SALVATORE MICALIZZI C.M.

El Venerable P. Salvatore Micalizzi C.M. nació en Nápoles, Italia el 5 de noviembre de 1856.La familia de Salvatore era acomodada, pero su situación cambió radicalmente cuando, afectado por el cólera que asoló Nápoles en 1865, murió su padre, dejando a  su madre y a sus seis hijos en una situación dramática. Salvatore respondió al duro momento y colaboró con su madre en todos los esfuerzos y sacrificios que estaba haciendo. Como hijo mayor, hizo de ello su deber de conciencia, más aún cuando, ocho años después de la muerte de su padre, su madre también fallece tras una corta enfermedad. Huérfanos de padre y madre, los niños Micalizzi se quedaron solos, y una prima de su madre los acogió en su casa hasta que encontraron un hogar  definitivo. El joven Micalizzi, durante algunos años, abandonó relativamente sus estudios y tuvo que dedicarse al trabajo manual.

El Venerable Attardi, quien hacía tiempo había intuido la verdadera vocación del joven, se interesó vivamente para que su alumno pudiera responder a ella. El diácono Salvatore Micalizzi fue finalmente consagrado sacerdote el 23 de septiembre de 1882 en la catedral de Nápoles. Desde los primeros días de su sacerdocio, inflamado de celo, se lanzó a un apostolado que lo vería comprometido durante más de 50 años sin descanso hasta su muerte.

Micalizzi, ya sacerdote, se presentó, como él afirma “…a los buenos Señores de la Misión en la santa y querida casa -llamada- ‘Dei Vergini’ en Nápoles y también fui recibido entre los hijos de San Vicente de Paúl…, fue el 24 de mayo de 1884”. Inmediatamente fue destinado a la formación espiritual de los clérigos externos y pronto fue muy activo en otra de las obras de apostolado de la Congregación en la que siempre brilló: “las Misiones Populares”.

Al mismo tiempo, el Venerable Micalizzi, verdadero hijo de San Vicente, se dedicó incansablemente a predicar los Ejercicios Espirituales al clero. En 1904 fue llamado de nuevo a la Casa Dei Vergini como Asistente: y así comenzó el período en el que meditó mejor y se aclaró a sí mismo los temas relativos a lo que siempre consideró su misión específica: la santificación del clero.

En los años siguientes, el Venerable Salvatore continuó trabajando según esta especial vocación suya, así como en la dedicación absoluta a la predicación y a la confesión, a la oración y a la penitencia, especialmente al clero.

De nuevo superior en Lecce de 1911 a 1918, regresó definitivamente a Nápoles en octubre de 1918, con la tarea específica de predicar y asistir a los Ejercicios Espirituales para el Clero (aunque también continuó su apostolado en las Misiones populares hasta 1922).

Su habitación en Dei Vergini durante los Ejercicios, era como si la asaltaran, ¡hacían fila,! para hablar con él… Continuó incansablemente hasta octubre de 1937. Tenía casi 81 años: la tarde del 6 de octubre entró en los Ejercicios Espirituales con toda la Comunidad de Dei Vergini. Cuatro días después se sintió mal y le pidieron que se fuera a la cama. Hacia las 4.30 de la mañana, del 14 de octubre, el hermano coadjutor que lo asistía entró en su habitación y lo encontró arrodillado junto a su cama, había muerto. Más de una persona vio en esa posición de oración un elemento significativo y simbólico.

El funeral tuvo lugar el 15 de octubre: la veneración del Venerable era entonces evidente. Micalizzi fue enterrado en la Capilla de los Padres de la Misión en el cementerio de Poggioreale en Nápoles. El 7 de diciembre de 1956, aceptando el deseo unánime de ver glorificado al P. Micalizzi, el Visitador de la Provincia Napolitana de la Congregación de la Misión, P. Cesa, pidió al Arzobispo de Nápoles, Card. Mimmi, la introducción del Proceso Informativo Diocesano. La solicitud fue concedida y el 23 de febrero de 1957 se inició el proceso de fama y el 25 de febrero de 1958 se realizó el reconocimiento del cadáver. El 3 de julio de 1958, los restos mortales del Venerable fueron trasladados a la casa Dei Vergini en Napoles.

Oración para obtener gracias por intercesión
del Venerable Salvatore MICALIZZI

Dios todopoderoso y misericordioso, te adoro y te agradezco todos los beneficios que me has concedido.

De manera especial deseo agradecerte por aquellos con los que colmaste a tu fiel servidor P. SALVATORE MICALIZZI y te ruego que por su intercesión me concedas todo lo que te pido ardientemente. Dígnate, Señor, al escuchar mi oración, glorificar a tu siervo que tanto trabajó para procurar tu gloria. Amén.

Si usted a recibido alguna gracia a través de la súplica a este cohermano o conoce alguien, comuníquese con el Procurador General, P. Giuseppe Guerra,cm a: procgen@cmglobal.org