El 18 de noviembre se celebrará la II Jornada Mundial de los Pobres instituida por el Papa Francisco para crear conciencia eclesial y social sobre la importancia de luchar juntos contra la pobreza desde la solidaridad con el pobre.  “Esta Jornada tiene como objetivo, en primer lugar, estimular a los creyentes para que reaccionen ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro. Al mismo tiempo, la invitación está dirigida a todos, independientemente de su confesión religiosa, para que se dispongan a compartir con los pobres a través de cualquier acción de solidaridad, como signo concreto de fraternidad.” 

El lema de esta jornada «Este pobre gritó y el Señor lo escuchó» (Sal 34,7) lo explica el papa diciendo que “El Señor escucha el grito de los pobres que claman a él y que es bueno con aquellos que buscan refugio en él con el corazón destrozado por la tristeza, la soledad y la exclusión. Escucha a todos los que son atropellados en su dignidad y, a pesar de ello, tienen la fuerza de alzar su mirada al cielo para recibir luz y consuelo. Escucha a aquellos que son perseguidos en nombre de una falsa justicia, oprimidos por políticas indignas de este nombre y atemorizados por la violencia; y aun así saben que Dios es su Salvador. En virtud de esta experiencia única y, en muchos sentidos, inmerecida e imposible de describir por completo, nace el deseo de contarla a otros, en primer lugar a los que, como el salmista, son pobres, rechazados y marginados. Nadie puede sentirse excluido del amor del Padre, especialmente en un mundo que con frecuencia pone la riqueza como primer objetivo y hace que las personas se encierren en sí mismas.” (Mensaje del Papa para la II Jornada de los Pobres)

Las personas pobres disfrutan mucho menos de los derechos fundamentales de los seres humanos que las personas que no lo son… ordinariamente sus voces son ignoradas con cinismo en nuestra sociedad.  Esta situación hace que el pobre grite a Dios pidiendo auxilio, ya que sabe que ¡Dios siempre le escucha!  Esta jornada de los pobres es una extraordinaria oportunidad para que la Familia Vicentina recuerde su vocación fundamental: estar al lado del pobre para oír sus gritos y desde allí ser la presencia de Dios que, en nuestros oídos les escucha, y que además les auxilia usando nuestras propias manos, nuestra compasión, nuestra acción sistémica y nuestra incidencia política. 

Los nexos entre pobreza y derechos no son evidentes para quienes no viven en la pobreza. Hace algunos años, el Banco Mundial llevó a cabo un estudio titulado Las Voces de los Pobres, para el que entrevistaron a veinte mil personas pobres de todo el mundo. Una de sus conclusiones más asombrosas es que la gente pobre a menudo menciona su sensación de impotencia y falta de derechos. Los problemas que citan los pobres suelen sorprender a los que no lo son: el crimen o la corrupción local, las actitudes del personal sanitario, los horarios escolares, el ser ridiculizados al expresarse sobre las condiciones sociales opresivas, los maridos que roban propiedades a sus esposas, etc.

Algunos intelectuales han descrito estas realidades descritas por los pobres como las trampas de la pobreza, círculos viciosos que mantienen a la gente en un estado de pobreza inhumano ya que la pobreza de muchos beneficia a algunos pocos. El circulo de la pobreza no se rompe si la posesión de la tierra, la salud, la nutrición, la enseñanza básica, el crédito y los seguros, el acceso a nuevas tecnologías, un medio ambiente estable y no degradado, la emancipación personal, la participación política, etc son un derecho exclusivo de los llamados privilegiados de la tierra.   Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ONU Agenda 2030) están basados en el anhelo humano de erradicar la pobreza creando las condiciones sociales, estructurales y ambientales que permitan la vida del pobre desde el respeto fundamental de todos sus derechos y de los derechos de la tierra.  

La pobreza es dolor, un dolor hace que las personas pobres griten. Las personas pobres sufren dolores físicos que pueden ser producidos por el hambre y las largas horas de trabajo; dolor emocional derivado de las humillaciones diarias de la dependencia y la falta de poder y dolor moral de ser forzado a tomar decisiones, como usar todos los ahorros de la vida para salvar la vida de un familiar enfermo o usar esos mismos fondos para alimentar a sus hijos. Si la pobreza es tan dolorosa, ¿por qué los pobres siguen siendo pobres? Los pobres no son perezosos, estúpidos o corruptos. ¿Por qué, entonces, la pobreza es tan persistente?  Estas son algunas de las causas de la persistencia de la pobreza en el mundo:

1. El estado es en gran medida ineficaz para atender las necesidades básicas de los pobres … la corrupción y la falta de voluntad política son las causas principales.

2. El papel de las ONGs en la vida de los pobres es limitado, y los pobres dependen principalmente de sus propias redes informales.

3. Los hogares se están derrumbando bajo el estrés de la pobreza. El hogar como institución social se está desmoronando bajo el peso de la pobreza.

4. El tejido social, el único “seguro” de los pobres, se está desmoronando … debido a las crecientes desigualdades, la exclusión, la discriminación, la falta de oportunidades.

5. La brecha de desigualdad entre el pobre y el rico crece escandalosamente desde la complicidad de los estados y motivada en gran medida por una ambición sin limites de los poderosos de la tierra… 

Escuchar la voz de los pobres significa salirle al paso a estas realidades:

1. Comenzando con las realidades/necesidades de los pobres … escuchando sus voces  2. Invirtiendo en la capacidad organizativa de los pobres … dejándolos salir de la pobreza. 3. Cambiando las normas sociales, especialmente aquellas normas de exclusión, indiferencia, falta de oportunidades. 4. Apoyando la creatividad y liderazgo de los pobres, confiar en la capacidad de los pobres para encontrar su propio camino … 5. Involucrar a los líderes políticos y sociales y e incidir políticamente por el cambio sistémico sostenible…

Me parece que el salmo 34, usado como lema en la jornada de este año, nos da una pista esencial en nuestro trabajo al lado del Pobre.  Hemos escrito mucho acerca de los rostros del pobre y no suficientemente sobre sus voces. El acto mas radical de solidaridad con el pobre consiste en verlos (hacer conciencia) pero sobre todo en escucharos, en oír sus gritos, en saber de sus necesidades ¡oyendo sus voces!  Esta escucha produce la perspectiva dialógica, el encuentro y por consiguiente la humanización de toda acción al lado y en favor del pobre como lo ha pedido el papa en su mensaje de este año.  Nuestro objetivo final será alguna vez dejar de ser voz del pobre para que la voz del pobre, su grito, se escuche en sí mismo y sin intermediarios. 

Guillermo Campuzano, CM

Coordinador Internacional de VIN-JPIC – Oficina de la ONU

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