Queridos cohermanos!
¡La gracia y la paz de Jesús sean siempre con nosotros!
Como recordé en nuestra última Asamblea General, nos encontramos en un momento de profunda gracia, en el camino de preparación para celebrar en 2025 los 400 años de la fundación de la Congregación de la Misión y el inicio de su quinto siglo de vida. La insistencia de la propia Asamblea en la revitalización de nuestra identidad misionera nos invita y urge a todos nosotros a profundizar en la espiritualidad y carisma vicencianos.
Uno de los medios de que disponemos para profundizar la espiritualidad y carisma vicencianos es el Máster en Vicencianismo, que ya ha dado buenos frutos en los cuatro últimos años y del que se abre ahora la inscripción para una nueva edición, que se desarrollará en francés, inglés y español.
Junto con esta carta encontrarán la información detallada del programa. Les ruego encarecidamente faciliten a todos los misioneros de su Provincia, Región o Misión la participación en el programa. Les ruego igualmente transmitan esta información a todos los miembros de la Familia Vicenciana.
Señalaba el Papa Francisco: Poner atención en la propia historia es indispensable para mantener viva la identidad y fortalecer la unidad de la familia y el sentido de pertenencia de sus miembros. No se trata de hacer arqueología o cultivar inútiles nostalgias, sino de recorrer el camino de las generaciones pasadas para redescubrir en él la chispa inspiradora, los ideales, los proyectos, los valores que las han impulsado, partiendo de los fundadores y fundadoras y de las primeras comunidades. También es una manera de tomar conciencia de cómo se ha vivido el carisma a través de los tiempos, la creatividad que ha desplegado, las dificultades que ha debido afrontar y cómo fueron superadas.
Permítanme concluir esta carta con las mismas palabras con las que concluí mi relación a la Asamblea General 2022: “En los próximos seis años, deseo ardientemente que todas estas… iniciativas nos ayuden personalmente a revitalizar nuestra identidad y también a ayudar a otros a estar encendidos y enamorados de la espiritualidad y el carisma vicencianos, para que todos podamos convertirnos en “Místicos de la Caridad” en el siglo XXI y más allá.
Que Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, San Vicente de Paúl y todos los demás Santos y Beatos de la Pequeña Compañía intercedan por nosotros.
Con afecto de hermano en San Vicente,
P. Tomaž Mavrič, CM
Superior general