Hace unos días se anunció en varios medios de comunicación la presentación del documental “Opeka”, que cuenta la inspiradora historia de nuestro hermano: el misionero vicentino Padre Pedro Opeka, CM, y que será proyectado en varios festivales de cine durante el año 2020/21.

La Oficina de Comunicaciones de la Congregación de la Misión contactó con Cam Cowan para entrevistarlo y averiguar más sobre el documental. La entrevista, que pone de relieve la pasión del director por los derechos humanos y la lucha contra la injusticia, se publicará íntegramente en nuestra página web en los próximos días.

¡Estamos seguros que les encantará esta perspectiva del carisma vicentino!

¿Cómo surgió la idea de hacer un documental sobre el Padre Opeka?

Conocí al Padre Pedro en el mes de agosto de 2014, cuando estábamos en la etapa de producción de “MADAGASIKARA”, nuestra película documental sobre las dificultades políticas, económicas y sociales de Madagascar. Yo estaba en lo alto de una veta de una cantera en Antananarivo, la capital de Madagascar, porque me interesaba hacer unas grabaciones allí. Desde abajo, salió una joven cargando con una cesta llena de piedras rotas, en su cabeza y un bebé en la espalda;y le pregunté dónde vivían los empleados de la cantera. Me contesto: la mayoría vive en las inmediaciones de la propia cantera;pero algunos viven ahí, arriba, señalándome un punto distante, en la ladera de una gran colina. Allí vi filas y filas de edificios blancos y relucientes. Había estado por todo el país, pero no había visto un panorama tan mágico en ningún otro lugar de la isla.

Le pregunté qué eran esos edificios y me respondió, eso es Akamasoa. Así mismo le pregunté qué era Akamasoa, y pareció sorprenderse de que no lo supiera. Sonriendo, me dijo: ¡Eso es del padre Pedro!

Hice alguna investigación sobre este padre Pedro, tras las cuales entendí que quería entrevistarlo para “MADAGASIKARA”. Dos meses después, fuimos en coche hasta Akamasoa y preguntamos si podíamos ver al padre Pedro. Él acababa de volver de un agotador viaje para encontrar fondos en Europa y estaba muy serio.

Le dije que estaba haciendo una película para que, en Occidente, se conociera el verdadero Madagascar. Quería contrarrestar las imágenes creadas por las películas de animación y documentales de Hollywood, en la que se centraban en el medio ambiente, y explorar las vidas de la gente real en la que, en aquel momento, era la nación más pobre del planeta, donde el 93% de la población vivía con menos de 2 dólares por día, la mitad de una población de 24 millones de personas eran niños y la mitad de esos niños estaban gravemente malnutridos.

Le dije que mi investigación había revelado que Madagascar había sido maltratada por las fuerzas políticas nacionales e internacionales (incluido mi propio país, los Estados Unidos) y quería que la gente entendiera el impacto devastador que esas acciones habían tenido, y seguían teniendo, en Madagascar y su gente. Tras mi explicación, con una amplia sonrisa que salía de detrás de su enorme barba blanca, me dijo, “¿Cómo te puedo ayudar?”

Durante las siguientes grabaciones en Madagascar, el Padre Pedro amablemente nos permitió entrevistarle como uno de los expertos de la película que explicaban las condiciones del país. Aparece brevemente en “MADAGASIKARA”.

Y así es como pude conocerle mejor, compartiendo comidas en las que insistía que le acompañáramos, viéndole celebrar la misa para miles de malgaches (no sólo de Akamasoa sino de todas las partes de la zone y de toda clase de gente), viajando por los pueblos, conociendo a la gente de la comunidad de Akamasoa y aprendiendo la fascinante historia de su vida.

Pronto me di cuenta de que quería hacer un documental sobre el Padre Pedro. Ya ha habido documentales y libros hechos sobre él, pero sabía que no se le conocía demasiado en el mundo, sobre todo, en Norteamérica. Y quería cambiar eso, a través de una película de calidad que se centrara en su vida y sus extraordinarios objetivos alcanzados como filántropo.

¿Por qué? Porque es una de las  personas más interesantes que he conocido nunca. Tiene una personalidad desbordante. Es una fuerza de la naturaleza que dejó pasar la oportunidad de ser futbolista profesional en Argentina para dedicar su vida a la justicia social para los más pobres del planeta. Y ha demostrado con acciones (audaces y apabullantes) que la pobreza no es inevitable, ni algo del destino.

También comprendí que esta historia sería una perfecta compañera publicitaria para “MADAGARASIKARA”. Esa película trata sobre la supervivencia, mientras que “OPEKA” trata sobre la esperanza. Mi intención es que las dos películas tendrán un impacto sobre el problema y las soluciones de la pobreza, más allá de Madagascar.

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