Qué hermoso es imaginar: que no haya pobreza. Todas las personas del mundo con sus necesidades básicas cubiertas. La mayoría no sería rica, pero nadie viviría en la pobreza. ¿Demasiado para imaginarlo? ¿Un sueño imposible? Tal vez. Pero “nada ocurre sin que primero haya un sueño”.

Y así, la propuesta de Naciones Unidas en su Agenda 2030 para las Personas, la Prosperidad y el Planeta propone 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible como hoja de ruta. Acompañados del lema clave “no dejar a nadie atrás”, pues se trata de una propuesta global. Y el Objetivo nº 1 es No a la Pobreza.
El ODS1 tiene un objetivo amplio: “Garantizar que toda la población, y especialmente los más pobres y vulnerables, tengan los mismos derechos a los recursos económicos, al acceso a los servicios básicos, al control de la propiedad y de la tierra, a los recursos naturales y a las nuevas tecnologías”.

Cuando 193 países firmaron esta Agenda 2030 de la ONU, se comprometieron a crear marcos políticos sólidos a nivel nacional, regional e internacional, basados en estrategias de desarrollo que favorezcan a los pobres y tengan en cuenta el género, con sistemas y medidas de protección social, para erradicar la pobreza.
¿Qué es la pobreza? La forma en que definimos las cosas determina cómo las abordamos. La pobreza es mucho más que la falta de ingresos. Los más pobres de entre nosotros suelen pasar hambre, tienen menos acceso a la educación, no suelen tener luz por la noche y sufren desnutrición y mala salud. También pueden sufrir exclusión social y discriminación.

Y la pobreza está intrínsecamente ligada a la vivienda y al vecindario, al agua potable y al saneamiento, así como al empleo. No es de extrañar. El cambio sistémico, el método específico de evangelización de la Congregación, nos recuerda que nada ocurre de forma aislada, que todo está conectado. Y para los vicentinos, cuyo legado del gran Vicente de Paúl es evangelizar y servir a los pobres, acabar con la pobreza sería un sueño hecho realidad.

Pobreza mundial: las cifras varían porque se utilizan diferentes medidas. Pero puede sorprender a algunos lectores saber que la mayoría de la gente vive en la pobreza; dos tercios de la humanidad viven con menos de 10 dólares al día. Eso es una de cada nueve personas. ¡Qué pecado social que clama al cielo!
La pobreza extrema: La ONU estima que el 10%, es decir, 734 millones de personas, sufren la pobreza extrema al vivir con menos de 1,90 dólares al día. El mundo estaba reduciendo constantemente estas asombrosas cifras hasta la pandemia de COVID de 2020.

Erradicar la pobreza: ¿Qué haría falta para eliminar la lacra de la pobreza? En una palabra, un cambio radical. Una conversión. Poner patas arriba el “business as usual”. Algunos de los cambios necesarios podrían ser, al menos, los siguientes:

– Dar prioridad al Bien Común a todos los niveles en cada nación, lo que exigirá una mayor colaboración global, así como sacrificio y solidaridad entre las naciones;
– Garantizar el respeto global de la Declaración Universal de los Derechos Humanos;
– Dar prioridad a las personas sobre los beneficios, un cambio radical en la toma de decisiones, en el que el Producto Nacional Bruto o la Bolsa no sean la medida del valor de una nación, sino las condiciones de vida de todos sus ciudadanos;
– Construir un nuevo contrato social en cada nación, y dar pasos hacia un contrato global para un mundo cada vez más interconectado. Estos contratos son acuerdos entre los miembros de una sociedad para cooperar en beneficio social de todos. Esto incluye oportunidades de empleo con salarios y beneficios justos, asistencia sanitaria, acceso a Internet y cuestiones relacionadas;
– Construir políticas de protección social en cada nación, y una a nivel mundial, que garantice los servicios básicos para los que se quedan atrás.

Evidentemente, se trata de una lista utópica que propone cambios enormes y casi inimaginables para los responsables políticos de todo el mundo. Cada punto es un objetivo elevado que requiere estrategias y programas paso a paso, al tiempo que queda abierto a un perfeccionamiento continuo según la experiencia del mundo real y las posibilidades razonables.

Seguramente no eliminaremos la pobreza mundial para 2030, y tal vez nunca en un sentido absoluto. Pero hacer avances significativos en esta década, al menos en lo que respecta a la pobreza extrema, y luego más progresos en la siguiente… ¿quién sabe?

En cualquier caso, no hay pobreza. Es algo increíble de imaginar.

Jim Claffey
Representante de las ONG de la CM ante la ONU