El “sí” de María: un discernimiento que lleva a la acción
Cuarto domingo de Adviento

En el cuarto domingo de Adviento, nos acercamos a la culminación de nuestra preparación para la Navidad reflexionando sobre el significado más profundo del “sí” de María narrado en el Evangelio de Lucas (1:26-38). En este artículo analizaremos cómo el discernimiento de María la llevó a actuar con decisión y cómo su ejemplo de humildad y valentía puede inspirarnos para ser artífices de la paz en el mundo.

María: un modelo de humildad y acción

El “sí” de María al ángel Gabriel es un momento crucial en la historia de la salvación. A pesar de las incertidumbres y las posibles consecuencias, María responde con humildad y confianza, aceptando desempeñar su papel en el plan de Dios. Este acto de aceptación no es pasivo, sino un poderoso ejemplo de cómo el discernimiento puede conducir a una acción concreta y transformadora.

Discernimiento y acción en el contexto moderno

En nuestro mundo moderno, a menudo nos enfrentamos a elecciones y decisiones difíciles. El modelo de María nos enseña que el auténtico discernimiento requiere tanto una escucha interior como una respuesta exterior. Como María, estamos llamados a reflexionar profundamente sobre nuestras opciones y, con humildad y valentía, a poner en práctica lo que hemos discernido.

Ser constructores de paz

El “sí” de María es también una invitación a ser constructores de paz. Su aceptación conduce al nacimiento de Jesús, el Príncipe de la Paz. Del mismo modo, cada vez que respondemos con humildad y amor a las llamadas de nuestra vida, contribuimos a construir la paz en nuestro entorno. Esto puede significar trabajar por la reconciliación en nuestras familias, promover la justicia en nuestra comunidad o simplemente ser una fuente de consuelo y esperanza para quienes nos rodean.

Una invitación a la acción

El cuarto domingo de Adviento nos invita a reflexionar sobre cómo podemos seguir el ejemplo de María en nuestro camino espiritual. Su “sí” nos recuerda que el discernimiento no es sólo un proceso interior, sino también un paso hacia acciones concretas que reflejen nuestra fe y nuestros valores. En este tiempo de Adviento, estamos llamados a considerar cómo podemos, con humildad y valentía, responder a las llamadas de Dios en nuestras vidas y convertirnos en pacificadores activos en el mundo.

Girolamo Grammatico
Oficina de Comunicación