Jacobis o de Jean Gabriel Perboyre, o el martirio misionero del padre Fortunato Velasco Tobar o de cualquiera de los mártires de la guerra civil española y por supuesto, la internacionalidad de la Congregación de quienes fueron abriendo camino en países lejanos.. El padre Tomaž en la citada carta hace referencia también, a un pasaje de San Vicente: «Lo que hemos de hacer, padres y hermanos míos, es agradecer a su divina Majestad todos los dones y gracias que ha querido conceder a todos los santos del cielo en general, y a cada uno de ellos en particular, por el buen uso que hicieron de aquellas gracias y la perseverancia que demostraron en la práctica de las buenas obras hasta el fin de su vida; dar gracias a Dios por todo esto y porque practicaron tan bien aquella primera lección que nuestro Señor les enseñó a ellos y a nosotros : “¡Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos! ”(Mt 5,3)»[3].
- La tercera dimensión que nos propone el Papa Francisco es la Formación. Este es un tema que ciertamente, tiene que ver con nosotros desde los orígenes de la Congregación, las constituciones son muy claras en afirmar que cada misionero esta llamado a ser formador, en un principio formadores de clérigos y formadores de los nuestros, ser formadores, a ejemplo de San Vicente, se extiende hoy a quienes hacen parte de las numerosas ramas de la Familia Vicentina. Por lo tanto, es necesario recuperar nuestro papel de formadores, buscando, llevarles a una participación más plena en la evangelización de los pobres.
- La cuarta dimensión, que tiene que ver con nuestro carisma es la caridad misionera. En este aspecto San Vicente decía a los misioneros que al venir a la Congregación lo hacían no sólo para evangelizar a los pobres, sino también para asistirlos en sus necesidades materiales. «Hacer esto es evangelizar de palabra y de obra y es lo más perfecto, es lo que hizo nuestro Señor»[4]. Estamos llamados a responder no solo a las necesidades espirituales, San Vicente practica y pide que se realice la misión con amor, pues «hemos sido escogidos por Dios como instrumentos de su caridad inmensa y paternal, que desea reinar y ensancharse en las almas»[5]. Y es un trabajo que hay que hacer siempre, pues «la caridad no puede permanecer ociosa, sino que nos mueve a la salvación y al consuelo de los demás»[6]. «Es cierto que yo he sido enviado, no sólo para amar a Dios, sino para hacerlo amar»[7].
A partir de estas cuatro dimensiones, en este mes extraordinario misionero, queremos reflexionar nuestro carisma, animándonos a vivir la alegría de ser misioneros, animando nuestro espíritu misionero y el compromiso que tenemos de evangelizar a tiempo y a destiempo.
Son muchos los acontecimientos que de cualquier manera viviremos como Iglesia y como Congregación en este mes: El resultado de la llamada Misionera 2018 en la que el Superior General nos pedía hacer parte del 1% de la comunidad para partir a cubrir las necesidades misioneras en las Misiones Internacionales ya establecidas o en los nuevos destinos donde nos están llamando los pobres. La nueva Carta de Llamado Misionero de 2019, en la cual se presentarán seguramente los nuevos destinos y necesidades. El Sínodo de la Amazonía, que nos llama hoy a hacer un compromiso personal y comunitario por el cuidado de la casa común. Vivamos este mes misionero con compromiso, dejando que el Espíritu Santo anime nuestro compromiso cristiano y renueve nuestra vocación misionera.
Jorge Luis Rodríguez, CM
Director Oficina de Comunicación
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[1] Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Misiones 2019.
[2] San Vicente, II, 320; carta al P. Portail. París, 1 de mayo de 1635.
[3] SVP XI/3, 307, Repetición de la oración del 1 de noviembre de 1657
[4] SV XII, 88 / ES XI, 393.
[5] SV XII, 262 / ES XI, 553.
[6] SV XII, 265 / ES XI, 555.
[7] SV XII, 262 / ES XI, 553.