En su discurso del 5 de septiembre de 2013, el Papa Francisco nos recuerda la importancia de la escucha, la renuncia y la misión en nuestra vida cristiana. Comentando el episodio de la “pesca milagrosa” narrado por Lucas, el Papa subraya cómo el Señor, cuando pasa por nuestra vida, siempre nos dice una palabra y nos hace una promesa, pero también nos pide que renunciemos a algo y nos confía una misión.
La escucha de la Palabra
El primer paso es escuchar la Palabra de Dios. Cuando el Señor entra en nuestras vidas, nos dice algo, nos hace sentir algo. Es una promesa de Dios para nosotros, una invitación a seguirle más de cerca, corrigiendo lo que está mal en nuestra vida y dejando atrás lo que nos impide seguirle de todo corazón.
Renuncia
El segundo paso es la renuncia. Debemos estar dispuestos a dejarlo todo para seguirle más de cerca. Como los apóstoles que lo dejaron todo para seguir a Jesús, también nosotros estamos llamados a dejar lo que nos impide seguirle plenamente.
Abrazar la misión
Por último, está la misión que Jesús nos confía. El Señor nunca nos dice que le sigamos sin darnos una misión. Cuando vamos por el camino de Jesús, es para hacer algo, para cumplir una misión que Él nos ha confiado.
El carisma vicenciano y el discurso del Papa
El discurso del Papa Francisco resuena profundamente con el carisma vicenciano. San Vicente de Paúl, fundador de la Congregación de la Misión, siempre subrayó la importancia de la humildad, la sencillez y la caridad. Estos valores están en perfecta armonía con las palabras del Papa sobre la escucha atenta de la Palabra de Dios, la renuncia personal y la aceptación de una misión divina. Como los misioneros vicencianos están llamados a servir a los pobres con amor y humildad, el discurso del Papa recuerda a todos los cristianos que debemos escuchar atentamente la voz de Dios, renunciar a lo que nos aleja de Él y acoger con alegría la misión que nos confía.
La misión vicenciana hoy
En el contexto actual, el mensaje del Papa refuerza aún más la misión vicenciana de evangelización y de servicio a los pobres. La invitación del Papa a dejar lo que nos impide seguir a Cristo y acoger la misión divina se hace eco de la llamada de San Vicente a la entrega total a Dios y a los pobres. La Congregación de la Misión, siguiendo el ejemplo de San Vicente y las palabras del Papa Francisco, está llamada hoy más que nunca a renovar su compromiso de vivir el Evangelio con valentía, sirviendo a los pobres con amor y entrega, y a escuchar atentamente la voz de Dios en la oración y en la vida cotidiana.
Conclusión
Nuestra oración debe tener siempre estos tres momentos: escucha de la palabra de Jesús, renuncia y aceptación de la misión. Pidamos a los apóstoles que nos den la gracia de hacer siempre un esfuerzo orante para escuchar la palabra y la promesa de Jesús, tener la voluntad de dejar lo que nos impide seguir de cerca a Jesús y abrir nuestro corazón para recibir la misión.