La idea era muy sencilla: hacer cruces de madera. El resultado fue abrumador: más de 38.000 cruces repartidas durante varios años. La historia de Jerry y Tom nos habla de la sencillez y de la eficacia del trabajo bien hecho.
La madera tiene un protagonismo especial en las Sagradas Escrituras. Podríamos decir que es el material de la salvación. De madera era el arca con la que Noé se salvó del diluvio universal y de madera fue la Cruz que trajo la redención a todos los hombres. La madera fue también el noble material con el que seguramente José trabajó diariamente y que enseñó a “modelar” a Jesús adolescente. Este artículo nos sumerge en la narrativa de “Share His Cross Ministries” (Compartiendo Su Cruz), un ministerio que ha convertido trozos de madera en recordatorios de la presencia de Dios en nuestras vidas.
Todo empezó hace doce años cuando Jerry y Tom decidieron convertir retazos de madera en pequeñas cruces que la gente pudiera llevar en sus bolsillos como recordatorio de la Salvación y de la presencia de Dios. La idea era bastante simple: crear cruces lo suficientemente pequeñas como para caber en la palma de la mano, pero lo bastante grandes como para ser notadas. Jerry Mueller, padre de nuestro compañero Fr. Gary Mueller, C.M., y Tom Norrenberns, amigos desde hace muchos años, viajaban juntos con sus esposas. Durante una visita a una tienda de regalos en un santuario, se encontraron con una pequeña cruz de madera. Pensaron que podrían hacer algo similar y colocarlas en la parte trasera de su iglesia parroquial para que la gente las llevara consigo. La primera tanda se agotó rápidamente y pronto recibieron solicitudes de más. De este humilde comienzo, nació el ministerio “Compartiendo Su Cruz”.
El proceso de fabricación de las cruces es laborioso, ya que cada cruz se hace manualmente. Se distribuyen de forma gratuita, pero se aceptan donaciones deducibles de impuestos para la madera con el fin de mantener el ministerio en funcionamiento.
Aunque tanto Jerry Mueller como Tom Norrenberns han partido al cielo, sus hijos y nietos trabajan para asegurarse de que el ministerio continúe. Siguen fabricando cruces para quienes las soliciten. La mayoría de pedidos son individuales… pero no hace mucho llegó un gran pedido: ¡más de 800 cruces! Otra parroquia solicitó cruces para ser entregadas el Miércoles de Ceniza, con la idea de recogerlas al final de la Cuaresma para quemarlas en la hoguera durante la Vigilia Pascual.
Don Norrenberns, hijo del cofundador Tom Norrenberns, comentó sobre Jerry, el amigo de su padre: “Nunca sabemos exactamente cuántas vidas tocamos en nuestra vida, pero en el caso de Jerry, al menos tenemos un número. Jerry ayudó a fabricar 36,885 cruces de bolsillo, cruces que han tocado a personas en todo el mundo… ¡El ministerio ‘Compartiendo Su Cruz’ ha proporcionado una manera simple y tangible de recordarnos que nunca estamos solos! ¡Una simple cruz de madera para recordarnos que Dios siempre está con nosotros!”
Sencilla fue la idea de Tom y Jerry, igual que fue sencillo el trabajo de José en Nazaret. La madera, quizás uno de los materiales más simples, nos recuerda que la salvación no es algo lejano y complejo, sino que nos toca y está presente en nuestro día a día.
Fr. Ray Van Dorpe, C.M.