En el corazón de Filipinas se llevó a cabo un evento trascendental: la Misión Popular Vicentina 2023. En este artículo, exploraremos el impacto y la relevancia de esta misión, contada desde la perspectiva de Fr. Kit Torayno, CM, y sus compañeros de misión.
Han pasado varios meses desde aquella Misión Popular, pero aún me resulta difícil olvidarla. Fueron días verdaderamente inolvidables. Tuvo lugar en el corazón de Filipinas, en la Estación de Misión San Vicente Ferrer, ubicada en Lumintao, (Quezón, Bukidnon).
Como Vicentinos, llevamos a cabo esa misión guiados por una verdad que siempre nos estremece: los pobres son nuestros maestros. En cada rostro, en cada historia y en cada lucha, encontramos la presencia viva de Cristo. Esta misión no fue simplemente un acto de servicio, sino un testimonio vivo de esta verdad.
Un equipo de altura
Desde el 22 de junio hasta el 16 de julio, la Estación de Misión San Vicente Ferrer se convirtió en el epicentro de un viaje de fe extraordinario. Bajo la dirección del Director de Misión, el P. Edilberto Baculi, CM, y con el apoyo inquebrantable del P. Thurs Gonesto, CM, el sacerdote de la estación de misión, así como del dedicado Comité Pastoral y Financiero Parroquial, este evento se convirtió en una manifestación concreta del amor y la dedicación de la familia Vicentina.
Estudiantes entusiastas de SVST, misioneros locales comprometidos y estimados sacerdotes vicentinos, como el P. Ariel Rotoni, CM, y el P. Vincent Rabije, CM, se unieron en este noble esfuerzo. Juntos, aportaron profundidad y riqueza a los objetivos de la misión, demostrando que cuando unimos nuestras voces y voluntades, podemos lograr grandes cosas.
La misión no solo impactó en la comunidad local, sino que también dejó una huella imborrable en los corazones de quienes participaron. Fue un recordatorio vívido del legado de San Vicente de Paúl, cuya visión sigue resonando en el mundo actual.
La dignidad humana espejo de Dios
Durante nuestras charlas en el área de misión, uno de los temas principales que tratamos fue el de la Dignidad de la Persona Humana. Afirmamos que su valor no está definido por lo que poseen, sino por quiénes son: individuos únicos, irremplazables, cada uno con sus propios dones, talentos y potencial. De esta manera, nuestro servicio se convirtió en un medio para vivir la creencia de que cada persona, independientemente de sus circunstancias, merece ser tratada con respeto y amor.
Recordemos que cada persona a la que servimos es un reflejo de Dios. Esforcémonos por afirmar su dignidad, respetar su valor y honrar la imagen de Dios en la que están hechos. Al hacerlo, no solo estaremos sirviéndoles, sino que también estaremos honrando y sirviendo esa imagen divina dentro de nosotros mismos.
Legado y continuidad
En el espíritu de San Vicente de Paúl, todos podemos apreciar el impacto de esta misión y el legado que continúa perpetuando. Es un espectáculo ver la vitalidad de la visión de San Vicente en el mundo de hoy.
Kit Torayno, CM