Signo:Unas huellas, noticias (fotografías) de migrantes, si es posible la imagen de la “Huida a Egipto”

Canción: El espíritu de Dios está sobre mí.

Iluminación Bíblica:Iluminación Bíblica:Lucas 19, 1-10

Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.» Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.»

 

Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.»

Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.» Palabra del Señor.

 

Escuchemos a San Vicente de Paúl:

Es Dios es el que nos ha llamado y el que desde toda la eternidad nos ha destinado para ser misioneros, no habiéndonos hecho nacer ni cien años antes ni cien años después, sino precisamente en el tiempo de la institución de esta obra; por consiguiente, no hemos de buscar ni esperar descanso, contentamiento ni bendiciones más que en la Misión, ya que es allí donde Dios nos quiere, dejando desde luego por sentado que nuestra vocación es buena, que no está basada en el interés ni en el deseo de evitar las incomodidades de la vida, ni en cualquier clase de respeto humano (XI, 107-109)

Reflexión:

La situación que viven muchos migrantes en todo el mundo es lamentable, por diferentes circunstancias han tenido que dejar sus hogares y sus familias, en busca de nuevas oportunidades, constantemente se vienen a nuestra memoria el éxodo de tantos pueblos atravesando duros caminos, luchando contra las inclemencias del tiempo y otros tristemente mueren en el camino.

La espiritualidad vicentina, se traduce en servicio y entrega al hermano que sufre, San Vicente nos recuerda que amar a Dios debe ser “a costa del trabajo de nuestros brazos, y el sudor de nuestra frente”. Estamos llamados como Zaqueo a “bajar del árbol” a salir de nuestras comodidades para recibir y tender la mano a tantos de nuestros hermanos que sufren a causa de la migración, a recibirlos con alegría, con amor y fraternidad, ellos son el mismo Jesucristo que Zaqueo aquel día recibió en su casa. En ellos podemos ver el rostro de Dios, esa es una muestra de la espiritualidad encarnada, capaces de trabajar con el esfuerzo de nuestros brazos, sanando y mitigando el sufrimiento de quienes están desamparados. Jesús dijo a Zaqueo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham”; no olvidemos que Dios es padre de toda la humanidad, sin distinción de fronteras, razas, idiomas, incluso creencias religiosas, todos somos hermanos, dispuestos a recibir, acompañar y acoger como lo hizo San Vicente con tantas personas que recibieron de sus manos el amor de Dios.

Preguntas:

  • ¿Veo el rostro de Jesucristo en cada hermano migrante?
  • ¿Qué estoy haciendo para ayudar a quienes se encuentran lejos de su hogar y buscan una nueva oportunidad de vida?
  • ¿Tengo presente en mis oraciones a tantos hermanos migrantes que sufren en el mundo?

ORACIÓN FINAL
AL CORAZÓN DE SAN VICENTE DE PAÚL

Oh Corazón de San Vicente que sacaste del Sagrado Corazón de Jesús, la caridad que tú derramaste sobre todas las miserias morales y físicas de su tiempo, alcánzanos de jamás dejar pasar a nuestro lado miseria alguna sin socorrerla.

Haz que nuestra caridad sea respetuosa, delicada, comprensiva, efectiva como fue la tuya. Pon en nuestros corazones una fe viva que nos haga descubrir a Cristo sufriente en nuestros hermanos desventurados.

Llénanos del celo ardiente, luminoso, generoso que jamás encuentre dificultad alguna en servirlos. Te lo pedimos, oh Corazón de Jesús por la intercesión de aquel, cuyo corazón no latía ni actuaba más que por impulso del tuyo. Amen

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