Preparación
Al explicar su método de oración, Vicente describía el primer paso de esta manera: Es muy importante colocarnos firmemente en la presencia de Dios, porque el núcleo mismo de la meditación depende de ello. Una vez hecho esto, el resto se da por añadidura.
Para beneficiarse de la oración mental, es necesario un cierto grado de silencio para poder escuchar la voz de Dios. A este respecto, Vicente acudió a la Imitación de Cristo: En silencio y quietud el alma devota avanza y aprende las cosas ocultas de las Escrituras.
Insistió en la importancia de retirarse, a una hora apropiada, la noche anterior.
Vicente hablaba de dos tipos de preparación: a) la preparación próxima, que se hace inmediatamente antes de comenzar la meditación matutina; y b) la preparación remota, que se hace la noche anterior. Esta última consiste en seleccionar algunos puntos para la meditación del día siguiente y conciliar el sueño con una buena reflexión sobre el tema elegido. Luego, por la mañana:
Colócate en la presencia de Dios
Vicente tomó de San Francisco de Sales su método para la oración mental, cuando afirmaba que podíamos ponernos en la presencia de Dios de cuatro maneras: 1) contemplándolo en el Santísimo Sacramento, 2) reflexionando sobre la alegría de ver a Dios adorado en el cielo, 3) afirmando que Dios está en todas partes, y 4) reconociendo que Dios está presente en las personas que se dejan cautivar por su amor.
Pide la gracia de orar bien
Pedimos la ayuda divina para abrirnos a los movimientos del Espíritu Santo, “nuestro maestro interior”. El mismo Vicente usó la siguiente oración: Oh Salvador, tú sabes lo que mi corazón quiere decir. Cómo se vuelve hacia ti, fuente de misericordia. Ves sus deseos tendidos solo hacia a ti, aspirando solo a ti y queriéndote solo a ti. Digamos a menudo: “enséñanos a orar”.
La fe nos asegura que oramos en la comunión de los santos. En este contexto, Vicente nos aconsejaba invocar la intercesión de la Santísima Virgen, la de nuestro santo patrono o la del ángel de la guarda.
Recuperar o seleccionar un tema
Se debe prestar especial atencióna la humanidad de Cristo; es decir, su vida, su misión y sus enseñanzas, dejándose sorprender e inspirar por las palabras y ejemplo de Jesús. A Vicente le gustaba meditar especialmente los pasajes evangélicos que la Iglesia propone para la celebración litúrgica.
El Cuerpo de la Oración
Reflexiona sobre el tema elegido (un misterio, una virtud, un versículo del Evangélico), tratando de descubrir su significado más profundo. Vicente reconocía el riesgo de hacer de la oración mental un ejercicio intelectual. El método que propuso armoniza la razón, la emoción y la voluntad. Exhorta a sus seguidores a utilizar los tres pasos de su “pequeño método” para entrar en un diálogo afectivo con el Señor, abriendo nuestro corazón a lo que la Palabra de Dios nos pida.
1º Paso: NATURALEZA (¿Qué?)
¿Qué significa para mí este misterio de la vida de Jesús? ¿Qué me anima a reproducir esta virtud, este acontecimiento o este versículo del Evangelio? ¿Qué vicio o costumbre debería evitar?
2º Paso: MOTIVOS (¿Por qué?)
¿Cuáles son las razones que me animan a vivir este misterio este versículo evangélico, a adquirir esta virtud o a evitar este vicio o aquella costumbre? Convéncete del valor del asunto en cuestión.
3º Paso: MEDIOS (¿Cómo?)
Toma una resolución: ¿Cómo puedo poner en práctica lo que he reflexionado en la oración? En vista de mi misión y de mi comunidad, ¿cómo podría entrar más plenamente en el misterio en el que he meditado, o crecer en la virtud, o evitar el vicio o la costumbre, o practicar el versículo evangélico? También podría decidir invertir tiempo en proyectos que satisfagan las necesidades de las personas a las que sirvo o en trabajar con ellas para cambiar las estructuras sociales injustas. En este tercer paso, también puede ser útil resaltar una palabra o frase que pueda recordar durante el día para motivarme a vivir mi propósito.
Conclusión – Dar Gracias a Dios por este tiempo de oración
Vicente enseñaba que: Para concluir, demos gracias a Dios por las luces y gracias que nos ha concedido durante la meditación, y por las resoluciones que nos ha inspirado tomar. Pidámosle también su ayuda para poder poner en práctica, lo antes posible, lo que nos hemos propuesto hacer.
Revisión de nuestras resoluciones – Examen de conciencia
Nuestra tradición vicentina prevé dos formas de examen: 1) el Examen Particular, que generalmente se realiza alrededor del mediodía, y 2) el Examen General, que se realiza al final del día.
- En el Examen Particular, reflexionamos sobre la resolución del día y sobre cómo la hemos implementado.
- En el Examen General, realizado por la noche antes de acostarnos, reflexionamos sobre el día anterior, agradeciendo a Dios por los dones que hemos recibido y pidiéndole perdón por los fracasos.
Compartir nuestros pensamientos
Vicente recomienda encarecidamente la repetición de la oración o compartir nuestra oración con los demás.
Unas palabras sobre la contemplación
La oración mental a menudo conduce a una experiencia de contemplación. Vicente, que fue un verdadero místico de la caridad, nos dice que la contemplación es un don de Dios y el resultado de una vida espiritual madura. Durante una conferencia a las Hijas de la Caridad, describió la experiencia de la contemplación: En esto, el alma, en la presencia de Dios, no hace más que recibir lo que Dios da. No actúa y, sin esfuerzo alguno por parte del alma, Dios mismo la inspira en todo lo que pueda estar buscando, y mucho más. ¿Nunca has experimentado este tipo de oración …? Estoy seguro de que lo has hecho muy a menudo en tus retiros, cuando te has sorprendido de que, sin ninguna contribución de tu parte, Dios mismo llenó tu mente e imprimió en ella un conocimiento que nunca tuviste.