“Hacia una presencia plena” es el título del documento del Dicasterio para la Comunicación publicado el lunes 29 de mayo. El documento es una cuidada reflexión pastoral que pretende activar la implicación de las personas en el continente digital con el objetivo de iniciar un diálogo y una estrategia sobre cómo hacer más humano este ecosistema. La referencia evangélica del documento es la parábola del Buen Samaritano.

Invitación a la lectura del documento "Hacia una presencia plena"

 

Queridos Hermanos de la Congregación de la Misión,

Con gran entusiasmo y siguiendo el consejo del Director de la Oficina de Comunicación, P. Farì, les invitamos a leer el reciente documento publicado por la Santa Sede, titulado “Hacia una presencia plena”. Este texto, redactado por el Dicasterio para la Comunicación, pretende ofrecer orientación y guía a los católicos sobre cómo vivir y dar testimonio de su fe en la era digital.

Resumen del documento

El documento “Hacia una presencia plena” reflexiona sobre el papel de los cristianos en el mundo digital. Destaca la importancia de una presencia digital auténtica y solidaria, capaz de construir comunidad y promover el bien común. Se promueve la necesidad de integridad y responsabilidad en el uso de las plataformas digitales, fomentando el respeto, el diálogo y la superación de la polarización. El documento pretende guiar a los fieles hacia un uso consciente y responsable de las tecnologías digitales, integrando las experiencias online y offline para fortalecer las relaciones humanas y espirituales. Repasemos brevemente las distintas secciones del documento.

 

Capítulo I: Cuidado con las trampas en las “carreteras digitales

El primer capítulo advierte contra las trampas del mundo digital, como la desinformación, las relaciones superficiales en línea y el aislamiento, y la polarización de las opiniones. Pide a los cristianos que estén alerta y cultiven una actitud crítica y reflexiva. “A lo largo de los ‘caminos digitales’ muchas personas se ven perjudicadas por la división y el odio. No podemos ignorarlo. No podemos ser meros espectadores silenciosos. Para humanizar los entornos digitales, no debemos olvidar a los que se quedan ‘atrás'”.

En este contexto, se subraya la importancia de reconocer los peligros de las “carreteras digitales” y proceder con prudencia y discernimiento.

 

Capítulo II: De la conciencia al verdadero encuentro

El segundo capítulo se centra en la necesidad de pasar de la mera conciencia digital al encuentro real. Una presencia digital auténtica y responsable debe fomentar la escucha y el diálogo, transformando las relaciones virtuales en auténticas relaciones humanas.

“Reconocer a nuestros vecinos digitales significa reconocer que la vida de cada persona nos afecta, incluso cuando su presencia (o ausencia) está mediada por herramientas digitales”.

Cada encuentro digital debe convertirse en una oportunidad de crecimiento personal y comunitario, un verdadero espacio de encuentro con el otro. Sobre todo si es diferente a nosotros o un desconocido.

 

Capítulo III: Del encuentro a la comunidad

El tercer capítulo explora cómo las interacciones en línea pueden conducir a la formación de comunidades cohesionadas basadas en los valores cristianos y la solidaridad. Nos invita a transformar estos encuentros en verdaderas comunidades, reflejo de la comunión eclesial.

“Las redes sociales pueden verse como otro “camino de Jericó”, lleno de oportunidades para encuentros inesperados, como lo fue para Jesús: con un mendigo ciego que gritaba a voz en grito junto al camino (cf. Lc 18,35-43), con un recaudador de impuestos deshonesto que se escondió entre las ramas de una higuera (cf. Lc 19,1-9), con un herido dado por muerto por unos ladrones (cf. Lc 10,30). Al mismo tiempo, la parábola del buen samaritano nos recuerda que el mero hecho de que alguien sea “religioso” (sacerdote o levita) o se proclame seguidor de Jesús no es garantía de que ofrezca ayuda o busque la curación y la reconciliación”.

Del encuentro auténtico nace la comunidad, capaz de superar las barreras digitales para abrazar a la humanidad. La encarnación es importante para los cristianos. El Verbo de Dios se encarnó en un cuerpo, sufrió y murió con su cuerpo, y en la Resurrección resucitó con su cuerpo.

Capítulo IV: Un estilo propio

El cuarto capítulo propone un estilo distintivo para nuestra presencia digital, basado en valores evangélicos como la verdad, la caridad y la justicia. Este estilo debe ser reconocible y atraer a otros a la belleza de la vida cristiana, promoviendo el diálogo y la escucha mutua.

“El estilo cristiano debe ser reflexivo, no reactivo, incluso en las redes sociales. Por eso, todos debemos tener cuidado de no caer en las trampas digitales que esconden los contenidos intencionadamente diseñados para sembrar el conflicto entre los usuarios, provocando indignación o reacciones emocionales.”

Estamos llamados a ser signos visibles de esperanza y amor incluso en el mundo digital, llevando la luz del Evangelio a la oscuridad de la red.

La importancia de la parábola del buen samaritano

En el documento se destaca la importancia de la parábola del Buen Samaritano como guía de comportamiento en el mundo digital. Esta parábola nos invita a estar cerca de los demás, incluso en el contexto virtual, mostrando misericordia y compasión a cualquiera que conozcamos en línea. Esta actitud refleja el corazón del mensaje cristiano de amor y servicio al prójimo.

“Que el icono del Buen Samaritano, que venda las heridas del hombre golpeado derramando aceite y vino sobre ellas, sea nuestra guía. Que nuestra comunicación sea aceite perfumado para el dolor y buen vino para la alegría. Que nuestra luminosidad no provenga de trucos o efectos especiales, sino de hacernos prójimos de los que encontramos heridos en el camino, con amor, con ternura”.

Redes sociales y carisma vicenciano

En el contexto digital, el carisma vicenciano adquiere una relevancia especial. Como hijos espirituales de San Vicente de Paúl, estamos llamados a estar presentes entre los pobres y marginados también en las periferias digitales. Nuestro compromiso con la caridad debe reflejarse en una presencia digital que escuche, acoja y apoye, promoviendo la dignidad de cada persona. Nuestra presencia online debe reflejar los valores de sencillez, humildad, mansedumbre, mortificación y celo por las almas, ayudando a construir un mundo digital más humano y solidario. Os animamos a leer y meditar este documento, para seguir testimoniando nuestro carisma vicenciano con autenticidad y alegría en el mundo digital.

Girolamo Grammatico
Oficina de Comunicación