Comentario a las lecturas del I Domingo de Adviento.
En este primero domingo de Adviento San Mateo nos invita a permanecer “en vela” como quien espera con la firme certeza de que algo o alguien llegará pronto. ¿Acaso se trata de una metáfora bonita pero lejana a nuestro contexto misionero?
Para responder, podríamos afirmar que, tal como nos cuenta la primera lectura de hoy sobre el profeta Isaías, también San Vicente de Paúl tuvo una visión inspirada por el Espíritu Santo: la de un mundo nuevo donde la Iglesia vive su vocación profética con radicalidad en el compromiso de la evangelización de los pobres, anunciando así la esperanza del Reino en todas las periferias de la humanidad.
En este sentido, también nuestra vocación vicentina tiene un papel de gran valor en la construcción del sueño esperanzador del Papa Francisco:
“Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad. Como decía Juan Pablo II a los Obispos de Oceanía, «toda renovación en el seno de la Iglesia debe tender a la misión como objetivo para no caer presa de una especie de introversión eclesial»” (EG 27).
Aquí cobra sentido misionero la invitación evangélica a permanecer “en vela”, porque, en efecto, la crisis de la postpandemia, envuelta entre guerras y migraciones masivas, y la proliferación de nuevos sistemas dictatoriales que reflejan la desesperación de las naciones por un mensaje que les traiga esperanza a cualquier precio; podrían tratarse de los signos de los tiempos que nos dicen con mucha claridad a los hijos de San Vicente de Paúl: “es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros… Revestíos más bien del Señor Jesucristo” (Rm 13, 11.14).
P. Rolando Gutiérrez CM.