Mientras comienza el mes de septiembre, un periodo en el que honramos con fervor especial a nuestro fundador, San Vicente de Paúl, queremos compartir con ustedes una oración especial.

Esta oración es una invitación a la reflexión, devoción y a imitar las virtudes de San Vicente, quien con su vida encarnó la esencia de la caridad cristiana.

San Vicente nos dejó palabras de gran sabiduría e inspiración, entre ellas:

“Dios nunca rechaza a aquellos que lo rezan con humildad y confianza”.

Esta frase nos recuerda la importancia de la oración sincera y el total abandono a la voluntad divina. En un mundo donde a menudo nos sentimos abrumados por los desafíos, las palabras de San Vicente son un faro que nos guía hacia una fe más profunda y una mayor confianza en el Señor.

Los invitamos a leer, meditar y compartir esta oración durante todo el mes de septiembre, para que pueda inspirar y fortalecer nuestra comunidad en la misión de servir con amor y dedicación.

Oh San Vicente de Paúl, Apóstol de la caridad y modelo de servicio a los pobres,
que encarnaste las virtudes del verdadero discípulo de Cristo,

Ilumínanos con la sencillez de corazón para poder ver claramente la voluntad de Dios.

Concédenos la humildad para reconocer nuestras limitaciones y servir con dedicación.

Infunde en nosotros la mansedumbre para recibir a todas las personas con apertura y paciencia.

Ayúdanos a vivir la mortificación,
renunciando a nosotros mismos por el bien de los demás y enciende nuestros corazones con celo por las almas, acercando a todos hacia Ti.

Tú, que encendiste una llama de caridad en el mundo,

Guía a los misioneros vicentinos en su labor.

Inspirados por tu vida y ejemplo, puedan llevar el Evangelio a tierras lejanas y corazones necesitados.

Concédeles fuerza y valentía en su dedicación y que su misión sea guiada por el Espíritu de Dios.

Te pedimos especialmente, oh San Vicente, que intercedas por las vocaciones, tanto a sacerdotes como hermanos, que sigan tu camino de entrega y servicio.

Dales claridad para discernir el llamado de Dios en sus vidas y fortaléceles en su entrega total a la misión de llevar el amor de Cristo a los más necesitados.

Ayúdanos a ser instrumentos de paz y justicia,

Seguros del plan de Dios.

Concédenos la gracia de crecer en santidad,

Y de caminar cada vez más cerca de Dios.

Amén.